La intrahistoria del fuerte vínculo del obispo de Córdoba con el próximo rival blanquiverde: la Cultural Leonesa
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Además de la gran importancia que tiene el próximo encuentro del Córdoba CF frente a la Cultural Leonesa para salir de la zona baja de la tabla, este duelo tiene una gran intrahistoria con la Diócesis del Córdoba. Jesús Fernández , actual obispo de la misma, tiene un curioso pasado futbolista como portero del filial cazurro e incluso como capellán del equipo leonés. Para conocer los entresijos de su pasado con la Cultural Leonesa, ABC Córdoba ha podido contar con Goyo Chamorro , responsable del Área Social de la Cultural Leonesa y, sobre todo, gran amigo del prelado cordobés; además de antiguo compañero sobre el verde. El fútbol es rivalidad, competitividad, emoción, lágrimas y sonrisas, pero, especialmente, tiene la capacidad de generar amistades y vínculos para toda la vida , como es el caso de Goyo con Jesús. Curiosamente, se desempeñaba como central y la unión que tuvo con su guardameta comenzó en el terreno de juego . Mezclar fe y fútbol parece difícil de compaginar, a priori, pero al actual obispo de Córdoba le apasionaba, y le sigue apasionando, el deporte rey. Por ello, desde la portería encontró la posibilidad de competir en aquello que más le gustaba ya que físicamente «era muy espigado y era un poco parecido a Iribar en cuanto a la sobriedad que tenía», explica Chamorro. Ahondando dentro de sus calidades entre los tres palos, era un « guardameta sobrio, comunicativo y seguro ya que no era un exhibicionista a la hora de frenar el peligro». Respecto a su paso por el filial de la entidad cazurra, monseñor Fernández llegó procedente de La Unidad, equipo que se entabla en la localidad de la Magdalena , a unos 30 kilómetros de León. Sin embargo, su cambio de aires no afectó mucho dentro del vestuario ya que se aclimató rápidamente. «Era un chico entrañable, risueño, prudente y tímido en algunos momentos, pero se metió enseguida en el grupo», recuerda Goyo. Su estilo de vida no era precisamente baladí, ya que tenía que compaginar su vida como futbolista con la formación como seminarista , faceta que, reconoce Goyo Chamorro, el equipo no sabía en primeras instancias. Por entonces empezaron a tener un poco más de cuidado con su lenguaje en respeto a su compañero. «Cuando pasaba cualquier situación del fútbol cotidiana, empezamos a decir unas expresiones que no iban a cuento, y él nos lo notó, pero nos dijo que nos tranquilizásemos que esas expresiones sabía que no la sentían. El respeto que existía por los sacerdotes era mucho mayor que el que hay hoy en día , pero él era un hombre mucho más avanzado, mucho más integrado y fue uno más», apuntilla. Además, según ilustra Goyo, el fútbol era puro sentimiento, donde cada balón dividido era una pequeña batalla por defender el escudo que portaban en una demostración de entrega y orgullo. No había lujos , apenas un foco que servía de una única guía para entrenar en el antiguo estadio de La Puentecilla cuando no se ejercitaban en alguno de los prados adyacentes. Entrenaban de noche, entre el frío cortante de León, la penumbra y con las manos entumecidas, pero con el calor en su interior de saber que el domingo tendrían un nuevo partido para disfrutar de lo que tanto amaban. Obviamente, cada jugador tenía sus propias ocupaciones. Por ejemplo, Chamorro estaba preparándose para unas oposiciones, mientras que Jesús Fernández nunca dejó de lado su formación sacerdotal . «Cumplía con sus obligaciones por la mañana, pero por la tarde, salvo alguna excepción, íbamos a entrenar y nos ejercitábamos durante una hora y media en León», explica. El tiempo pasó y sus caminos futbolísticos se separaron, pero esta bonita historia que había forjado este deporte estaba destinada a tener un final feliz dentro del campo a inicios de los años 80. «Nos fuimos al San Francisco, que era un equipo de una barriada de las afueras de León, que jugaba regional y ahí colgamos las botas los dos . Era un club muy familiar también, ya que muchos de los que habíamos estado en la Cultural también terminó ahí», comenta. Con su adiós de los terrenos de juego, el camino del actual obispo de Córdoba se mantuvo como vicario en León, pero le surgiría la ya nombrada opción de ser el capellán de la Cultural Leonesa . Aunque no sea un hecho muy habitual en el fútbol moderno , el conjunto leonés siempre ha ostentado esta figura para ser el asistente espiritual de los jugadores y el encargado de gestionar todos los eventos de carácter religioso del club. Sobre esta nueva etapa, Jesús Fernández estuvo «muy feliz» mostrando una complicidad con jugadores y directiva muy entrañable antes de marchar a Santiago de Compostela como obispo auxiliar en 2013. Tras esta etapa, volvió a León en 2020, más concretamente a Astorga donde fue nombrado obispo y vivió una anécdota ciertamente curiosa. La diócesis de Astorga pertenece a Ponferrada, por lo que ahora se encontraba en 'territorio hostil' por la fuerte rivalidad futbolística que existe entre Cultural Leonesa y Ponferradina. El presidente blanquiazul, José Silvano, según relata Goyo, le invitaba al palco del Toralín en un gesto que trascendía los colores y las fronteras deportivas. Sin duda, era una muestra de admiración hacia la persona de Jesús que supo ganarse el cariño de todos, incluso en la otra orilla del sentimiento futbolero. El prelado de Córdoba vivirá este próximo lunes un partido muy especial entre los dos equipos que ahora ocupan su corazón . Entre la emoción del juego y las risas compartidas, será sobre todo un partido que verá con quienes han acompañado su camino, disfrutando cada instante junto a grandes amigos como Goyo Chamorro.