Un niño de tres años va a jugar al jardín y vuelve a casa con una granada activa en la mano
Un niño de tres años encontró una granada en el jardín delantero de su casa en Hartline, Washington, EE UU, provocando una respuesta inmediata por parte de las autoridades locales. El menor había salido a jugar como parte de su rutina diaria, cuando se topó con el artefacto semienterrado entre la maleza. Sin comprender el peligro, lo llevó directamente a casa, donde sus padres, horrorizados al ver el objeto oxidado en sus manos, reaccionaron con rapidez.
Tras alertar a emergencias, decidieron colocar la granada en el cobertizo del jardín, alejándola de la vivienda principal mientras esperaban la llegada de los equipos especializados. La familia mantuvo al niño en el interior, bajo vigilancia constante, mientras los vecinos eran informados y se iniciaba un perímetro de seguridad.
La Brigada Antibombas confirmó que se trataba de un dispositivo activo. A simple vista, el artefacto presentaba signos de deterioro, con la carcasa cubierta de óxido y marcas que sugerían una antigüedad considerable. Los expertos señalaron que podría tratarse de un modelo utilizado durante la Segunda Guerra Mundial, aunque no se descarta que haya sido modificado posteriormente.
El comandante Clifford Pratt, al frente del operativo, lo clasificó como un artefacto explosivo improvisado (IED), una categoría que engloba dispositivos ensamblados fuera de los estándares militares, a menudo con componentes reciclados o adaptados. Según Pratt, este tipo de explosivos pueden ser incluso más impredecibles y peligrosos que una granada convencional, debido a la falta de control sobre su mecanismo interno y su estado de conservación.
Los técnicos desplegaron un protocolo de seguridad exhaustivo, siguiendo procedimientos diseñados para minimizar cualquier riesgo de detonación accidental. Equipados con trajes antibombas, escáneres de rayos X portátiles y herramientas de diagnóstico remoto, los especialistas analizaron el artefacto sin moverlo de su ubicación inicial.
Una vez confirmado su potencial explosivo, se procedió a su traslado mediante un contenedor blindado hasta una zona rural alejada del núcleo urbano. Allí, en un espacio controlado y sin presencia civil, se llevó a cabo la neutralización mediante una detonación dirigida. El estruendo fue perceptible en las inmediaciones, pero no causó daños materiales ni personales.