Las ondas expansivas de Guns N’ Roses: Fotos desde la primera fila y los camerinos
A sus 63 años, Axl Rose se mostró con entrega, renovada vitalidad y compromiso, como se define el verdadero significado de un rock star ascendido a leyenda. Así ocurrió el pasado 1.º de octubre en el Estadio Nacional, en San José, cuando la icónica banda Guns N’ Roses materializó el sueño de más de 32.000 fanáticos, quienes acudieron gustosos al llamado del concierto de apertura del segmento latinoamericano de su gira mundial titulada, con acierto, Because What You Want & What You Get Are Two Completely Different Things Tour.
Si muchos querían escuchar al legendario vocalista de aquel amplio registro vocal en los lejanos años noventa, más bien obtuvieron un cantante con voz madura de mucho oficio que no decepcionó: dos cosas completamente diferentes.
Algo también “completamente diferente” fue la sustancial mejora en la producción del espectáculo, al compararla con la propuesta escénica del primer concierto de la agrupación en el 2016 en nuestro país, según comentaron algunos asistentes ubicados en la primera fila frente a la tarima.
Don Stockwell, empresario y uno de los miembros del equipo de producción, detalló que “este evento de clase mundial fue sumamente retador desde muchos puntos de vista”. “El equipo de Guns N´Roses es increíblemente minucioso en todos los detalles de sonido, luces y tarima. Realizaron tres viajes de inspección previos, más aún, por tratarse del primer show de la gira”, comentó el productor.
Incluso, Stockwell reveló que el espectáculo estaba proyectado para iniciar a las 6:30 de la tarde, pero “las presas atrasaron a Axl saliendo del hotel hacia el estadio. Su llegada estaba programada a las 6:25 p.m., llegó casi a las 7 p.m. En Costa Rica por ley los conciertos deben terminar a las 10 p.m. y solamente pudo dar tres horas de cátedra cuando teníamos previstas tres horas y media”.
Ya sobre el escenario, Axl Rose cantó con pasión durante dos horas y cincuenta minutos. Lo acuerparon los cimientos musicales de la banda, dos de los mejores músicos de la historia del rock: Slash en la guitarra principal y Duff McKagan en el bajo. Complementaron con alto nivel profesional, la guitarra rítmica de Richard Fortus, los teclados de Dizzy Reed, la batería de Isaac Carpenter y el poder femenino de Melissa Reese en los teclados y coros.
Su repertorio fue amplio y generoso con 27 canciones memorables, un recorrido por cuatro décadas que incluyó imperdibles como Welcome to the Jungle, Estranged, Yesterdays, Knockin’ on Heaven’s Door (cover de Bob Dylan), Don’t Cry, You Could Be Mine, Sweet Child o’ Mine, November Rain y Patience.
El éxtasis, el aplauso y la ovación se fusionaron como un sentido agradecimiento de la audiencia a una de las bandas incluidas en el Salón de la Fama del Rock & Roll.
El blindaje de las leyendas
Axl Rose ingresó al país la tarde del 28 de setiembre con una escolta especial en el Aeropuerto Juan Santamaría y aferrado a una cerveza tica en su mano derecha.
Según revelaron los productores, llegó unos días antes del concierto para turistear por Costa Rica y compartir con amigos. Llegó con la voz descansada y en todo momento se le observó feliz, con buena actitud, según comentaron.
Pocas personas tuvieron acceso al líder de la banda; así ocurrió también con Slash o Duff McKagan e incluso con los otros integrantes de la agrupación californiana.
El acceso a los camerinos manejó un estricto protocolo para blindar a las celebridades del acceso directo y cara a cara de algún ansioso fanático tico. Sin embargo, algunos costarricenses les enviaron obsequios especiales y con inspiración 100% local.
Ericka Robert fue la única persona asignada como enlace con los camerinos de Guns N´Roses en el Estadio Nacional. Minutos previos al inicio del ensayo general —la noche del 30 de setiembre—, recibió la autorización de recibir y entregar un grupo de carretas típicas de formato pequeño y complementadas con una bandana con un diseño exclusivo, realizadas por el pintor sarchiseño Rolando Alvarado.
También la artesana cartaginesa Elena Hernández confeccionó siete versiones en “mascarada miniatura” de Axl Rose, Slash, Duff McKagan, Richard Fortus, Dizzy Reed, Isaac Carpenter y Melissa Reese. Cada figura incluyó una máscara a escala de un perezoso, un jaguar, un colibrí, un tucán, un cariblanco, una lapa y una rana de ojos rojos.
“Fue una gran experiencia y algo muy gratificante para que se lleven un pedazo de la esencia y las tradiciones de Costa Rica”, comentó orgullosa la experta en confección de mascaradas en todos los formatos.
Asimismo, los músicos recibieron el obsequio de un escudo de madera y firmaron algunos discos de acetato y afiches.
Quizás el único que logró conversar cara a cara con Axl Rose y lograr registrar el momento en una imagen fue Stockwell. “Estaba emocionado de estar de vuelta e iniciar la gira en nuestro país (...). Me dijo que la energía del público realmente le encantó y agradeció por todas atenciones a su equipo y la banda”, comentó.
En las redes sociales de la agrupación se publicó un afiche oficial de la visita a Costa Rica. La imagen incluía la versión “mutante” de un mono aullador, un pájaro bobo con una serpiente coral falsa en el pico y una rana de ojos rojo, todas especies de la fauna costarricense.
Unida a la imagen, publicaron dos vídeos sobre la experiencia en Costa Rica desde el punto de vista de la banda, con un público potencial de casi 40 millones de seguidores.
Armas de producción y rosas en los detalles
Al sonar los últimos acordes de Paradise City, la última canción del set, la banda se presentó unida en una hilera al frente del escenario y realizaron una reverencia ante un público fiel, bajando el telón del espectáculo de aquella inolvidable noche.
Sin embargo, la historia inició meses atrás y de una manera intensa. Una semana antes se entregó a los productores el Estadio Nacional para su transformación y activar el cumplimiento de los exigentes requisitos de la marca Guns N´Roses, así como todos los preparativos de orden logístico para atender y brindar un servicio de calidad a una audiencia de más de 30.000 personas.
“Realizamos un planeamiento ejecutivo con los planos de accesos, venta de comidas, servicios de emergencia y se realiza el montaje estructural de tarimas y sonidos con los proveedores correspondientes. Cuatro días antes del evento se activa la supervisión de un equipo de avanzada de la producción de la banda procedente de Brasil. Este show es de calidad triple A y se trata de una gira mundial de alta exigencia”, compartió Randall Guzmán, gerente de logística y empresario de Arza Producciones.
Según resaltó, el día de concierto activaron un dispositivo de aproximadamente 450 efectivos de seguridad y más de 400 personas adicionales se encargaron del escaneo de los tiquetes y el acomodo de los asistentes en todas las zonas de gramilla y graderías.
También más de 100 personas atendieron las áreas de comidas y un equipo adicional atendió las eventualidades. “Agradezco al equipo por su labor hormiga y gracias a su apoyo, miles de personas lograron disfrutar del concierto de una de las leyendas del rock”, concluyó Guzmán.
La vara quedó alta, pero todos coinciden que la competencia en Centroamérica es cada vez más intensa y no dudan que Costa Rica está preparada para producir eventos de alto nivel y ser incluidos en los tours mundiales de cualquier artista global.