Los orbitadores de Marte capturan las imágenes más cercanas del raro visitante interestelar 3I/ATLAS
A comienzos de octubre, un visitante cósmico atravesó el cielo marciano. No se trataba de un satélite ni de una nave espacial, sino del 3I/ATLAS, un cometa interestelar que viaja desde otro sistema estelar y que podría ser tres mil millones de años más antiguo que el sistema solar. Este objeto fue registrado por las sondas ExoMars Trace Gas Orbiter (TGO) y Mars Express, ambas de la Agencia Espacial Europea (ESA).
A inicios de octubre, el cometa pasó a unos 30 millones de kilómetros de Marte, ofreciendo a las cámaras de las misiones europeas la oportunidad de lograr las imágenes más cercanas obtenidas hasta ahora de un cuerpo interestelar. La hazaña no fue sencilla: los instrumentos estaban diseñados para observar Marte, un planeta brillante y cercano, no un cometa extremadamente débil. Según el equipo a cargo de la cámara CaSSIS de la TGO, 3I/ATLAS era entre 10.000 y 100.000 veces más tenue que Marte.
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Captando al visitante interestelar 3I/ATLAS
Pese a las dificultades técnicas, la cámara CaSSIS consiguió una secuencia de imágenes donde se distingue un punto blanco difuso moviéndose lentamente a través del cielo marciano. Ese pequeño destello representaba el núcleo rocoso y helado del cometa, rodeado por una tenue coma, una nube luminosa de gas y polvo que se libera cuando el calor del Sol empieza a actuar sobre la superficie congelada. “Fue una observación muy desafiante para el instrumento”, destacó Nick Thomas, investigador principal de la cámara CaSSIS.
La Mars Express, equipada con su propia cámara, también intentó fotografiar el cometa. Sin embargo, debido al tiempo de exposición limitado a medio segundo por imagen, el objeto no apareció con claridad. Aun así, ambas misiones recopilaron datos espectrales que permitirán estudiar la composición del material que rodea al cometa. Al descomponer la luz en diferentes longitudes de onda, los científicos podrán identificar los elementos presentes en el gas y el polvo, aunque la baja luminosidad podría dificultar resultados precisos.
“Siempre es emocionante ver a las misiones de Marte responder a eventos inesperados como este. Espero con interés lo que los datos revelen tras un análisis más detallado”, señaló Colin Wilson, científico de proyectos de la ESA.
¿De dónde viene el 3I/ATLAS?
La gran incógnita para los astrónomos es el origen de este visitante. 3I/ATLAS no se formó en las regiones heladas del sistema solar, como los cometas tradicionales, sino en un sistema estelar completamente distinto. De ahí su denominación “3I”, que identifica al tercer objeto interestelar detectado después de 1I/ʻOumuamua (2017) y 2I/Borisov (2019).
El cometa fue descubierto el 1 de julio de 2025 por el telescopio ATLAS (Asteroid Terrestrial-impact Last Alert System), ubicado en Río Hurtado, Chile. Desde entonces, astrónomos de todo el mundo han seguido su trayectoria con telescopios terrestres y espaciales.
Todo en el sistema solar —planetas, lunas, asteroides y cometas— proviene de la misma nube primordial de gas y polvo que dio origen al Sol. Sin embargo, objetos como 3I/ATLAS se formaron alrededor de otras estrellas. Por eso, su composición podría ofrecer pistas sobre cómo nacen y evolucionan los sistemas planetarios más allá del nuestro, y qué materiales los componen.
Acercándonos más al cometa visitante
La historia del 3I/ATLAS no termina en Marte. La ESA ha confirmado que su misión JUICE (Jupiter Icy Moons Explorer) tendrá la oportunidad de observarlo nuevamente a comienzos de 2026, cuando el cometa se encuentre más activo y libere mayor cantidad de gas y polvo. Los científicos esperan que, para entonces, su cola —aún demasiado débil para ser detectada por CaSSIS— sea más visible.
Además, la agencia europea desarrolla una misión específica para futuras oportunidades de este tipo: Comet Interceptor, cuyo lanzamiento está previsto para 2029. Su propósito será interceptar un cometa recién llegado desde los confines del sistema solar, o incluso otro visitante interestelar.
Aunque 3I/ATLAS pronto abandonará el sistema solar para siempre, su breve paso ha dejado valiosos datos sobre los materiales que existen más allá del alcance del Sol. Cada observación de este tipo acerca un poco más a los científicos a entender la diversidad de los mundos que habitan nuestra galaxia.