El Union Saint-Gilloise hace sufrir de más al Atlético
Marcos Llorente salió desde el banquillo para rematar un partido que se le puso feo al Atlético. Era la primera vez en mucho tiempo que el internacional español no era titular. Su aportación quedó reducida a unos cuantos minutos al final del partido. Minutos de relleno parecían. Quedaban dos sólo para el final los 90 cuando entró en lugar de Giuliano, pero apareció para rematar el trabajo que había comenzado el argentino en la primera mitad.
Cuando al Atlético se le atascan los partidos, acelera Giuliano y todo cambia. Corrió a por un balón que le había mandado Barrios al espacio, se deshizo del lateral que corría con él, levantó la cabeza y echó la pelota atrás para que marcara Julián Álvarez.
La acción suena a «deja vu», a jugada que se repite una y otra vez. Pero funciona y al Atlético le sirve para seguir sumando victorias. Bastante más complicada esta de lo que se suponía. Porque el Union St. Gilloise no llegó al Metropolitano a esperar sino a buscar. A buscar goles y puntos que le hicieran más fácil el camino hacia las eliminatorias.
No es sencillo llevarse algo del Metropolitano, pero el equipo belga o dejó de intentarlo, ni siquiera después del gol de Gallagher que parecía dar por liquidado el partido. Es un equipo valiente el belga, que ya había estado cerca de marcar en un remate de David dentro del área poco antes.
Una muestra de la fe que tenía el St. Gilloise es que Sykes, después de marcar apenas se entretuvo en la celebración. Marcó de cabeza al seque de una falta, pero no era momento de festejar. Quería regresar a su campo cuanto antes para seguir jugando. Y para buscar el empate. Y a ello se dedicó los diez minutos que le faltaban al partido. El Atlético, que se sentía superior, tampoco puso demasiado empeño en echarse atrás, como era su costumbre. Y en esos minutos el partido se convirtió en un intenso ir y venir que cerca estuvo de traer el segundo gol de Julián Álvarez, pero el argentino desperdició un mano a mano frente al portero.
Más sencilla hubiera sido la vida de los rojiblancos en el segundo tiempo si hubiera valido el gol de Griezmann cuando acababa el primero. El francés empujó a gol un balón que había rechazado el poste después de un disparo de Molina desde fuera del área. Pero en el comienzo de la jugada Baena había regresado del fuera de juego para recibir y el VAR dejó el resultado con el único relleno del gol de Julián.
El gol podía haber acabado con las esperanzas de los belgas. O no, porque tampoco lo hizo el de Gallagher. Hablaba Koke antes del partido de lo bien que llega al área el inglés y Connor quiso dar la razón a su capitán. Llegó al área para culminar una jugada que a Sorloth se le había quedado atrapada entre las piernas de los defensas.
Pero el Atlético no se sintió seguro hasta el final. El St. Gilloise pudo empatar con el tiempo ya cumplido, cuando se jugaban los minutos de prolongación en un cabezazo de Patris en el área pequeña. Pero la pelota le llegó casi sin fuerza, muy llovida, y no pudo darle la velocidad necesario para superar a Oblak, que esperó el balón sin parecer inmutarse demasiado.
A los belgas, que veían cerca el empate, les daba igual encajar uno más. La derrota es igual de dolorosa con un 2-1 o un 3-1, pero el empate era imposible sin asumir riesgos. Y en una de esas, con todo el campo a sus espaldas, el Atlético echó a correr para marcar el tercero. Y Llorente, que llevaba medio año jugando los 90 minutos de todos los partidos, decidió el día en el que apenas jugó. Remató lo que Giuliano había empezado.