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La sorpresa de un cliente al ver que le han cobrado las 'sugerencias' en la cuenta de un bar: «Nunca había visto esto»

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Abc.es 
En Andalucía , por lo general, cuando un camarero se acerca a la mesa y te dice aquello de «os recomiendo esto que ha entrado hoy», uno ya sabe lo que viene: producto bueno, fuera de carta y, normalmente, con el precio cantado o escrito en una pizarra. Aquí nadie se tira a la piscina sin saber si hay agua. Por eso, lo que ha pasado en una taberna andaluza de Madrid ha dejado a más de uno rascándose la cabeza… y no precisamente por la comida. La anécdota la ha contado el usuario @Mr_Abraham_ en X el pasado 20 de diciembre, tras una comida con amigos. Y es que en la cuenta, entre el pulpo a la gallega, las croquetas caseras y las cervezas bien frías, aparece un concepto que no suele verse ni en las cartas ni en los tickets: «SUGERENCIAS» , con su precio correspondiente. Dos euros y medio . Poco dinero, sí. Pero muchas preguntas. «Nunca había visto en una cuenta de un restaurante cobrar SUGERENCIAS» , escribió Abraham. Y seguramente, lo que ha sorprendido al cliente sea no saber exactamente qué se está pagando bajo el concepto de sugerencias. Porque vamos a decirlo claro, en un bar de Sevilla, Málaga o cualquier municipio de Andalucía, esto seguramente no pasaría . Muy raro. Aquí la sugerencia es una cosa casi sagrada. Es el camarero quien te viene la mesa y te dice: «Ojo con esto, que está espectacular». Y normalmente, él mismo te dice el precio del plato o aparece escrito en la clásica pizarrita de bar. Nadie te cobra después un concepto en la cuenta llamado «sugerencias», como si te hubieran facturado una idea. En las respuestas al tuit, algunos usuarios apuntan a que podría tratarse de un complemento de algún plato , cobrado bajo ese nombre genérico. Una guarnición, un añadido o algún pequeño extra que se haya servido junto a una recomendación. Es una posibilidad. Pero lo relevante es que el propio Abraham reconoce no saber exactamente a qué corresponde ese cargo. Y ese desconocimiento es importante, porque el debate no va de si 2,50 euros son mucho o poco —aunque si es por el mero hecho de sugerir algún plato está claro que no tiene sentido el cobro —, va de si el cliente entiende lo que está pagando. Y aquí, claramente, no lo entiende. La hostelería vive de la confianza . De la cercanía. De que el cliente sienta que no hay letra pequeña. Por eso, cuando aparece un concepto ambiguo en la cuenta, aunque sea de poco importe, se rompe algo. Si se trata de un complemento, debería figurar como tal. Si es un extra, debería explicarse. Y si es algo ligado a una sugerencia del camarero, lo lógico es que el cliente lo sepa antes de que llegue la cuenta, no después. Quizá este redactor se equivoca y en Madrid cobrar por sugerir sea algo normal. Puede que forme parte de una manera distinta de entender el servicio, más desmenuzada, más profesionalizada o simplemente más pragmática. Pero mientras no se explique con claridad qué se está cobrando, la sensación seguirá siendo la misma, la de pagar por algo que no se sabe muy bien qué es. Y en hostelería, como en casi todo, cuando hay que adivinar la cuenta, algo no se ha hecho del todo bien .