Juan Carlos Tafur: “A Keiko le da lo mismo la presidencia. Ya se dio cuenta de que con hacer lobby legislativo le es suficiente”
“El psicoanálisis es una profesión en la que te manejas en medio de la incertidumbre total. Y tolerar esa incertidumbre ha sido básico para mí, me ha servido para trabajar en redacciones en las que siendo las diez de la noche no había titular de portada”. Juan Carlos Tafur habla de cómo se retroalimentaron sus dos oficios, el de director de medios de comunicación y el de psicólogo clínico. El columnista que hoy critica con vehemencia a la derecha, vivió un año como acompañante terapéutico de un paciente esquizofrénico. Dice que aquella experiencia le hizo ver que trabajar en una redacción no era tan complicado, “apenas una reunión de boy scouts”. Aun así, desarrolló un estilo áspero como director, algo que, asegura, ha cambiado. Hoy es un nuevo personaje, más sosegado, pero igual de crítico con los políticos que analiza en esta charla.
¿Qué era lo peor de Dina Boluarte? ¿Su incapacidad o su envanecimiento?
Yo creo que su incapacidad absoluta para administrar asuntos públicos y en general asuntos privados también, como lo demostró con sus trapacerías con el tema de la cirugía o de los Rólex. Ya si hablamos de asuntos públicos, yo creo que no tenía la menor idea de lo que era administración pública, recursos del Estado, jerarquías estatales.
A inicios de semana, Mirko Lauer decía que hubo un tiempo en el que le pedíamos a Boluarte que diera declaraciones, que se pronunciara sobre algo, como esperando algún lineamiento de gobierno, alguna cosa sensata, pero estábamos súper equivocados, era mejor que callara.
Sí. No tenía nada que decir, absolutamente nada que decir. Era un fantoche puesto ahí por esta coalición gobiernista del Congreso, que la sostuvo mientras le fue útil y la sacó cuando dejó de serlo. O cuando pretendieron, o han pretendido, distanciarse de ella para el proceso electoral, cosa que es absolutamente inútil. Yo creo que el pueblo tiene memoria y los va a identificar claramente con el gobierno mediocre de Dina Boluarte
Van a ser identificados como los protectores de Dina Boluarte.
Sin duda, yo creo que Keiko, López Aliaga y César Acuña, sobre todo ellos, pero no solamente ellos, van a pagar la factura de haber protegido y avalado las andanzas de Dina Boluarte en el poder en estos casi tres años de gobierno.
Y si lo niegan, habrá que recordarles que incluso tenían ministros dentro del gobierno de Boluarte.
Exacto, tenían cuota de poder, intercambio de favores, cupos administrativos en diversos sectores o por parte del portafolio estatal. Ha sido un pacto de gobierno que lamentablemente ha decidido quedarse en el poder. O sea, han sacado al títere de turno y han puesto a otro.
¿Tendrá algún un peso político Dina Boluarte en las elecciones? Al menos de piñata, al menos para decir que fue el peligro que tuvieron que combatir.
No, yo creo que ya va a pasar al olvido, absolutamente. Ya mañana deja de existir en términos periodísticos y pasado mañana ya deja de existir en términos políticos sociales. Yo creo que lo que haga Jerí va a terminar por opacar lo que puede haber hecho o no ha hecho Boluarte. El problema es que yo creo que prontamente la gente va a decir que estamos igual que con Dina. Ante el primer atentado que haya, el primer ataque de sicarios, la primera extorsión que se haga pública, volvemos a lo mismo y a las mismas exigencias ciudadanas y al mismo malestar ciudadano y a la misma irritación que teníamos con Boluarte. Yo creo que eso no va a cambiar. Entonces, el estado de ánimo colectivo se va a mantener a lo largo del periodo que resta hasta las elecciones de 2026.
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¿Qué es José Jerí? ¿Es un paréntesis, un punto y coma, es el anuncio de que la segunda temporada de la serie llamada Perú va a ser más terrorífica?
Por ahora es puntos suspensivos, porque no sabemos exactamente qué cosa es lo que va a hacer. Ahora, yo veo improbable -y a estas alturas de la entrevista no sabemos cómo va a ser conformado su gabinete ministerial- que tecnócratas independientes calificados acepten una convocatoria suya para ejercer parte de este gobierno de ultratransición.
Y sin embargo él ha dicho que quiere un gabinete de ancha base.
Yo creo que con eso se refiere a un gabinete parchado por los partidos que lo van a sostener: Alianza para el Progreso, Fuerza Popular, Podemos, Somos Perú, etc. Yo creo que esa es su visión de gabinete de ancha base. No creo que sea un gabinete de tecnócratas, un gabinete a lo Sagasti o a lo Paniagua.
