Duplantis eleva un centímetro más el límite con el cielo: 6,26
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Es un ejercicio de sincronía tan perfecta que capta la atención de todo el estadio. Cuando salta Armand Duplantis no hay nadie más alrededor. Es él contra el límite del cielo. Y en la Diamond League de Silesia ha empujado esta frontera un centímetro más allá: hasta los 6,26, récord del mundo, otro récord del mundo. El sueco, 24 años, disfrutó de su momento de gloria en el Stade de France , un showman para poner el salto de pértiga en boca del planeta aunque fuera durante esa media hora en la que se regodeó para alcanzar el oro olímpico y, después, poner al personal en vilo conforme se lanzaba hacia los 6,25. El director de orquesta emocional tenía en la pértiga una batuta en la que fue decidiendo que la grada se ilusionara en la carrera, contuviera el aliento en su vuelo y sufriera la decepción en los dos primeros saltos, pues el listón se cayó con la misma levedad que el sueco. Hasta que hizo explotar los aplausos con el tercer intento. Ayer, en Silesia, acaparó de nuevo la atención de los aficionados, pero los hizo sufrir menos. Solo un salto fallido. Al segundo, desplegó su velocidad por la calle, su exclusiva técnica de arrastre de la pértiga hasta el cajetín, esa capacidad de elevarse sobre una altura de más de dos pisos como si flotara y esa facilidad para contorsionarse en el aire para superar un listón que él mismo va empujando centímetro a centímetro. Ha dejado ya muy atrás al que se consideraba en sus tiempos un salto infinito, los 6,15 de Sergey Bubka , y a su nombre ha puesto diez récords mundiales que se encarga de hacer más pequeños cada vez. Comenzó a jugar solo en las alturas en 2020, con un salto de 6,17 en Torun (Polonia). A partir de ahí, Duplantis y nadie más. Jakob Ingebrigtsen impuso un nuevo mejor registro mundial en 3.000 (7,17.55) rebajando en más de tres segundos el anterior de 1996.