Un tercio de los catalanes de entre 25 y 50 años desconfía de los datos científicos, según una encuesta del CEO
El rechazo de la información aportada por expertos alcanza a la mitad de los votantes de Vox y es también mayoritario entre los de Aliança, quienes además tienden más a creer en "hechos alternativos"
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El rigor ciéntífico y académico ha dejado de ser una fuente de credibilidad ampliamente compartida. Hasta un tercio de los catalanes en franjas de edad comprendidas entre los 25 y los 50 años considera que los expertos y científicos manipulan frecuentemente los datos que exponen para favorecer a intereses económicos o políticos. Esta desconfianza es especialmente pronunciada en este sector de edad pero, del total de la población, solo el 13% considera que los datos científicos son siempre fiables.
Es uno de los datos que arroja la última encuesta del Centre d'Estudis d'Opinió (CEO) de la Generalitat, que ha estudiado las creencias y percepciones de la sociedad respecto a la llamada posverdad y las teorías conspiranoicas, que representan uno de los fenómenos con más impacto en la política.
El rechazo de los datos cienfíticos es, de hecho, un marcador importante del voto. El 51% de los votantes de Vox y el 45% de Aliança afirman que esos datos se manipulan, una idea que solo convence al 16% de los votantes de Comuns o CUP, que son los que más confían en la validación científica. En medio quedan PP, con un 37% de desconfíanza en los datos contrastados, Junts (29%), PSC (27%) y ERC (26%).
Algo similar ocurre cuando se pregunta si “los poderes fácticos esconden a menudo los hechos alternativos que cuestionan las verdades conocidas”, una afirmación que acepta hasta el 48% de los encuestados, contra un pequeño 9% que la rechaza.
Pero la encuesta del CEO revela un dato que va más allá de la desconfianza en la verdad: una parte importante de la sociedad avala la mentira en política. En concreto, el 49% de los votantes de Vox y el 44% de Aliança afirman que “todos los políticos mienten pero algunos al menos lo hacen para defender a su país”. Demás, más de un tercio de los que dan apoyo a Junts, PP y PSC cosnsideran que “a veces es necesario simplificar o exagerar un poco la realidad para transmitir un mensaje importante”.
Una de las cuestiones que el estudio pone de manifiesto es que el pensamiento conspiranoico está extendido por todo el espectro de edad, geografía y clase social, sin que tampoco haya grandes diferencias entre hombres y mujeres. Con lo que tiene una fuerte correlación, sin embargo, es con el consumo de información política a través de redes sociales.
En concreto, el 58% de los votantes de Vox aseguran informarse a través de Instagram y el 40% con YouTube. Entre los Comuns, en valores opuestos, Instagram es una fuente de información para el 41% y, YouTube, solo para el 27%.
Y aún hay otra correlación destacada de la desconfianza en los hechos: el descrédito de la democracia y auge de los valores autoritarios. Cuando se contrapone vivir en un país democrático con tener un nivel de vida adecuado, el 40% de los catalanes elige la segunda opción, contra 34% que antepone la democracia.
Esta priorización de la prosperidad por detrás de la democracia es especialmente acusada entre los hombres de menos de 34 años, donde son mayoría aquellos que elegirían mejorar su nivel económico. Si se disgrega por voto, esta es la preferencia del 64% del electorado de Vox, del 57% de Aliança y del 49% del PP.
