Pajaporte
Cuando el porno estaba codificado en el Plus (qué escándalo) los adolescentes fruncían el ceño frente al televisor intentando descifrar aquella escala de grises como si fueran Alan Turing ante las comunicaciones de los nazis durante la Segunda Guerra Mundial. Corrían leyendas sobre chavales que a fuerza de fijarse lograban ver un culo en medio del ruido, tal vez un pecho, un gemido, un vello. Se contaban historias sobre madrugadas en las que la señal se abría de forma gratuita durante unos segundos y de pronto... Читать дальше...