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Сентябрь
2015

VÍDEO | Los radicales húngaros lanzan una botella de cerveza a los refugiados

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Durante la tarde de este viernes se han vivido escenas de mucha tensión en la plaza de la estación de tren de Keleti de Budapest. Varios jóvenes húngaros, portando banderas de su país, se han dirigido a los refugiados que se encontraban en la plaza con gestos provocadores, mostrándoles el dedo angular y arrojando dos bombas de humo que han generado nerviosismo.

Se han producido algunas avalanchas y, a pesar de que la policía ha intermediado formando una barrera, se han registrado forcejeos. Los jóvenes húngaros, con la cabeza rapada, aparentemente seguidores del Movimiento ultraderechista por una Hungría Mejor -Jobikk- han lanzado botellas de cerveza a los refugiados que, al romperse, nos han alcanzado.

Ha habido escenas de nerviosismo y de desesperación por parte de algunos hombres que llevan días esperando poder tomar un tren en busca de un futuro que pueda amortiguar el dolor de las guerras que dejan atrás. A pesar de las provocaciones de los ultraderechistas, un grupo de refugiados ha llamado a la calma y se ha sentado en la plaza gritando paz.

Esta noche se juega un partido de fútbol que enfrenta a Hubgria con la vecina Rumania: en este contexto, los hinchas radicales de la ultraderecha han hecho llamamientos a atacar a los refugiados, según nos confirman aquí en Budapest integrantes del movimiento No en mi nombre.

Durante la jornada, está teniendo lugar una marcha formada por centenares de refugiados, posiblemente más de mil, ha salido andando de Budapest en dirección a la frontera de Austria, situada a más de 200 kilómetros de distancia.


En los últimos días el lema de las protestas era "libertad, libertad", para demandar que les dejaran embarcar en un tren rumbo a Alemania, y hoy una multitud de refugiados ha hecho uso de esa palabra echándose a la carretera.
"Iremos andando, no hacemos mal a nadie, no somos criminales. Sólo quiero llegar a algún país en el que pueda terminar mis estudios", explica Nasir al Omar, que estudiaba Arte y Literatura en la universidad siria de Alepo.
Los jóvenes son mayoría pero hay también familias enteras con niños y bebés, que llevaban días acampados en la estación de trenes Keleti de Budapest en unas condiciones miserables, sólo asistidos por un grupo de voluntarios húngaros.