Ahora, él ha afirmado que le va a declarar la guerra a la delincuencia, que es lo que todos esperamos. Sin embargo, lo ha hecho en un Congreso que ha dado leyes procrimen. Ahí hay una primera contradicción. ¿Qué tanto manejo puede tener realmente?
Yo creo que no va a tener ninguno. No se va a poder salir de los cauces que el pacto o la coalición del Congreso le va a permitir. Ya su sola elección es demostración de ello. Un presidente tan controvertido, tan cuestionado, con antecedentes tan punibles, y que se hayan descartado opciones mucho más sensatas como la de Roberto Chiabra, revela claramente que el Congreso no está dispuesto a soltar la mamadera del poder de la que ha disfrutado a lo largo de los años de Dina Boluarte. Entonces, no creo que vayamos a ver cualitativamente nada distinto. Vamos a ver más de lo mismo.
Fuerza Popular se sumó a la vacancia diciendo que ellos no querían la presidencia del Congreso. Sin embargo, Fernando Rospigliosi es hoy el reemplazo de Jerí. ¿Te sorprende eso?
No, de Fuerza Popular ya no me sorprende nada. Es un partido absolutamente degradado. Yo siempre lo he dicho, la derecha fujimorista debió haber seguido históricamente el camino de la derecha pinochetista o la derecha franquista, de evolucionar hacia un esquema liberal, democrático, moderno. Pero en el Perú ha involucionado. No solamente ha mantenido, por ejemplo, el esquema autoritario del padre Alberto Fujimori, sino que ha involucionado en términos sociales siendo un partido ultraconservador, cosa que no era, y siendo un partido mercantilista, que tampoco era. Entonces, hoy el mercantilismo, el autoritarismo y el conservadurismo de Fuerza Popular lo convierten, junto con Rafael López Aliaga, en los mejores representantes de la derecha bruta y achorada. Claramente reúnen los tres requisitos que definen esta categoría ideológico-política.
¿Fuerza Popular es la principal expresión de la derecha mercantilista de la que siempre hablas en tus columnas?
Sí, yo creo que es hoy en día la principal expresión.
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Explícame qué es la derecha mercantilista.
Es la derecha que no cree en el mercado, que, por ejemplo, avala las exoneraciones de la ley agraria, que avala el sistema de AFPs, que avala regímenes tributarios excepcionales, que avala circunstancias no competitivas en el mercado y nos convierte en lo que Alberto Vergara llama con propiedad un capitalismo incompetente, con el añadido sutil e irónico de que no solamente no compite, sino que es incompetente, incapaz. Keiko Fujimori mete congresistas no para tener poder, sino para hacer lobby, para generar leyes a favor de sectores, de los atuneros, los pesqueros, los agroexportadores, los mineros, sin ningún empacho y sin ningún descaro, considera el poder político como una herramienta de decisión económica.
Es una derecha un poco sacrílega, ¿no? Porque antes esta derecha respetaba fielmente lo que podía opinar el MEF. Ahora se zurran en lo que dice el Consejo Fiscal, que advierte que cualquier tipo de exoneración tributaria puede generar problemas.
Antes el MEF era el fiel de la balanza. El MEF en su mejor época era capaz de detener proyectos de ley en el Congreso, tenía poder de decisión respecto de otros ministerios o de los devaneos populistas de otros ministerios. Hoy el MEF es una institución absolutamente devaluada, no pesa absolutamente nada. Esa es clara demostración de cómo el modelo de primacía de lo económico y de lo económico liberal ha perdido absolutamente peso en la democracia y en la economía que hoy nos gobierna.
Ahora, mencionabas hace un momento el tema de las exoneraciones para los agroexportadores. Ese es el ejemplo claro de que existe una parte del Congreso que legisla para grandes empresas. ¿Por qué eso no termina siendo un escándalo?
Porque lo que ocurre ahí es que -como todo beneficio mercantilista- beneficia a unos pocos y aparentemente no perjudica a nadie. El perjuicio es tan difuso que no genera activismo contrario a ese tipo de proyectos de ley. Cosa distinta ocurrió, por ejemplo, con las AFPs, que allí la reacción detonó de inmediato porque la quisieron extender a las personas independientes de cuarta categoría. Entonces, salieron los jóvenes a las calles porque les iba a afectar directamente a sus bolsillos. Cada recibo que emitiesen iba a tener un descuento sustantivo en su ingreso mensual.
¿Y los grupos que promovieron la ley se podrán sacudir del tema de las AFPs?
