–Vamos, no tengas miedo, es sólo una palabra.
–¡Fóllame!
Estas dos líneas de diálogo están entre las primeras que el público español de 1987 pudo oír en la película del momento: La ley del deseo, escrita y dirigida por ese hijo de la movida llamado Pedro Almodóvar. La primera, pronunciada por una voz en off masculina; la segunda, por un apuesto muchacho a quien segundos antes habíamos visto besarse y restregar sus genitales enfundados en unos calzoncillos blancos contra un espejo.
En aquella España... Читать дальше...