El Señor de la Humildad muestra en el Cerro la grandeza del sacrificio
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La Virgen sufre por el dolor su hijo mientras carga la cruz camino al Calvario. Su dolor no nace únicamente al ver la cruz, sino al comprender que Cristo se dirige a la muerte aceptando una injusticia extrema . Ella acompaña ese camino desde la fe, sin evitarlo ni oponerse, asumiendo plenamente el sufrimiento que implica ver morir al hijo al que ha dado la vida. Participa espiritualmente en el sacrificio redentor. Su cercanía no es pasiva: permanece presente, firme y consciente de que ese camino tiene un sentido salvador. Por eso su llanto expresa tanto dolor como fidelidad y esperanza. Eso es precisamente lo que el Cerro representa estos días en la parroquia de los Dolores: el Señor de la Humildad, elevado en el presbiterio con la cruz invertida como símbolo de entrega , y la Virgen, vestida de luto, a sus pies, expresando el dolor de la Madre ante el sacrificio del Hijo. Un monumento a la excelencia , un montaje con un profundo sentido litúrgico; aunque el dolor de María, en el barrio del Cerro, se transforma en júbilo cada Martes Santo por sus hermanos, fieles y devotos. El Nazareno del Cerro, a pesar de ser una imagen joven y el último titular incorporado a la Semana Santa, parece llevar toda una vida en este barrio. Es una representación del Señor realizada por Miñarro, vinculada a su estudio sobre la Sábana Santa, que posee una gran personalidad, como también la tiene esta hermandad, tan importante para la ciudad.