No, yo creo que a la derecha en Perú le van a pasar una factura horrenda por lo que ha hecho durante estos últimos tres años en el gobierno de Dina Boluarte. Por eso, para mí las elecciones de 2026 están claramente inclinadas hacia la izquierda, salvo que ocurra algo extraordinario. O sea, si no habilitan a Vizcarra, la izquierda se los lleva de encuentro.
Tú dices que un mejor escenario sería que habiliten a Vizcarra.
En los términos que planteo, yo creo que Vizcarra puede terminar siendo el mal menor para la derecha que hoy lo odia.
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Ahora, volvamos a Fuerza Popular. Si este partido entiende la política como un tema mercantilista, en el que tiene que estar conectada a una serie de empresas y hacerle favores, ¿en realidad a Keiko Fujimori le interesa llegar a la presidencia o le es suficiente con tener una bancada?
No, yo creo que le da lo mismo. Yo creo que ya se dio cuenta que meter una bancada congresal y hacer lobby legislativo, para conseguir beneficios para grandes empresas y recibir, obviamente, dinero a cambio, le es más que suficiente para alcanzar la cuota de poder que ella requiere. Si a eso le sumamos la capitalización personal que obtienen las campañas electorales por las donaciones de campaña, estamos en una situación en la cual yo creo que fácilmente ella, si no consigue la presidencia, no se siente defraudada porque igual ha conseguido objetivos políticos que le permiten sobrevivir con holgura.
Es el partido visto como una máquina de hacer dinero.
Es una maquinaria de poder mercantilista.
Cuando tú alertas que probablemente en la segunda vuelta habrá dos grupos de ultra izquierda, ¿quién está hablando? ¿El militante del pensamiento liberal o el periodista? Por ponerlo de otra manera, ¿estás tratando de que la derecha cambie de forma de pensar?
Sí, lo hago con esa intención, de lograr que la derecha abra los ojos. La derecha liberal, sobre todo. La ultraderecha a mí no me interesa lo que haga con su vida. Al contrario, en buena hora que se hundan en su propio fango. Pero la derecha liberal está sumida en el pasmo absoluto, no reacciona, no hace campaña, no se activa, no lanza discursos disruptivos, no recoge propuestas para enfrentar al principal problema que es la inseguridad ciudadana.
Pero ponle rostro a esa derecha liberal, ¿a quién te estás dirigiendo?
Me refiero, por ejemplo, a Rafael Belaunde, Carlos Espá, al propio Roberto Chiabra, y allí paramos de contar. ¿Creen que haciendo campaña en redes sociales o recorriendo clandestinamente el Perú están listos? No. Se necesita que establezcan propuestas que sean disruptivas, que sean antisistema, que le quiten la bandera antisistema a la izquierda, y eso requiere tener una visión más urgente de la realidad nacional. La derecha se ha confiado en las encuestas porque la izquierda no aparece. No saben, o no quieren saber, o son ignorantes, de que nunca en las encuestas la izquierda ha aparecido, porque siempre aparece al final. Pero ellos se anestesian y dicen: No hay de qué preocuparnos. El establishment demuestra que con un porcentaje de 10% no llegan absolutamente a nada. Solo el sur andino va a tener 16% de la votación nacional, a favor de un candidato de izquierda radical. Con eso ya pasaron a la segunda vuelta.
Ahora, tú eres un liberal de derecha. Si vieras que hay una manera de ayudar a algún candidato de la derecha liberal para mejorar su campaña, ¿te sumarías a ella?
No, yo nunca me voy a meter en campaña. No sirvo para hacer la campaña. Yo doy muchas charlas de análisis político a empresarios, pero jamás le acepto charlas al Estado ni a partidos políticos.
La única vez que te involucraste con alguna campaña fue con Vargas Llosa.
Sí. Inclusive me fui a vivir a Arequipa para hacer campaña por las ideas liberales. Nos fuimos con Federico Salazar.
¿Ah, sí?
Sí, los dos. Fuimos ambos a trabajar a Arequipa en un proyecto. El proyecto Misti se llamaba. Y consistía en un trabajo para divulgar los valores liberales en el sur andino, que fue un fracaso, porque al final Fujimori, donde más votación tuvo, fue en Arequipa.
¿Cuánto tiempo fue eso?
Eso fue del 88 al 92. Estuve viviendo yo en Arequipa.
Vaya.
Mi hijo mayor es arequipeño. Pero no le he dicho nada todavía, ya cuando tenga 40 años le diré la cruda verdad. (Se ríe)
Otra pregunta, recogiendo la conversación que tuviste con César Hildebrandt a inicios de esta semana. Dijiste que tuviste este acercamiento con la fiscal Patricia Benavides porque en realidad querías tener acceso a una fuente periodística privilegiada.
