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Октябрь
2025

Dorotea López “Chile y Bolivia podrían liderar una nueva etapa de integración regional”

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En una columna publicada en La Razón de Bolivia, la profesora Dorotea López, directora del Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile, reflexionó sobre el estado actual de las relaciones económicas entre Chile y Bolivia. A su juicio, pese a las tensiones diplomáticas y desencuentros históricos, “el comercio entre Chile y Bolivia ha resistido, avanzando de manera natural pese a la ausencia de relaciones diplomáticas plenas desde 1978”. Sin embargo, advirtió que “el potencial de esta relación sigue desaprovechado” y que el momento actual ofrece una oportunidad única para avanzar hacia una integración más profunda.

López contextualiza su análisis en un escenario global marcado por “guerras, rivalidades comerciales y una América Latina poco coordinada”, donde “se vuelve urgente dar un salto cualitativo en la integración económica vecinal”. En ese marco, señala que el Acuerdo de Complementación Económica N.º 22 (ACE 22), firmado en 1993, ha quedado rezagado frente a los desafíos contemporáneos. “En tiempos de transición verde y digital, modernizar este marco es una oportunidad estratégica”, plantea, añadiendo que Chile y Bolivia podrían “liderar una nueva etapa de integración regional, sustentada en un comercio inclusivo y sostenible que distribuya los beneficios de manera más equitativa”.

La profesora recuerda que el acuerdo original se centró en el comercio de bienes, dejando fuera ámbitos hoy esenciales como los servicios, la inversión, el comercio digital y las energías limpias. “Más del 80% de los acuerdos comerciales en el mundo incluyen estos temas, mientras el nuestro aún responde a una lógica de los años noventa”, advierte. En ese sentido, la modernización del ACE 22 no sería un mero ajuste técnico, sino una actualización estratégica para situar a ambos países en la nueva economía global.

Durante 2024, Bolivia y Chile firmaron nuevos acuerdos de cooperación económica y comercial, lo que, según López, evidencia “voluntad política para avanzar hacia una agenda más integral”. Sin embargo, enfatiza que “los expertos coinciden en que se requieren pasos más ambiciosos”, entre ellos “actualizar códigos arancelarios, mejorar los procedimientos sanitarios y fitosanitarios (MSF) e implementar certificados de origen electrónicos”, medidas que permitirían “facilitar el comercio y reducir costos”.

La académica también pone el foco en la dimensión social y productiva de esta modernización. “Las MiPymes y las empresas lideradas por mujeres también necesitan un lugar en la nueva agenda”, sostiene, recordando que estas representan más del 90 % del empleo formal en Bolivia y el 60 % en Chile. En su opinión, un acuerdo de nueva generación permitiría “incluir capítulos de cooperación productiva, género y digitalización”, abriendo oportunidades para que Bolivia acceda con mayor facilidad al mercado chileno y a hubs logísticos del Pacífico, mientras Chile diversifica sus importaciones e inversiones.

Uno de los ejemplos más claros de cooperación práctica es la logística portuaria. “Bolivia moviliza más del 60 % de su carga por puertos chilenos, pero los trámites siguen siendo un obstáculo”, señala. Para López, la interconexión energética y la gobernanza del litio son otros ámbitos clave para estrechar lazos. “Chile y Bolivia concentran junto a Argentina más del 60 % de las reservas mundiales de este mineral estratégico; la cooperación en industrialización y valor agregado podría situar a ambos países en el centro de la economía verde”, afirma.

Desde su perspectiva, el pragmatismo económico y la integración funcional pueden convertirse en motores de bienestar común. “El sector privado y el público están llamados a trabajar juntos”, dice, subrayando que modernizar el ACE 22 permitiría “institucionalizar nuestra relación comercial y transformarla en una agenda de cooperación estratégica, capaz de generar confianza, inversión y desarrollo compartido”.

En su conclusión, Dorotea López propone una visión de largo plazo basada en la confianza y la complementariedad. “Apostar por la integración vecinal y la convergencia económica es, más que un gesto diplomático, una decisión de soberanía inteligente”, escribe. Para la académica, Chile y Bolivia “pueden demostrar que la cooperación entre vecinos, basada en el beneficio mutuo, no pertenece al pasado, sino que es una apuesta de futuro para toda la región andina”.