¿Se viene la Tercera Guerra Mundial? China planearía invadir a uno de los países más poderosos, y no es Estados Unidos
En un mundo que observa con atención la consolidada "amistad sin límites" entre China y Rusia, una nueva y sorprendente hipótesis emerge para sacudir los cimientos de la geopolítica actual.
Analistas de defensa internacionales advierten que, tras la fachada de cooperación, Pekín podría estar gestando un plan para lanzar una ofensiva militar contra su vecino del norte, en un movimiento que redefiniría el poder global.
El objetivo principal de esta potencial agresión sería el control de una de las regiones más estratégicas y codiciadas del planeta: el Ártico. Con el cambio climático abriendo nuevas y valiosas rutas marítimas, se cree que quien domine el Ártico tendrá una ventaja comercial y militar decisiva en las próximas décadas.
Actualmente, es Rusia quien ejerce soberanía sobre la vital Ruta del Mar del Norte, un pasaje que acorta drásticamente los tiempos de navegación entre Asia y Europa. Para China, una potencia eminentemente comercial y con aspiraciones de superpotencia naval, arrebatarle el control de esta ruta a Moscú representaría un logro estratégico de un valor incalculable, consolidando su influencia en el comercio mundial.
La analista de defensa y exoficial de inteligencia estadounidense, Rebekah Koffler, es una de las principales voces que alertan sobre este escenario. Según sus declaraciones a medios como Fox Business, China está jugando una partida a largo plazo, presentándose como un socio para el desarrollo del Ártico mientras espera el momento oportuno para tomar el control por la fuerza, aprovechándose de un vecino cada vez más debilitado.
El factor que haría posible esta traición estratégica es, paradójicamente, el conflicto que Rusia mantiene en Ucrania. La guerra ha significado un enorme desgaste para el ejército ruso y ha sumido su economía en una profunda crisis debido a las sanciones internacionales. Esta creciente vulnerabilidad es observada con atención desde Pekín, que podría verla como la ventana de oportunidad perfecta para ejecutar sus planes.
De este modo, la relación entre ambas naciones se estaría transformando en una de dependencia asimétrica. Rusia, cada vez más aislada y necesitada de apoyo económico, se ha convertido en el "socio menor" de una China que no ha hecho más que fortalecer su posición. Pekín estaría aprovechando esta dinámica para obtener concesiones mientras evalúa el momento preciso para su jugada maestra.
La supuesta "amistad sin límites" proclamada por Xi Jinping y Vladímir Putin quedaría así expuesta como una conveniencia puramente estratégica para los intereses chinos. Mientras públicamente ofrece un respaldo diplomático a Moscú, China podría estar preparando el terreno para una futura confrontación que le asegure el dominio no solo del Ártico, sino de todo el continente asiático.
Aunque se trata de una hipótesis, este análisis plantea un futuro de enormes tensiones entre dos potencias nucleares que hoy se muestran como aliadas. La posibilidad de un conflicto de esta magnitud introduce un factor de inestabilidad mayúsculo en el panorama internacional, con consecuencias que serían, a todas luces, impredecibles y catastróficas para el equilibrio mundial.