Sí.
¿Te pidió algo a cambio la exfiscal de la Nación por esta colaboración?
No, la verdad es que no. En verdad fue una alianza fallida. Yo buscaba de parte de ella o de parte de Jaime Villanueva, que además era colaborador de Sudaca, que me pasasen información reservada, que muchos medios tenían y yo no. Pero nunca me pasaron nada.
Es difícil pensar que hayas pecado de ingenuo.
Sí, yo creo que fue un grave error mío apoyar a Benavides. Ahora, no pasó de eso, de un apoyo periodístico abierto, digamos, con firma, con nombre propio, porque no fue nada oculto. Pero fallido, primero por la persona de la que estamos hablando, que luego ha demostrado ser carente de sostenibilidad. Lo último que se acaba de saber de ella es que su tesis es absolutamente plagiada.
Hablemos un poquito del oficio. Has dicho varias veces que si uno quiere ser periodista no debería estudiar periodismo, ¿por qué?
Yo creo que ha cambiado mi opinión al respecto. Eso lo decía antes, cuando las facultades de periodismo no formaban a la gente en lo esencial. Yo he recibido a lo largo de mi carrera como fundador de diarios y director, durante 20 o 30 años, centenares de currículums de estudiantes de periodismo o de gente que quería trabajar en periodismo, y los que mejor me resultaban eran aquellos que habían estudiado otras carreras y se querían dedicar al periodismo, porque los estudiantes de periodismo no sabían absolutamente nada, no tenían idea de cómo levantar una noticia, no les enseñaban lo básico.
No sabían detectar la pepa.
Exacto, ese olfato no lo tenían entrenado. Pero yo creo que eso ha cambiado. Yo creo que hoy en día, con las posibilidades del streaming, de que cada periodista tenga su propio medio, cosa que yo estoy descubriendo recién a la vejez, se abre un inmenso campo de posibilidades para gente con formación profesional mucho más intensiva de lo que era hace 20 años.
Durante mucho tiempo fuiste conocido como el afanoso fundador de medios escritos. ¿Esa fiebre ya se te pasó o todavía tienes un poquito de fe en el papel?
Todavía tengo la ilusión de sacar un semanario. Yo soy un creyente de que la prensa escrita tiene plena vigencia y pleno futuro. Yo creo que lo que ocurre es que los medios no se están dando cuenta de la necesidad de cambiar absoluta y radicalmente el chip con el cual vienen operando. Ya no pueden ofrecer noticias del día, ya las noticias la gente las conoce en tiempo real por las redes sociales. Yo siempre pongo de ejemplo un partido de la U con Alianza. Juegan a las 2 de la tarde y a las 5 de la tarde, el 99% de los hinchas de fútbol ya sabe el resultado. Entonces, ¿qué sentido tiene que 24 horas después un medio de comunicación ponga en su portada que la U le ganó a Alianza? Claro que decir que la U le ganó a la Alianza ya no es noticia.
Me siento atacado.
(Se ríe). Pero piénsalo. ¿Qué cabe hacer al respecto? Mandar a un cronista a cubrir el partido, hacer entrevistas exclusivas respecto de los protagonistas del partido y en un recuadrito poner el resultado. Pero eso significa cambiar el chip por completo en los periódicos y lo otro es dejar de desinvertir en redacciones y más bien hacer como el New York Times, que hoy tiene más periodistas que antes de la crisis digital. Ha aumentado su plana de periodistas en prensa escrita. Y hoy vende más que antes en sus periódicos.
Juan Carlos, además de fundador de medios, tienes fama de jefe pragmático, mandón y hasta gritón.
Eso ha cambiado mucho.
¿Por qué?
Reconozco que era un sello personal. Pero yo estoy privilegiando ahora mi bienestar personal, mi salud mental, mi estado de ánimo, mi tranquilidad y sobre todo tengo confianza en delegar mucho en el personal. Sudaca fue el mejor ejemplo. Yo casi ni me metía en los contenidos porque confiaba mucho en el equipo que se logró armar. No quiero verme envuelto nuevamente en esa vorágine hiperactiva, impulsiva, reactiva, gritona. Yo he llegado a romper un escritorio de mi oficina por perder una primicia en el Diario Correo..
Vaya, eres un Juan Carlos Tafur zen, casi budista.
Sí. Privilegio eso mucho más. Porque además creo que los jóvenes no aceptan el maltrato típico de las redacciones antiguas. Gritar no los acicatea, los baja, y también hay que cambiar el chip en las generaciones mayores del periodismo.