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Август
2024

Madres tóxicas: así actúan, te manipulan y piensan que eres suya

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Las relaciones familiares no son siempre fáciles. Y muchos famosos evidencian sus desencuentros haciéndolos públicos, tal y como ha sucedido recientemente con las televisivas Sofía Suescun , una joven famosa tras haber participado en diferentes 'reality shows', y Maite Galdeano , su madre. La primera ha decidido romper toda relación con su progenitora tras «muchísimos años de sufrimiento», aguantando «comportamientos muy desagradables por parte de mi madre basados en unos celos tóxicos e irracionales», hacia su pareja. Todo apunta a que madre e hija han tenido una relación insana durante años. Pero, ¿cómo es posible esta situación teniendo en cuenta que una madre siempre quiere lo mejor para una hija? «Ser madre es muy difícil y complejo. No hay un manual de instrucciones y a veces las progenitoras no son conscientes de que están siendo tóxicas», explica a ABC Lara Ferreiro , psicóloga y autora de ' Adicta a un gilipollas ' (Grijalbo). Este tipo de vínculos, explica la experta, pueden darse en diferentes ámbitos de la vida: en el familiar, entre amigos, en el trabajo... « Son relaciones en las que hay un abuso emocional , te hacen sentir mal, culpable, invalidan o minimizan tus sentimientos, utilizan técnicas como luz de gas (te dicen que 'estás loca' cuando tienes razón). Al final, siempre gana la otra persona y tú eres su instrumento», explica. Ser capaz de identificar una relación de este tipo no es fácil. « Cuesta muchísimo asumir que tu madre es tóxica -prosigue-. De hecho, hay quienes jamás llegan a hacerlo y quienes lo hacen, se dan cuenta en la vida adulta. Y es lógico porque quienes lo sufren, y todo su entorno, han normalizado esos comportamientos». Ser una madre tóxica no tiene que por qué ser algo predeterminado. «Muchas veces, simplemente se repite la cadena familiar y reproducen el patrón porque su madre también lo fue . En otras ocasiones, lo que hacen es asumir el papel contrario: si tu madre es narcisista, en vez de volverte igual, te vuelves sumisa, intentas agradar a todo el mundo...», explica la psicóloga. Y la relación tóxica entre una madre y una hija surge porque desde la infancia «es lo que has conocido, aunque tus padres no fueran conscientes», es decir, «si han invalidado siempre tus emociones, no te cuidaban, te hacían sentir que no eras suficiente, sufrías castigos intermitentes sin proporcionalidad, etc. creces con un potencial para que en el futuro tengas también relaciones abusivas o tóxicas en diferentes ámbitos». Además, Ferreiro recuerda que las mujeres suelen tener «mayor dependencia emocional». Tipos de madres tóxicas hay muchas, asegura la experta. «Pero, en líneas generales, son aquellas que minimizan tus logros, te hacen creer que nunca eres suficiente, te hacen responsable de su felicidad, se enfadan si muestras tus emociones, establecen relaciones de dependencia, siempre simplifican tus problemas, van a intentar controlarte anulando tus sentimientos... Son muy controladoras porque sienten a sus hijos como una prolongación de ellas mismas y no las dejan ser individuos independientes, es decir, hacerse adultas». Así, un comportamiento muy común de estas progenitoras es «creer que sus hijas son posesión suya. No han asumido que ya no son esas niñas que, en la infancia, eran dependientes», explica Ferreiro. «Tienen también muchos celos de las parejas -continua- o sienten que, si se echa un novio, la van a robar el cariño... Por ello, muestran una actitud agresiva, son manipuladoras y victimistas para salirse con la suya. Quieren ser el centro de atención y compiten constantemente con su hija». Este tipo de relaciones marcan la infancia y adolescencia de cualquier persona, generando en las hijas una baja autoestima y diferentes problemas psicológicos ante los que urge poner un fin. «Hay que trabajar mucho en uno mismo para romper la cadena y salir de ello», asegura la psicóloga, que ha visto cómo muchas mujeres han sido capaces de renacer. «Para salir de una relación tóxica , el primer paso es identificarla, ir a terapia y empezar a gestionar la situación», asegura. Y, como en toda ruptura, toca elaborar un duelo. «En este aspecto, la gestión de los límites , al igual que en la infancia, es vital -explica-. Primero, toca afrontar un proceso emocional lleno de rabia, sensación de culpa, miedos, etc. Pero es normal y hay que trabajar para llegar a aceptarlo y a la serenidad. Después viene el perdón para liberar, comprender, hablar con tu madre... no para justificar, sino para entender. Y, por último, toca definir los límites y la nueva relación». Las opciones son muy variadas en este último aspecto. Hay quienes necesitan establecer un contacto cero por un tiempo, otros establecen visitas de un día a la semana, acordar un número concreto de llamadas telefónicas, etc. «Sin dar cabida al reproche, porque ya has perdonado a tu madre . Hay que establecer qué necesitas de la nueva relación y por qué, lo que quieres y lo que no», dice Ferreiro, que ha sido testigo de cómo muchas relaciones tóxicas se han convertido en uniones sanas.