Thatcher, cien años del nacimiento de la mujer que cambió para siempre el Reino Unido
Margaret Thatcher (1925-2013) siempre llevaba en su bolso un viejo papel de periódico con las palabras de Abraham Lincoln: "No se puede fortalecer al débil debilitando al fuerte. No se puede generar prosperidad desalentando el ahorro. No se puede ayudar al asalariado derribando al que paga". "Este papel va a donde yo voy", le dijo a su asesor mientras se preparaba para pronunciar su primer discurso como líder en la conferencia del Partido Conservador en 1975. Cuatro años más tarde, se convertía en la primera mujer elegida para dirigir una gran potencia occidental, cambiando para siempre la relación de los británicos con el Estado, con el trabajo y con la propia idea de mérito.
Este lunes se cumplen cien años de su nacimiento y su figura sigue actuando como un espejo incómodo de un Reino Unido que todavía no ha encontrado un modelo de país después del "Thatcherismo".
Nigel Lawson, ministro del Tesoro durante su primer gobierno, se confesó en una entrevista a LA RAZÓN en 2009 como responsable del término. "Probablemente puede ser descrito como una constelación de valores y creencias, una mezcla del Estado de Derecho, el sonido de dinero, el libre mercado, la disciplina financiera, un firme control del gasto público, tipos impositivos más bajos, el patriotismo o nacionalismo (la distinción está en gran medida en el ojo del observador), un poco de populismo y la privatización", matiza. La última palabra rara vez había sido utilizada antes en las islas.
Bajo el mandato de la 'Dama de Hierro'-término con el que los rusos querían criticarla sin saber que ella estaría encantada con ello-, el Reino Unido pasó de ser una potencia industrial decadente a un laboratorio del libre mercado. Privatizaciones, desregulación, confrontación con los sindicatos y una nueva cultura de la propiedad individual cambiaron la mentalidad británica. Pero el precio fue alto: comunidades enteras quedaron abandonadas, el tejido social se erosionó y la brecha entre Londres y las regiones del norte se amplió.
"Dejó de ser ideología para convertirse en sentido común"
"Desde su caída en 1990, sin embargo, ningún Gobierno, ni de izquierda ni de derecha, ha cuestionado de verdad los cimientos del acuerdo económico y social que ella impuso", resume el politólogo y biógrafo Iain Dale, autor de Margaret Thatcher, publicado con motivo de su centenario. "El thatcherismo dejó de ser ideología para convertirse en sentido común británico", apunta.
Incluso hoy, cuando el laborismo gobierna de nuevo, su nombre resurge como referencia. El actual primer ministro, Keir Starmer, sorprendió al citarla hace apenas una semana para justificar su plan de desregulación financiera: "En los años ochenta, el Gobierno de Thatcher liberó el capital financiero. Esta es nuestra versión", escribió en The Times.
La paradoja es que mientras la izquierda se permite ahora admirarla, el Partido Conservador que lideró durante casi dos décadas se desangra entre facciones incapaces de ponerse de acuerdo sobre qué hacer con su memoria. La actual líder tory Kemi Badenoch busca inspiración en su ejemplo para resucitar un liderazgo fuerte, pero otros, como el exministro Kwasi Kwarteng, advierten contra "la grotesca imitación de una Thatcher idealizada que nunca existió". La guerra civil tan sólo es un síntoma más de una formación relegada ahora a la más absoluta indiferencia, ya que es el populista Nigel Farage, con Reform UK, quien se erige ahora como rostro de la derecha.
La convicción de Thatcher de que "no basta con el cerebro; se necesita personalidad e impacto" ilustraba una visión del liderazgo que combinaba pragmatismo con determinación ideológica. Tal como recuerda Charles Moore, biógrafo autorizado, Thatcher era meticulosa y paciente: preparaba sus reformas y las sometía a prueba antes de ejecutarlas. Su famosa frase, "la economía es el método; el objetivo es cambiar el corazón y el alma", sintetiza la tensión entre su radicalismo económico y su conservadurismo social.
¿Reino Unido necesita una nueva Thatcher?
Sin embargo, los tiempos han cambiado. La historiadora Catherine Haddon apunta que "estamos en la era líquida de la política". "Thatcher podía imponer autoridad en un contexto industrial y mediático mucho más centralizado. Hoy, el poder se ha fragmentado: la prensa ya no marca la agenda, las redes sociales devoran a los líderes y la nostalgia no gana elecciones". La pregunta que muchos se hacen hoy es si el Reino Unido necesita una nueva Thatcher o si ha llegado el momento de dejar atrás un estilo y unas ideas surgidas en circunstancias históricas irrepetibles.
Amada y odiada, pocas figuras despiertan sentimientos tan encontrados. Pero, a pesar de todo, el centenario de su nacimiento está siendo celebrado con una amplia gama de actividades. Grantham, ciudad donde nació, acogerá el Thatcher Fest, que incluye la apertura de la Kesteven and Grantham Girls School, donde Thatcher estudió con beca y fue jefa de estudios, y la proyección de la película The Iron Lady.
También habrá charlas académicas sobre su relación con Reagan y Gorbachov, visitas guiadas por la ciudad, y eventos culturales que incluyen punk, poesía y comedia, como respuesta crítica de sectores locales que cuestionan su legado. La estatua de bronce inaugurada en 2022, objeto de debate y controversia, será también foco de atención y discusión pública.
James Fuller, director del colegio donde estudió Thatcher, subraya que "su éxito ha enseñado a nuestros estudiantes que pueden lograr todo lo que se propongan", destacando su valor como referente femenino más allá de la política partidista. Thatcher sigue siendo un espejo en el que se refleja la política británica. Pero la pregunta es si el Reino Unido necesita revivir su espíritu o, por el contrario, si ha llegado el momento de buscar nuevas respuestas a los desafíos actuales.