Morante se corta la coleta tras cortar dos orejas y una impactante cogida
Después de todo lo vivido, la mañana nos sobrevino como un huracán. Emoción tras emoción cosidas todas. Qué grande Curro. Por la tarde, volvía Morante. Y Sergio Rodríguez confirmó alternativa con un valor tremendo y eso que el primer ejemplar que abrió plaza no fue fácil. Iba y venía pero con mucha incertidumbre y con guasa. Rodríguez aguantó impávido a lo que viniera en esa dura prueba de fuego.
Hubo destellos con el capote de Morante, que se estiró a la verónica. Pena que el toro fuera a la contra. Pena que el toro no quisiera pasar, que se quedara por abajo. Pena de pena. No había manera. Y con la espada tampoco estuvo fino.
Fernando Robleño se las vio con un tercero, que iba y venía, pero sin acabar de rematar. El madrileño, que está de despedida. De un adiós de la profesión después de toda la vida dedicado a esto desde la honestidad, que ya es mucho, que ya es todo.
Morante se fue a parar al cuarto de rodillas y hubo adornos de capa, pero el toro no era para entretenerse, pero Morante ronda ahora otro planeta y en ese el toro le arrolló y lo dejó inerte en la arena. Qué sensación más mala. No se podía poner en pie a pesar de que tenía el cuello rígido. Pensamientos rápidos y todos malos en ese momento. Horror. Se lo llevaron rápido hacia el callejón e intentó reponerse, pero lo cierto es que estaba descoordinado. Volvió para el tercio de muleta y entonces, fue Morante en esta temporada. Tan intenso, tan atornillado, tan puro, aunque el toro no lo mereciera, porque se quedaba por dentro, porque era más mentira que verdad, pero Morante le daba toda la verdad y ninguna ventaja, por eso impresionaba, más allá de que el muletazo fuera siempre limpio o hasta el final. Era otra historia, las que son sinceras conmueven. Esto es así. Morante vino a contarnos el toreo desnudo de artificios. Y le quisimos, una vez más. Y lo mató. Lo impactante llegó cuando Morante se fue al centro del ruedo y se cortó la coleta. La gente gritaba un "no, no". Y lo cierto es que Morante nos rompió el corazón el mismo día que nos lo llenó de gracia. Se hablaba de ello, pero el amor por esta pasión loca no quería atener a razones, no quería pensar en una temporada sin Morante de la Puebla, porque la vida es menos vida a partir de hoy. Esa imagen de Morante cortándose la coletilla en Madrid, y no en Sevilla, se clavó en el alma. La plaza entregada en este día de octubre. Tantas cosas, tantas faenas, tanto quebradero de esa cabeza a sus espaldas en la temporada de sus sueños. Y los nuestros. Habían pasado tantas cosas. Es difícil imaginar la vida en los ruedos sin Morante. Morante, que nos lo ha dado todo este año, que le hemos perseguido sin descanso, nos ha roto el corazón en mil pedazos.
Fernando Robleño cuajó a placer el último toro antes de su retirada en esta plaza, que es suya. Gran toro, gran toreo. Despacito, suave, como le permitía el toro. Logró captar la atención del público y no era fácil porque estábamos eclipsados por el momento Morante. Fernando se merecía una faena así, un momento así. La oreja fue de oro, como su carrera honesta y de buen torero. Torero de Madrid, que son palabras mayores. Y después de dar la vuelta al ruedo, también le cortaron la coleta. Esto lo sabíamos. Fue bonito, emocionante y emotivo.
Sergio Rodríguez se las vio con un sexto, que no fue fácil y dio la cara. No tenía un papel sencillo en una tarde con este calado para la historia. Nunca pensamos que en un día tan feliz saldríamos de la plaza tan tristes.
Ficha del festejo
Última de Otoño. Toros de Garcigrande, bien presentados. El 1º, con movilidad e incierto; 2º, peligroso y sin opción; 3º, movilidad sin acabar de tener entrega; 4º, complicado; 5º, gran toro; 6, .
Morante, de chenel y oro, tres pinchazos, estocada (silencio); estocada (dos orejas).
Fernando Robleño, de grana y oro, tres pinchazos, estocada (saludos); pinchazo, estocada (oreja).
Sergio Rodríguez, que confirma alternativa, de blanco y oro, estocada caída (ovación); pinchazo, estocada (silencio)