El gran reto de la renegociación
Conforme aumentan las señales que el T-MEC se convertirá en dos acuerdos bilaterales, el gran reto del gobierno de Claudia Sheinbaum durante la renegociación del tratado será redefinir la relación del país con Estados Unidos, en particular cuando Trump ha empezado a enviar diferentes mensajes de que no pretende mantener una relación de iguales ni con México ni con Canadá. El más reciente fue este miércoles, cuando el secretario Lutnick dijo, ante un grupo de banqueros y empresarios muy influyentes que asistieron a la cumbre Estados Unidos-Canadá del BMO-Eurasia, que el régimen de libre comercio que prevaleció desde los 90s no regresará.
Lutnick también dijo, en un discurso que generó el enojo de muchos líderes canadienses, que Canadá no debe esperar la desaparición de los aranceles en el comercio automotriz con Estados Unidos y que deberá conformarse con ocupar un segundo lugar en ese sector, que es clave para su economía, dependiendo de los intereses del gobierno estadounidense. Agregó que Canadá es rico en recursos y que por ello debería dedicarse a la minería y a la refinación. Estas fueron las mismas palabras que utilizó Lutnick en una comparecencia en junio ante el Comité de Asignaciones Presupuestales de la Cámara de Representantes del Congreso estadounidense cuando se refirió a cómo debería ser la relación de Estados Unidos con México en el futuro.
Esto lo comenté el pasado 9 de junio. Lutnick declaró el jueves 5 de ese mes durante una comparecencia que era necesario determinar, junto con las autoridades mexicanas, las industrias a las que México se debería dedicar en el futuro, como la minería y la refinación, pues no era posible continuar permitiendo que el país “siga atacando a los trabajadores estadounidenses y robando empleos en el sector automotriz, como ha sucedido a partir de la entrada en vigor del TLCAN.” El secretario de Comercio agregó que Estados Unidos tiene que recuperar la producción de vehículos, pues el país no necesita de los autos, acero, aluminio y otros insumos que actualmente importa de otros países, lo que Trump ha repetido en varias ocasiones.
Lutnick argumenta que esta estrategia permitirá revertir el déficit en balanza comercial que Estados Unidos arrastra desde hace 50 años. Sin embargo, la intención de que la Unión Americana produzca bienes de alto valor agregado para venderlos a cambio de insumos y bienes intermedios profundizará las diferencias en el nivel de desarrollo y dependencia con otras naciones. De acuerdo con el INEGI, el sector automotriz es responsable del 30% de nuestras exportaciones, donde 26 de los 30 puntos son exportaciones para Estados Unidos y los otros 4 son para el resto del mundo, en su mayoría para Canadá.
La postura de Estados Unidos podría llevar a la negociación de cuotas de exportación que permitan a México y Canadá continuar exportando una cierta cantidad mensual de vehículos, la que, de acuerdo con fuentes consultadas, estaría sujeta a un arancel “preferencial” del 10-15%. Si Estados Unidos solicita salir del T-MEC en la reunión del próximo 1º de julio para generar dos bilaterales, este esquema empezaría a funcionar a más tardar en enero del 2028. Esto debido a que resulta imposible reconfigurar la cadena de producción del sector automotriz en unos cuantos meses, como lo ha expresado en diversos foros la Alianza para la Innovación Automotriz, que cabildea en favor de las empresas estadounidenses.
En este contexto, las acciones que tome el gobierno de Sheinbaum para volver a hacer atractivo al país a la inversión extranjera serán determinantes, independientemente de lo que digan las calificadoras. Mientras no existan condiciones que den certeza al inversionista, en particular un sistema judicial eficiente, confiable e imparcial, el Plan México es letra muerta y sin la generación significativa de nuevos empleos, poco importarán las encuestas que indiquen que la Presidenta sigue siendo muy popular.
Fue acertado el haber pospuesto el aumento de los aranceles a productos chinos cuando la tensión entre Estados Unidos y China vuelve a aumentar. A diferencia de Trump, China no amenaza, sino que adopta medidas en respuesta a las acciones de otros países. México es un país importante para el gobierno de Xi Jinping: es el principal comprador de autos chinos en el mundo y su segundo cliente en el hemisferio occidental, después de Estados Unidos. El aumento injustificado de aranceles seguramente llevaría represalias, y en ese caso, no creo que Estados Unidos nos ayudaría.