María Belén Arce, graduada en Comercio y Mercados Internacionales: ‘El campo de batalla electoral son las redes sociales’
En relación con las elecciones presidenciales de 2026 en Costa Rica, no puedo evitar comentar cómo las redes sociales han transformado la campaña política. No son las plazas públicas ni los debates en televisión los que marcan la opinión del electorado, sino las pantallas de nuestros teléfonos, a través de cronologías, algoritmos y videos virales. Lo que antes era un lugar para compartir ideas, hoy se ha convertido en un ámbito donde se forman percepciones, se intensifican discursos y se define el voto.
El rol de las redes sociales en la campaña electoral es tan influyente como riesgoso. Han permitido que la comunicación política se democratice: los ciudadanos tienen la oportunidad de acceder directamente a lo que dicen los candidatos, cuestionarlos y participar en el debate público. Pero la inmediatez tiene un precio. Muchos votantes eligen conforme a lo que les presenta el algoritmo: imágenes impactantes, promesas ideadas para producir emociones inmediatas o frases cortas. Esto erosiona el pensamiento crítico y transforma el voto en una respuesta impulsiva, más basada en emociones que en razonamiento.
Los candidatos enfrentan un escenario complejo. Cada publicación, comentario o fotografía puede convertirse en tendencia en cuestión de minutos. Una declaración desafortunada puede costar semanas de trabajo político y una estrategia puede quedar opacada por una polémica viral. Las redes sociales no perdonan, y en esta era de la inmediatez, la reputación de un candidato puede derrumbarse tan rápido como se construye. Y todo esto ocurre ante la mirada pasiva de una ciudadanía que, muchas veces, comparte sin verificar y opina sin contrastar.
El desafío al que nos enfrentamos es aprender a coexistir con esta nueva realidad digital. Asumir más responsabilidad al informarnos, buscando fuentes confiables y cotejar información antes de emitir un juicio. Los postulantes deben comprender que no es suficiente con tener redes sociales; son necesarias la autenticidad, la coherencia y una gestión ética de la comunicación.
Las elecciones de 2026 mostrarán el impacto que la tecnología está teniendo en la política. Debemos aceptar que la democracia no puede estar sujeta a un algoritmo y aunque las redes sociales seguirán siendo una herramienta de doble filo, tienen el potencial para robustecer la democracia, siempre y cuando sepamos utilizarlas con discernimiento y conciencia.
María Belén Arce Lobo es máster en Comercio y Mercados Internacionales de la UCR.
