"Duque", el caballo terapeuta
"Duque" no es un caballo cualquiera. Su mirada tranquila y un temple inquebrantable le han convertido en el refugio emocional de muchos jóvenes que buscan reconstruirse frente a la ansiedad, la soledad o el dolor. Este ejemplar de Pura Raza Española ha sido distinguido con el Premio Bienestar Animal del Colegio Oficial de Veterinarios de Madrid por su participación en el proyecto "A caballo por la luna", una iniciativa que ofrece terapias ecuestres gratuitas a adolescentes en riesgo y que se imparte gracias al Instituto de Educación Secundaria Neil Armstrong, en Valdemoro, Madrid.
El proyecto está liderado por Isabel Vera, profesora y entrenadora del mismo instituto, quien descubrió las capacidades especiales de "Duque" al trabajar con su propio hijo, diagnosticado con autismo. Aquella experiencia personal fue el punto de partida de un programa que hoy combina la intervención terapéutica con el contacto natural y el respeto al caballo. Según Vera, "el caballo detecta el dolor antes de que se exprese" y su conexión con los jóvenes surge de manera espontánea, casi intuitiva. Su serenidad y empatía parecen nacer de una historia marcada por la superación: antes de llegar a su actual hogar, "Duque" sufrió abandono y maltrato. Esa experiencia, según su cuidadora, podría explicar la sensibilidad con la que reacciona ante el sufrimiento humano. Su proceso de recuperación fue largo, pero lo transformó en un animal capaz de conectar con las emociones más profundas de quienes lo rodean.
Las sesiones de "A caballo por la luna" no se centran en montar, sino en construir una relación genuina entre el joven y el caballo. Se trata de caminar a su lado, cepillarlo, observarlo o simplemente compartir el silencio. En ese entorno natural, lejos del juicio y la presión, los adolescentes encuentran un espacio seguro para expresarse, algo que en muchos casos no logran en un despacho o una consulta. La presencia del caballo actúa como un puente emocional, un punto de equilibrio que permite al joven reconocerse y sanar sin palabras, sólo con gestos y miradas que hablan por sí solas.
El equipo que acompaña a Isabel Vera está formado por psicólogos, terapeutas ocupacionales y veterinarios, todos comprometidos con un objetivo común: que las terapias ecuestres sean accesibles a todos. "Queremos democratizar las terapias ecuestres", afirma la profesora, convencida de que el contacto con los caballos puede cambiar vidas y de que ningún joven debería quedar fuera por motivos económicos. La gratuidad del programa, junto con el enfoque de respeto mutuo entre humano y animal, lo convierte en un modelo pionero dentro del ámbito educativo y social. El IES Neil Armstrong demuestra así que la educación pública puede ir más allá del aula para convertirse en un espacio de transformación emocional y comunitaria.
La labor de "Duque" y su equipo se enmarca dentro de un creciente reconocimiento al valor terapéutico de los caballos. La equinoterapia, o terapia asistida con caballos, engloba distintas modalidades que van desde la hipoterapia, centrada en la rehabilitación física, hasta la equitación terapéutica, con objetivos emocionales y sociales. En España, varias universidades han estudiado sus beneficios. Un trabajo conjunto de la Universidad Complutense de Madrid y la Universidad Rey Juan Carlos comprobó mejoras notables en la función motora, el equilibrio y la calidad de vida en niños con diversas patologías tras participar en sesiones ecuestres. También se ha observado un impacto positivo en la autoestima, la reducción de la ansiedad y la integración social en personas con discapacidad o dificultades emocionales.
Proyectos similares existen en distintos puntos del país, aunque pocos con el enfoque educativo y social del que presume Valdemoro. En Barcelona, la asociación "Horseway" trabaja con adolescentes tutelados y personas con baja autoestima; en Madrid, la Fundación Deporte y Desafío impulsa programas de hipoterapia para personas con discapacidad. Sin embargo, la combinación de gratuidad, vocación pública y compromiso animal que caracteriza a "A caballo por la luna" lo convierte en un ejemplo único dentro del panorama nacional.
Los expertos coinciden en que, aunque la evidencia científica sobre estas terapias sigue ampliándose, los resultados empíricos son prometedores. Los caballos, animales de gran sensibilidad y capacidad de lectura emocional, se convierten en mediadores naturales para trabajar el equilibrio interno de las personas. En ese proceso, el bienestar del animal es esencial: sólo un caballo respetado, tranquilo y bien cuidado puede ofrecer la serenidad que el ser humano necesita para sanar. El reconocimiento del Colegio Oficial de Veterinarios de Madrid a "Duque" no sólo pone en valor a un caballo excepcional, sino también a un equipo humano que ha demostrado que la empatía no entiende de especies. Gracias a ellos, muchos adolescentes han vuelto a creer en sí mismos y a encontrar una forma de curar sus heridas en el lugar más inesperado: junto a un caballo que, habiendo sufrido, aprendió a sanar.