Un protocolo entre Policía y promotoras ataja una okupación: «Nos ha vendido las llaves un gitano»
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La Policía Nacional ha tomado buena nota de la fiebre okupa que se desató en la urbanización de la calle Excelente, 6 , el pasado invierno. Cerca de treinta viviendas de alquiler de media y larga estancia fueron usurpadas por decenas de personas, de la mano de una mafia dirigida por un peruano. Corrieron en enero ríos de tinta, hasta que la propiedad, previo pago de 15.000 euros a cada uno de los delincuentes, se pudo deshacer de ellos. Fuentes policiales explican a ABC que, para evitar que situaciones así se repliquen, se ha creado un grupo de trabajo entre la comisaría del distrito, Carabanchel, y las promotoras inmobiliarias de la zona. En la primera fase se redactó un censo de constructoras; en la segunda, se celebraron reuniones, y, finalmente, el contacto permanente con la empresa. Fruto de ello, se ha logrado desalojar otra promoción, que había sido parcialmente tomada. Se llama San Isidro y se erige en el número 79 de la calle del Comandante Fontanes. Se trata de un edificio de 19 pisos (1, 2 y 3 dormitorios), con piscina, garaje, jardín, gimnasio y sala de trabajo compartida. El 16 de diciembre, la comisaría recibió una llamada de la empresa que lo ha levantado. Alertaba de que acababan de entrar en tres pisos que debían ser entregados a sus legítimos propietarios, pues ya estaban adjudicados. Inmediatamente, acudió al enclave el Grupo Operativo de Respuesta (GOR) del distrito, a mediodía. Fue el jefe de obra, quien había estado en la promoción por última vez el viernes anterior, 12 de diciembre, quien avisó. Se dio cuenta de lo que ocurría porque no podía acceder a tres pisos al estar los bombines de las puertas cambiados. Lo más probable es que los usurpadores aprovecharan el fin de semana para penetrar en ellos. Los policías empezaron a llamar a las casas en cuestión, el bajo A, el 1-A y el 2-B. Fue en este último donde encontraron mayor resistencia. Se negó a franquearles la puerta, de manera que los agentes llamaron a los bomberos del Ayuntamiento y pidieron refuerzos. Tiraron la puerta y se encontraron lo mismo que en los otros tres pisos usurpados: un colchón hinchable, colillas de cigarros, algún calefactor eléctrico, restos de comida y, por lo demás, ni un solo mueble. Las viviendas cuentan con buenas calidades; incluso los bajos disponen de jardín privado. El del 1-A puso también problemas en un principio, pero al ver que estaban allí los bomberos cedió y abrió a los policías. Había en total cuatro personas, que, según explicaron, habían pagado un dinero por las llaves «a un gitano», dijeron en su declaración, del que no aportaron más datos. Tampoco consta el precio que abonaron. Las casas fueron devueltas a sus dueños reales, que han tenido que volver a cambiar las cerraduras. Finalmente, el de 2-B quedó detenido por resistencia y desobediencia. Se trata de un español de 23 años que tiene ya antecedentes por okupación de inmuebles, concretamente este mismo 2025, en el distrito de Villa de Vallecas. Los cuatro encartados, además, están investigados por delitos de usurpación. Son una mujer de 57 años y dos jóvenes, de 24 y 21 años, todos españoles nacidos en Madrid.
