Juan Miguel Villar Mir, la vida de un gigante
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Hay personas que marcan una vida o una etapa concreta de ella. Juan-Miguel Villar Mir marcó sin duda muchas vidas, y cubrió muchas etapas dentro de su vida. Juan-Miguel dedicó su vida al trabajo y a la familia. Yo no recuerdo un solo día de su vida, incluido los días previos a su fallecimiento, que no hubiera dedicado unas horas al trabajo. Como tampoco dejó pasar una sola oportunidad para querer y cuidar a su familia. Fruto de esa decisión y de ese esfuerzo personal, la vida de Juan-Miguel fue la vida de un gigante. Ocupó desde muy joven la presidencia de grandes compañías y entró con esa misma juventud, a formar parte del primer gobierno de la monarquía. Tras su salida, dedicó unos pocos años a obtener la cátedra de contabilidad y finanzas de la Escuela de Caminos, de la que había sido número uno, unos años antes. Mis hijos y mis sobrinos deben sus buenas notas en la materia, a las clases que incansablemente les dedicaba su abuelo. A sus 50 y muchos años, con mucha más experiencia que dinero, dedicó su vida a crear un grupo empresarial que llegó a dar empleo a más de 30.000 personas y estar presente en 35 países. Lo hizo de la única forma que podía, reflotando empresas que estaban siendo cerradas porque nadie las quería. Si hoy hay industria en España, con la riqueza y el futuro que ello representa, se debe a personas como Juan-Miguel Villar Mir. Desde Canadá hasta Mendoza, desde Noruega hasta Sudáfrica, desde China al Oriente medio, Juan-Miguel reflotó, construyó, invirtió y dejó su vida en ello. Nunca le vi una mala cara; y ni yo ni ninguno de sus colaboradores fuimos capaces de sabernos la lección mejor que él. Ni una sola vez, por muchas veces que lo intentamos. Nunca abandonó su actividad docente, su trabajo en las academias o su labor en la fundación que lleva su nombre. De verdad, la única vez que en la familia le vimos 'perder un poco la cabeza' fue por su querido Real Madrid. Afortunadamente la preocupación familiar se disipó pronto, porque fue de las pocas cosas que no le llegaron a salir del todo. La vida no es ni fácil ni una línea recta. Como familia y como grupo empresarial nos hemos enfrentado a enormes retos. Los estamos superando guiados por el ejemplo que Juan-Miguel nos ha dado a lo largo de estas décadas. Con trabajo permanente, con dedicación absoluta y con la discreción necesaria para poder llevarlo a buen puerto. En estos años de reestructuración, hemos conseguido salvar las empresas, mantener los empleos y devolver las deudas. Y en estos años de mentiras y posverdades donde nada es lo que parece, hemos estado la familia unida trabajando en la convicción que es la mejor manera de honrar este legado tan extraordinario como la historia y la persona que lo creó. Querido Juan-Miguel, en nombre de toda tu familia gracias por tu cariño permanente, por tu apoyo constante, por tu abnegado esfuerzo y por tu ejemplo. DEP Juan-Miguel Villar Mir.