La verdad sobre el 'rapport': por qué conectamos más con unas personas que con otras
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Tener ' feeling ', estar «en la misma sintonía «, sentirse » conectados « o simplemente »caerse bien« instantáneamente... Estas son algunas de las fórmulas verbales que se usan popularmente para describir esa sensación de bienestar y comodidad que se da cuando conversamos (o cuando simplemente estamos al lado) de una persona con la que nos sentimos a gusto. Es una conexión que se suele dar rápido, a veces se produce en cuestión de segundos y puede producirse con amigos, con familiares, con compañeros de trabajo, con las parejas o incluso con desconocidos. Es lo que se conoce por sintonía o 'rapport' y aunque algunas personas lo relacionan con la intuición , la suerte y la casualidad ; lo cierto es que esta capacidad de establecer una conexión significativa con los demás va más allá de impresiones subjetivas o simples encuentros casuales, ya que tiene una explicación científica basada en «una compleja interacción de factores psicológicos, neurobiológicos y contextuales», según aclara la psicóloga María Padilla, fundadora de Capital Psicólogos . La experta explica, de hecho, que el origen y las repercusiones de este fenómeno, con raíces en la psicología y en la neurociencia, se investiga desde hace años bajo el término «rapport», que hace referencia a esa «sensación de armonía y entendimiento mutuo que se establece en una interacción. Se trata de una palabra de origen francés ('rapporter') y su significado literal es 'traer de vuelta' o 'crear una relación'. Por tanto el 'rapport' no es simplemente una coincidencia o un golpe de suerte, sino que está influenciado por factores psicológicos y neurobiológicos. Uno de los más habituales, según se ha demostrado científicamente, es que tendemos a sentirnos más conectados con aquellas personas que comparten nuestros mismos valores , intereses o experiencias de vida . «Esta afinidad compartida crea un terreno común sobre el cual se puede construir una relación más sólida«, plantea Padilla. Entre las bases científicas del 'rapport' cabe destacar también el concepto de empatía , es decir, la capacidad de comprender y compartir los sentimientos de los demás, pues esta habilidad juega un papel crucial en las interacciones sociales. Así, se ha demostrado, según revela la psicóloga, que las personas con un alto grado de empatía tienden a establecer conexiones más profundas y significativas con los demás, ya que son más sensibles a las señales físicas y emocionales no verbales que se transmiten durante la interacción. Además, la teoría del apego , desarrollada por el psicólogo John Bowlby, sugiere que nuestras primeras experiencias de relación con figuras de apego (como padres o cuidadores) moldean igualmente nuestra capacidad para establecer vínculos emocionales saludables en la edad adulta. Esto quiere decir que las personas que han experimentado relaciones de apego seguras tienden a desarrollar un sentido de confianza y seguridad en sus relaciones interpersonales, lo que facilita la conexión y el 'rapport'. Pero el 'rapport' puede ir incluso más allá pues también está relacionado con la habilidad para leer las señales no verbales (comunicación no verbal) de los demás. «Cuando nos encontramos con alguien con quien establecemos un buen 'rapport', tendemos a sincronizar nuestros gestos, posturas y expresiones faciales de manera inconsciente. Esta sincronización no verbal crea un sentido de familiaridad y conexión mutua que refuerza la sensación de afinidad«, explica la experta de Capital Psicólogos. Igualmente la neurociencia ha demostrado que el 'rapport' está asociado con la liberación de neurotransmisores como la oxitocina , conocida como la «hormona del placer o del amor». Así, cuando interactuamos con personas con las que nos sentimos conectados, nuestro cerebro produce mayores niveles de oxitocina, lo que refuerza los lazos sociales y promueve sentimientos de confianza y seguridad, según recuerda la psicóloga. Otra de las tesis que tiene cabida en relación a este tema es la teoría del espejo, respaldada también por numerosos estudios, que refleja que nuestras interacciones sociales activan regiones específicas del cerebro asociadas con la percepción social y la capacidad de escucha . «Existe una región del cerebro que se activa tanto cuando realizamos una acción como cuando observamos a otra persona realizar la misma acción, se llama área del espejo , desempeña un papel crucial en la comprensión de las intenciones y emociones de los demás. Cuando interactuamos con personas con las que nos sentimos conectados, estas regiones del cerebro se activan de manera más intensa, lo que contribuye a una mayor sensación de empatía y comprensión mutua«, aclara Padilla. Y la última perspectiva en relación al 'rapport' que ha sido respaldada por la ciencia tiene que ver con la teoría de la resonancia emocional. Según ella, nuestras emociones y estados de ánimo están influenciados por el campo emocional de las personas que nos rodean o, como describe la psicóloga, podría decirse que «somos una especie de antenas emocionales que sintonizan las vibraciones emocionales de los demás, lo que puede explicar por qué nos sentimos atraídos hacia ciertas personas y no hacia otras. «Cuando estamos en sintonía emocional con alguien, experimentamos una sensación de fluidez y armonía en nuestra interacción que facilita la conexión», manifieta. Pero, ¿qué sucede cuando nos encontramos con personas con las que no se establece este tipo de conexión? Lo cierto es que, como recuerda la psicóloga, para algunas personas esta falta de 'rapport' puede ser desconcertante e incluso frustrante, especialmente si se da con aquellas a las que tenemos que ver a menudo o con las que nos tenemos que relacionar a diario. En este sentido la psicóloga insiste en que cuando hablamos de conexiones interpersonales es importante recordar que es un proceso complejo y multifacético , que está influenciado por una variedad de factores individuales y contextuales, por lo que no tiene cabida culpabilizar al otro, ni tampoco echarse la culpa a uno mismo. Y lo mismo sucede cuando nos encontramos a personas que parecen incapaces de desarrollar una conexión o de tener 'feeling' con los demás ya que detrás de esto puede haber muchos factores: desde la rigidez de apertura hasta la baja habilidad de socialización o experimentación, pasando por las dificultades reales para establecer conexiones significativas con los demás. Suelen caracterizarse, según describe la psicóloga por exhibir un lenguaje no verbal cerrado y por una falta de fluidez en la comunicación inconsciente, lo que dificulta a menudo la sincronización y la conexión interpersonal.