¿Todos al diván?: Lo que la terapia de familia puede hacer por ti
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Muchas personas han escuchado hablar sobre la terapia familiar, pero desconocen realmente en qué consiste, si podrían acceder a ella, ni cómo… Cuando podría ser la solución a situaciones no deseables en el hogar. ¿En qué consiste esta herramienta? ¿Está al alcance de cualquiera? ¿Intervienen también los más pequeños de la casa? Jorge Gil Tadeo, psicólogo clínico, Terapeuta Familiar y presidente de la Federación Española de Asociaciones de Terapia Familiar (FEATF), aclara que se trata de «un modelo de intervención terapéutica en el que, efectivamente, se trabaja con todos los integrantes de la familia a la hora de abordar el problema, el sufrimiento o la patología». Porque ante una determinada circunstancia, apunta Gil Tadeo, «no solo sufre el llamado 'paciente identificado' , es decir la persona que muestra la circunstancia (trastornos de conducta, adicciones, trastornos alimentarios, conflictos de pareja, absentismo escolar, depresiones, ansiedades, etc.), sino que todos los miembros del sistema familiar padecen y son parte del problema; por lo que hemos de trabajar con todos/as los miembros para ayudarlos y juntos encontrar una solución». Los psicoterapeutas familiares, explica el presidente de FEATF, «sabemos que la familia es la mayor experta y la que más sabe sobre su propia dinámica familiar y que juntos, debemos trabajar para abordar el sufrimiento. ¿Qué tipo de problemas se tratan? En general la terapia familiar aborda todo tipo de problemas ya que lo que hace es poner el foco en las relaciones familiares a la hora de abordar una posible solución y de entender las causas de ese problema/sufrimiento. ¿Cuál es el objetivo principal de este tipo de terapia? En primer lugar, involucrar a todos los miembros de la familia a la hora de solucionar el problema que traen, para después poder quitar el foco sobre el paciente identificado (hijo/a problemático, el que padece la depresión, el adicto, el violento, etc.) y que entiendan que el sufrimiento y las dificultades son de toda la familia y que juntos podrán afrontarlas y resolverlas. ¿Participan todos los miembros de la familia? ¿Juntos o por separado?¿De todas las edades? De entrada, lo ideal es que participen todos los miembros de la familia, pero no siempre es posible, bien por razones laborales, de horarios o de oposición de alguno de los miembros de la familia a participar. Eso no significa que no se pueda hacer terapia familiar si falta alguno de los miembros. Incluso desde hace años venimos trabajando en intervenciones familiares sistémicas con un único miembro de la familia. Pero siempre el terapeuta familiar va a tener en su cabeza a toda la familia. Cuando acude toda la familia, iremos decidiendo, a lo largo del proceso terapéutico, si tendremos algunas sesiones por separado con los distintos miembros o sesiones quizá solo con los padres o solo con los hermanos en función del desarrollo del propio proceso terapéutico. Una duda que a menudo plantean los padres es si traer a los hijos pequeños. Nosotros, los psicoterapeutas familiares les explicamos que esos niños son parte de la familia y que, como tal, sufren lo que está ocurriendo y también tienen una voz importante que decir; esto es algo que nos enseñó Mauricio Andolfi, un psiquiatra y psicoterapeuta familiar que trabaja con niños de todas las edades, dándoles espacio y voz para ayudar a comprender lo que está ocurriendo en el propio sistema familiar. ¿Cómo funciona una sesión típica de terapia familiar? Habitualmente convocamos a todos los miembros de la familia y al inicio de la sesión les preguntamos a todos cuál creen que es el problema que les trae a consulta (¿qué les hace sufrir?) y vamos dando la palabra a cada uno/a de los miembros para así poder comprender mejor la realidad familiar. Lo habitual es que cada uno aporte una perspectiva diferente sobre cuál es el problema. Por ejemplo, ante un problema de inicio de consumo de drogas de un adolescente, los padres suelen poner el foco en esta conducta de consumo mientras que el adolescente «problemático» y/o alguno de sus hermanos indica que en casa no se puede estar por las continuas peleas que ocurren y que prefiere salir con sus amigos y distraerse. En este caso podríamos estar hablando de un consumo de sustancias como evasión de una convivencia familiar muy problemática, quizás por una conflictividad grande entre los padres, de tal modo que habrá que trabajar sobre ese consumo, pero no podremos centrarnos solo en la conducta, sino en esas relaciones familiares conflictivas que llevan a la adolescente a escapar de ellas. ¿Puede funcionar si no todos los miembros de la familia están dispuestos a participar? Puede funcionar, aunque lo ideal es qué participen todos o la mayor parte de los miembros. Aunque es verdad que al centrarnos los psicoterapeutas familiares en modificar las relaciones (familiares) y no tanto en la persona señalada como paciente, una terapia familiar sin que asistan algunos miembros también puede ser exitosa; según los principios de equifinalidad y equicausalidad que rigen en la terapia familiar, cualquier cambio de uno de ellos va a generar un cambio en todo el sistema familiar. ¿Qué tipo de técnicas o enfoques se utilizan en este tipo de terapia? La terapia familiar puede tener varios enfoques, pero el enfoque Sistémico-relacional es el que impera dentro de la Federación Española de Asociaciones de Terapia Familiar (FEATF) que es la Federación que aglutina a todos/as los/as psicoterapeutas familiares en España. La terapia familiar sistémica relacional, como bien dice su nombre, pone la atención en las relaciones que se producen entre los diferentes miembros de la familia, y les ayuda a modificar dichas relaciones, muchas veces insanas, que son las generadoras de los problemas. Dentro de este enfoque podremos poner más el acento en las jerarquías familiares (que son importantes y deben existir) o en lo estilos comunicacionales, etc. Por ejemplo, en el trabajo con un sistema familiar podemos descubrir que la depresión de uno de los progenitores es consecuencia de la pérdida del empleo, los conflictos con su pareja y las discusiones con sus hijos, lo que le ha llevado a sentir que ha perdido su valía tanto personal, como dentro de su familia, cursando con una sintomatología depresiva. Al poder abordar esos conflictos y esa vivencia, y no centrarnos únicamente en la sintomatología depresiva ( y por ende no prescribir psicofármacos), podremos ayudarle a salir del sufrimiento de la depresión, recuperando relaciones más sanas y adecuadas. ¿Cómo saber si una familia necesita asistir a terapia, si es indicada? No es tanto si una familia necesita asistir a terapia en casos específicos, más bien es una forma más completa de abordar los problemas que traen las personas. Pero es verdad que a lo largo de la historia de la familia hay hitos que generan crisis y que pueden indicar la necesidad de terapia. El desbordamiento de los padres en la crianza, que puede provocar la pérdida de papeles, traduciéndose, por ejemplo, en conductas agresivas, comunicación violenta, etc., pueden ser indicadores de necesidad para afrontar esta nueva etapa; quizá porque focalizaron en demasía sus esfuerzos en el ejercicio de la maternidad y la paternidad, abandonando otros ámbitos de su vida como el profesional, la pareja, los amigos, y esto les pasa ahora una factura importante. O quizás porque esta maternidad/paternidad es una experiencia que no estaba del todo integrada en su proyecto vital y de alguna manera hay un cierto rechazo a ella.