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Cómo preparar los radiadores para la temporada de calefacción

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La preparación y revisión de distintos sistemas de calefacción, tanto radiadores de agua como eléctricos, resulta esencial para mantener su funcionamiento y eficiencia durante los meses fríos

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Con la llegada del otoño y la caída de las temperaturas, millones de hogares en España se preparan para poner en marcha sus sistemas de calefacción. Antes de encenderlos, conviene realizar una revisión básica de los radiadores, un paso sencillo que puede evitar averías, mejorar la eficiencia y reducir el consumo energético.

A pesar de ser un gesto rutinario, purgar los radiadores, limpiar sus superficies o comprobar la presión del circuito son acciones que muchos usuarios olvidan hasta que la calefacción no calienta como debería. Este mantenimiento previo permite que los equipos trabajen de forma uniforme, evitando desequilibrios térmicos y un gasto innecesario de energía.

Independientemente del tipo de radiador, revisar su estado antes de encender la calefacción permite detectar problemas, mantener su rendimiento y asegurar que aporten calor de manera adecuada durante toda la temporada.

Tipos de radiadores

En los hogares españoles existen diferentes tipos de radiadores que se adaptan a diversas fuentes de calor y necesidades de confort. Conocer sus características permite planificar un mantenimiento adecuado y optimizar su funcionamiento cuando comienza la temporada de calefacción. Cada tecnología presenta ventajas, limitaciones y cuidados específicos que conviene conocer.

Los radiadores de agua caliente son los más habituales en viviendas con calderas individuales o sistemas centralizados. Funcionan mediante un circuito cerrado en el que el agua caliente circula desde la caldera hasta cada radiador. Su principal ventaja es ofrecer un calor homogéneo y constante en toda la vivienda. Sin embargo, requieren revisiones periódicas para evitar acumulación de aire o sedimentos que puedan afectar su rendimiento.

Por su parte, los radiadores eléctricos se conectan directamente a la corriente y calientan el aire o un fluido interno mediante resistencias. Entre ellos se incluyen modelos de aceite, cerámicos y de panel o convección. Estos aparatos permiten una instalación sencilla y un control individual de cada estancia, aunque su consumo energético puede ser mayor si se utilizan durante periodos prolongados.

Finalmente, existen otros como los radiadores toalleros, los paneles radiantes por infrarrojos o los sistemas de baja temperatura asociados a aerotermia. Están diseñados para calentar superficies u objetos en lugar de todo el aire, o para funcionar con agua a menor temperatura, aumentando la eficiencia. Conocer el tipo de radiador y su fuente de energía es clave para aplicar correctamente las tareas de mantenimiento y garantizar un funcionamiento seguro y eficiente durante el invierno.

Cómo purgar y preparar los radiadores antes del invierno

Una correcta preparación de los radiadores permite aprovechar al máximo la calefacción y evitar problemas durante los meses fríos. Aunque el procedimiento varía según el tipo de aparato, las tareas básicas siguen un orden común: purgar, limpiar y comprobar el buen estado del sistema.

En los radiadores de agua caliente, el paso principal es el purgado del aire atrapado en el circuito. Con la calefacción apagada, se abre la válvula de purga en la parte superior del radiador. Primero saldrá aire y, cuando empiece a fluir agua de manera continua, se cierra la válvula. Es recomendable comenzar por los radiadores más cercanos a la caldera y terminar por los más alejados. Tras el purgado, conviene revisar que la presión del circuito se mantenga entre 1 y 1,5 bares y rellenar agua si es necesario.

Los radiadores eléctricos requieren otro tipo de preparación. Antes de limpiar, deben desconectarse de la corriente y dejarse enfriar completamente. Se recomienda eliminar polvo con un paño seco, comprobar el estado de los cables y asegurarse de que los controles y termostatos funcionan correctamente. En modelos con aceite interno, también es útil inspeccionar visualmente si hay fugas o grietas en la carcasa.

Tras estas revisiones, conviene limpiar los radiadores, tanto hidráulicos como eléctricos, para eliminar el polvo acumulado, ya que puede reducir su eficacia. Se recomienda un paño húmedo suave en el exterior y aspirar rendijas y rejillas cuando sea necesario. Además, revisar las válvulas, conexiones y controles ayuda a detectar posibles problemas antes de que surjan durante la temporada de uso.

Finalmente, ajustar la temperatura de uso y las condiciones de la estancia mejora tanto la eficiencia como el confort. Se recomienda mantener entre 19 y 21 °C durante el día y entre 16 y 18 °C por la noche. También es importante no cubrir los radiadores con muebles ni cortinas y ventilar las habitaciones solo unos minutos al día. Un sistema bien preparado garantiza un invierno más seguro, confortable y con menor consumo energético.