Lluvias desnudan fragilidad de la red vial primaria
Las semanas más intensas de la época lluviosa marcada este año por el fenómeno La Niña, comienzan a pasar factura en una red vial vulnerable y llena de puntos críticos.
Rutas como la 32, entre San José y Limón, la 27, que comunica San José con puerto Caldera, la ruta 2, en el cerro de la Muerte y la ruta 1 o Interamericana Norte, a su paso por el cerro Cambronero, no solo conforman cuatro de los pasos de montaña más propensos a cortes por deslizamientos o colapsos de la calzada, sino que también forman parte de la llamada red vial de alta capacidad para el comercio y el turismo.
En el caso de la ruta 32, esta comprende el principal corredor de exportaciones del país, pues por ahí pasa el 85% de las mercancías que salen hacia otros mercados a través del puerto de Moín.
Entretanto, la vía a Caldera y el paso por Cambronero son clave para las importaciones que llegan desde el Pacífico o vía terrestre desde y hacia la frontera norte, mientras que la Interamericana Sur conecta con Paso Canoas, desde donde también llegan por tierra importantes cargas procedentes de Panamá.
Esta situación hace que su atención no solo deba ser prioritaria, según expertos, sino que es necesario asegurar el buen estado de vías alternas en caso de emergencia.
Para Ana Luisa Elizondo, coordinadora general del Programa de Infraestructura de Transporte del Laboratorio Nacional de Materiales y Modelos Estructurales (Lanamme), la época lluviosa es la que “pone a prueba la efectividad del mantenimiento” que se realiza en las carreteras; no obstante, evitó calificar si lo visto hasta ahora refleja deficiencias en las tareas de conservación realizadas en el último año, frente a las condiciones climáticas atípicas que se han venido presentando.
Sin embargo, la ingeniera afirmó que, considerando que esta situación se ha repetido años atrás, ya debería existir un plan preliminar a la época lluviosa.
En su criterio, hay actividades fundamentales que se deben ejecutar antes y durante la temporada de lluvias, tales como la limpieza de drenajes y el aumento de las capacidades hidráulicas de las cunetas, contracunetas, alcantarillas y demás infraestructura relacionada con el manejo de aguas.
La especialista destacó, además, la importancia de realizar mantenimientos oportunos en los pavimentos para recibir el invierno sin huecos y con buena resistencia al deslizamiento, así como una adecuada demarcación. En el caso de los taludes, la principal recomendación radica en la vigilancia continua de los puntos identificados, así como en inventarios oportunos de esos sitios.
“No nos puede seguir tomando por sorpresa el cambio climático porque ya lo hemos vivido, todos sabemos que va empeorando. Entonces, tenemos ya que tener una planificación preventiva”, dijo.
La ingeniera destacó que si bien existe un alto grado de vulnerabilidad en las carreteras citadas, esos riesgos pueden manejarse con intervenciones oportunas y monitoreo constante.
Por su parte, el vicepresidente del Colegio de Geólogos, Edwin Garita, sostuvo que gran parte de la fragilidad que hoy presentan algunas de las rutas nacionales, responde a que fueron construidas sin estudios detallados sobre la condición de rocas o del suelo.
Por esta razón, señaló, los diseños no consideraron los elementos necesarios para hacer frente a fenómenos como fallas geológicas o los volúmenes de lluvia que se registran actualmente.
Este tipo de situaciones se evidencian en la capacidad de alcantarillas y puentes, los cuales se construyeron sin estudios hidrológicos e hidráulicos por lo que hoy su capacidad es rebasada en cada aguacero.
Ambos expertos destacaron la necesidad de investigar e invertir, así como asegurar la “redundancia”, identificando y manteniendo en buen estado las rutas alternas a las zonas ya mapeadas como de riesgo, para evitar que poblaciones queden aisladas cuando se presentan emergencias.
El jerarca del Ministerio de Obras Públicas y Transportes (MOPT), Efraím Zeledón, aseguró que las condiciones que actualmente enfrenta la red vial responden, entre otras cosas, a “muchos años de abandono”, por lo que volver a llevar la red vial a un punto óptimo requiere muchos recursos.
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“Las necesidades de la red vial nacional son muchas y los recursos son limitados (...) También somos un país montañoso, y muy vulnerable a estas lluvias tan fuertes y a los fenómenos meteorológicos”, agregó.
