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Октябрь
2015

Esta es la técnica para “desprogramar” a un joven yihadista

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Este fin de semana Interior anunciaba una nueva operación contra las redes de captación de yihadistas en España y Marruecos, que se saldó con 10 detenidos. Estaban involucrados en el envío de combatientes a Siria e Irak, pero especialmente mujeres jóvenes a la que prometían matrimonios con ‘guerreros’ del Estado Islámico.

Muchos de los captados apenas superan los veinte años, incluso han sido detenidos varios menores en operaciones policiales. El pasado mes de abril fue detenido un menor de 17 años en Cataluña. En agosto de 2014, se detuvo a una joven de 15 años que quería viajar a Siria para unirse al Estado Islámico.

Interior tiene un protocolo especial de actuación para estos casos en los que las víctimas –porque así se las trata desde el punto de vista psicológico- de redes de captación son menores.

El Ministerio tiene a su disposición un equipo técnico de asistencia formado por psicólogos y educadores que analizan pormenorizadamente cada caso una vez que el reclutado ingresa en prisión o en un centro de internamiento de menores.

Estos especialistas son los encargados de analizar la personalidad del reclutado en reuniones presenciales, para detectar cuáles son los ‘agujeros’ psicológicos que han utilizado las redes yihadistas para atraerles.

El perfil, explican fuentes relacionadas con estas labores a El Confidencial Digital, suele ser siempre el mismo: familias desestructuradas, próximas a la marginación social, escasa proyección profesional o educativa… Ese es el caldo de cultivo donde reclutan las redes.

El proceso de captación, tal y como han explicado expertos en la materia a ECD, puede quedar reducido a tres meses. En él juega un papel fundamental las redes sociales e internet, pero este método tiene una peculiaridad que juega a favor de los ‘desprogramadores’: el ‘lavado de cerebro’ al que les someten es tan rápido que el camino inverso se hace igualmente corto.

Según explican las fuentes consultadas, los menores o jóvenes que están bajo reclusión por su pertenencia a estas redes son tratados “desde el primer día”. Una vez se ha establecido un claro perfil de su personalidad, comienza la fase de ‘derribo’: desmontar las ideas que se les han inculcado desde estas redes.

A las pocas semanas, con una terapia eficaz, los jóvenes comienzan a asumir valores de convivencia social: “empiezan a entender conceptos como la libertad individual, la no violencia, el respeto a los derechos…” explican.

Estas sesiones se realizan tanto en grupo como de forma separada. Cada uno de los jóvenes tiene un responsable que sigue de cerca todos los avances del proceso, “en el que es muy importante la familia, siempre y cuando el joven no provenga de un núcleo familiar radical en términos religiosos, que no suele ser el caso”.

Tal y como explican, al cabo de unos meses comienzan a notarse avances positivos significativos. La ‘desprogramación’nunca es total, no se busca convertirles en ciudadanos modelos pues es imposible”.

Sin embargo, las tasas de éxito en la reeducación que se están consiguiendo en prisiones y centros de menores “son muy altas”. “Son datos muy esperanzadores” aseguran a ECD funcionarios involucrados en estas labores.