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Август
2024

Ver deporte ‘mejora’ el cerebro, pero ¿por qué los JJOO gustan a quien no suele ver competiciones?

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Un trabajo publicado el pasado marzo en Japón evidenciaba que ver competiciones deportivas –en vivo o en la pantalla– parece aumentar la actividad cerebral y el volumen estructural de regiones relacionadas con el bienestar. Sin embargo, no todo el mundo busca el placer poniéndose un partido de balonmano, plantándose ante los saltos de esquí de año nuevo o visitando una cancha de tenis. Pero esto, de algún modo, cambia cuando llegan los Juegos Olímpicos. Los JJOO parece que gustan a todo el mundo, ¿o no?

Explica Luis Cereijo en un análisis en el SMC de España que “en nuestro día a día la hegemonía cultural deportiva está marcada por fuertes presiones del mercado, orientándolo (en nuestro entorno cercano) casi exclusivamente al fútbol masculino y, en mucho menor medida, al baloncesto”. Pero algo cambia el primer año de cada olimpiada. “Mucha gente no sigue eventos deportivos y, sin embargo, disfruta de los Juegos Olímpicos”. Los JJOO se abren a un abanico de gustos muy amplio. Prueban que “el juego forma parte de la esencia humana”. Y el cerebro lo sabe.

Los JJOO de Tokio celebrados en 2021 superaron los 3.000 millones de espectadores únicos: un tercio de la humanidad estuvo pegada a un televisor o móvil para verlos. Ni de lejos se llega a esos seguimientos en las retransmisiones cotidianas de los deportes mayoritarios. ¿Por qué tantas personas que tienen una difícil relación con el deporte, sin embargo, siguen los Juegos Olímpicos con placer?

Los JJOO nos gustan como ritual compartido

Los Juegos “nos permiten seguir las gestas olímpicas como parte del ritual”. Y nos gustan. “Sí, todas las personas seguimos con anhelo a los y las atletas que luchan por medallas para nuestro país. Pero el contexto de los JJOO permite que vivamos con ilusión una carrera de 100 metros lisos en los que parece que se va a batir un récord del mundo sin importar la bandera“.

Ese espíritu internacionalista es el más bello ejemplo de humanismo que nos regalan los Juegos. “Ese espíritu que traspasa fronteras, idiomas y colores de piel”. Para Cereijo, “si disfrutas de los Juegos y, con el apagado del pebetero, te quedas huérfana durante cuatro años, el deporte claro que es para ti; el problema es la industria que lo monopoliza durante el resto de la Olimpiada”.

Espíritu olímpico es espíritu humanístico: más allá del género y el capital

El movimiento olímpico, “con sus innumerables carencias y defectos, nace de una idea netamente humanista: el ser humano como medida de todas las cosas”. Muchos pensadores —como José María Cagigal, padre de las ciencias del deporte españolas— han señalado que el espíritu de los JJ.OO., por mucho que nos gusten, no ha sido alcanzado aún. Hay “las ”fuertes tensiones derivadas de los intereses de las naciones (nacionalización de la competición) y del capital (la mercantilización del deporte)”.

Estos motores no son ajenos al movimiento olímpico. “Sin embargo, la fuerza de la competición deportiva pura, despojada de los intereses comerciales y de la hegemonía cultural que ejerce la industria de los deportes mayoritarios, hace que una parte de ese humanismo deportivo perdure en unos juegos que, cada cuatro años, son el único lugar de encuentro que tiene la humanidad en su conjunto”.

Humanizan al deportista

Cree Cereijo que los JJOO también nos gustan porque “humanizan a sus atletas, se huye de la distancia a la que nos tiene acostumbrados el fútbol masculino o las grandes ligas estadounidenses”. Un ejemplo es el de la historia personal de la gimnasta Simone Biles, que puso de relieve la importancia de poner –también– el foco en la salud mental, más allá de la física, dentro del deporte.

“En nuestra mente quedan imágenes de estrellas comerciales como James, Nadal o Phelps (curioso que sean todos hombres) sentados en grandes comedores con deportistas anónimos de tenis de mesa o tiro con arco”. Recalca Cereijo que “cuando se reduce lo externo, que solo conduce al elitismo y la creación de marca, lo que queda es deporte. Sólo deporte“. Eso gusta y es norma en los JJOO.

Aprendemos de deporte (de otros deportes)

Los Juegos nos ofrecen 329 pruebas de 45 disciplinas de 32 modalidades deportivas distintas. Es imposible saber de todas ellas, pero Cereijo reconoce el papel del periodismo deportivo para hacer cercanas disciplinas muy diversas e inhabituales en los medios. Como todo se concentra en 18 días, “el seguimiento es muy cómodo, lo que permite conectar con la narrativa de la competición y vivirla sin sentirnos que no lo entendemos”.

Quienes retransmiten o informan de los Juegos Olímpicos “explican los pormenores para que cualquiera pueda entenderlos y seguirlos, y hacen que la narración gire casi exclusivamente en torno al deporte y los atletas”. Y pone como ejemplo a la periodista Paloma del Río, que se hizo popular en España sobre todo por su labor en cada cita olímpica.

Así que, definitivamente, “el deporte claro que es para ti. El problema es la industria que lo monopoliza durante el resto de la Olimpiada (el tiempo que transcurre entre Juegos Olímpicos)”. Así que, “¡larga vida al olimpismo!”. 


Luis Cereijo es profesor de Educación Física y Deportiva e investigador en Epidemiología y Salud Pública de la Universidad de Alcalá de Henares.