¿Qué se llevó Thiago Lacerda de esta Isla?
Cariño, gentileza y dedicación del pueblo cubano han dejado huella en el reconocido actor brasileño Thiago Lacerda, de visita en la Mayor de las Antillas como jurado del 46to. Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano.
Poco antes de partir, el artista compartió con la prensa cubana la alegría de estar aquí, y de manera especial en esta gran fiesta del séptimo arte en la región.
Era un viaje que esperaba desde hace algún tiempo, confesó, y del cual se lleva, entre muchas gratas impresiones, la «linda» manera en la que este pueblo conecta con el cine. Ver a la gente en las salas y en las calles —algo raro en Brasil ahora—, los compañeros de jurado, las películas, el cine latinoamericano, ha sido todo una experiencia y un gran momento, aseguró.
Su trabajo es bien conocido en Brasil gracias a la televisión. En un festival como este, donde se valora mucho el cine de autor y la identidad regional, ¿cómo percibe el diálogo entre el Thiago de las telenovelas y el actor de cine?, preguntó Prensa Latina, y resaltó la manera en que las personas captan a los personajes como algo muy bonito para él: «Tengo pensado volver con mi espectáculo de teatro, y, quizá, en otro momento con mi familia», añadió.
«Mi trabajo en televisión es una buena forma de empezar esta relación. A mí me encanta y tengo mucho orgullo de eso», aseguró.
Sobre el cine latinoamericano como espacio de cohesión, expresó: «El arte y la cultura son un instrumento muy fuerte de provocación intelectual, política. Es una de las cosas más bonitas que tiene nuestro trabajo».
Al festival le auguró continuidad, y deseó que los próximos sean tan buenos como este, por la calidad de las películas y del cine latinoamericano.
Como invitado al evento en calidad de jurado, Thiago se considera un espectador positivo del trabajo de sus colegas. «Es fácil para mí y hay placer haciéndolo. Es también un ejercicio de retirarse un poco para mirar a los compañeros en su trayectoria», valoró.
Este actor, dueño de una simpatía extraordinaria, se define como un «contador de historias», y aseguró que no puede faltar en ello el sentido, la sorpresa, la creatividad y la originalidad.
Aunque afirmó estar convencido de que nació para contar esas historias frente a la cámara, y no descartó la posibilidad de dirigir en un futuro sus propias pasiones creativas.
En una conversación amena, desbordada de emoción y deseos de inmortalizar el encuentro, le preguntamos:
—Imagine que puede llevarse a Brasil un objeto simbólico de Cuba, ¿qué podría ser?
—La sonrisa del pueblo cubano, su gentileza. Somos muy parecidos y próximos. Es impresionante cómo nos conocen en Cuba por nuestro trabajo en la televisión.
—Si pudiera definir este país en una palabra o frase, ¿cuál sería?
—Cuba linda.
