El secreto era el guajeo de Lilí
AQUÍ TRAIGO LA CLAVE
Leer todo - Iván González
Un día pasó lo que tenía que pasar. Arsenio supo de las filigranas de Lilí en las teclas, a través de gente que le llevó la novedad de que un muchacho de Guantánamo era capaz de tocar maravillas, así que el cieguito maravilloso terminó enviándole un telegrama, en el cual le solicitaba unirse a su conjunto, pues Rubén González, su pianista de años, se le abrieron otros caminos y optó por irse de gira como solista. Rubén, otro de los grandes, había dejado la vara bien alta, tanto así que quien tomara su testigo tenía el encargo de hacer cosas fuera de lo común
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