El ministro afirmó que muchos de los puntos identificados serán atendidos mediante el Programa de Emergencia para la Reconstrucción Integral y Resiliente de Infraestructura (Proeri)
Entre esos sitios se encuentra el sector de Caletas en la ruta 34 (Costanera), donde el año pasado se presentaron deslizamientos, así como la ruta 32, donde se realizan estudios topográficos y geotécnicos para diseñar las soluciones en los puntos que dichos análisis determinen como más urgentes.
“También tenemos los contratos de conservación vial y con la división de obras públicas del MOPT con equipo propio, siempre estamos atendiendo estas situaciones. Es muy difícil predecir cuál será el punto exacto del próximo deslizamiento, sin embargo, hay zonas que son especialmente vulnerables y son a las cuales le prestamos principal atención”, declaró.
Zeledón sostuvo que continuarán realizando los cierres preventivos para resguardar la integridad de los conductores.
Golpe económico
Los cierres repentinos, ya sea por prevención o por emergencias como la presentada en Cambronero, impactan sectores como el transporte de carga y turismo.
Según datos de la Cámara Nacional de Transportistas de Carga (Canatrac), cada viaje durante los cierres de la ruta 32, aumenta los costos hasta en ¢200.000 debido a los gastos en combustible y atrasos ocasionados por usar la vía alterna por Turrialba.
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En relación con el cierre de Cambronero, el director de esa organización, Francisco Quirós, explicó que la interrupción del paso obliga a los transportista a usar la ruta 27, lo que implica un aumento en el flujo por esa vía que ya presenta niveles altos de saturación, lo que a su vez impacta la colocación y disponibilidad de los contenedores en los puertos.
Asimismo, señaló el vocero, se prevé un aumento en el tránsito para las próximas semanas debido a la temporada alta de importación.
Otro factor a considerar es que circular por la 27 impacta el costo de los viajes por el pago de peajes.
Por su parte, la presidenta de la Cámara Nacional de Turismo, Shirley Calvo, señaló que las suspensiones de paso impactan directamente la movilidad de los turistas, tanto nacionales como internacionales, quienes pueden enfrentar cancelaciones, retrasos o incluso la imposibilidad de llegar a sus destinos, especialmente en zonas rurales y costeras donde están la mayoría de sitios turísticos.
“Además, se encarecen los costos logísticos y operativos de las empresas turísticas al tener que recurrir a rutas alternas mucho mas largas y con mayor consumo de combustible y pérdida de tiempo, afectando la competitividad del destino y claramente la experiencia de los turistas”, agregó.
Calvo advirtió de que los cierres impactan a las comunidades que dependen de estas actividades, por lo que el sector requiere que exista mayor coordinación para mitigar los efectos de estos eventos naturales.
Puntos de riesgo
Los puntos de riesgo en cada una de estas rutas, han sido identificados por el Lanamme, en diversos estudios que se han divulgado en los últimos años.
Uno de esos análisis publicado en diciembre del año anterior por ese laboratorio, detectó al menos 730 sitios en rutas de la llamada “red vial estratégica” que muestran signos de erosión debido a la influencia del inadecuado manejo de aguas y 642 puntos que cuentan con características de deslizamiento.
En la ruta 32, una de las que ha sufrido mayor cantidad de interrupciones en el tránsito durante este año, el Lanamme identificó en setiembre del 2024 un total de 132 puntos “con alguna evidencia de inestabilidad”, que entre otros rasgos presentan afectación por mal manejo de escorrentía superficial y erosión.
Otro análisis divulgado en enero del 2024, señaló 58 taludes que presentan mayor inestabilidad sobre la ruta 2, en el tramo entre Cartago y Pérez Zeledón o cerro de la Muerte.
58 taludes del Cerro de la Muerte presentan riesgo de deslizamiento
Ese análisis añadió que los sitios evaluados carecen de sistemas de drenaje superficial y control de la escorrentía superficial, aspectos que son claves para evitar la saturación, principalmente ante la falta de protección de la cara de los taludes.
En tanto, en la ruta 27 se tienen identificados 56 sitios de “interés geotécnico” que presentan inestabilidad y afectaciones por malos manejos de aguas y erosión.
En el caso de Cambronero, la evaluación más reciente corresponde a mayo del 2023, cuando aún se realizaban varios trabajos de estabilización por parte del Consejo Nacional de Vialidad (Conavi). Ese análisis concluyó que varias de las soluciones que se estaban implementando en los puntos de mayor relevancia no eran suficientes para atender esos problemas.
Luego de esas inspecciones se realizaron obras adicionales; no obstante, el tramo donde ocurrió el gran hundimiento el sábado 4 de octubre no se encontraba entre los identificados por el MOPT, ni por los expertos.