¿Quieres consumir más proteína? Esta es la guía definitiva para calcular cuanta necesitas ingerir
<p>La fiebre por la proteína, que se ha instalado en gimnasios y cocinas por igual, esconde una realidad más compleja de lo que parece. Lejos de ser una solución universal, un consumo desmedido puede convertirse en <strong>un arma de doble filo</strong> para la salud. A corto plazo, el exceso se manifiesta a menudo en molestias gastrointestinales, como el estreñimiento, pero las consecuencias a largo plazo pueden ser bastante más serias.</p>
<p>De hecho, los especialistas advierten de que superar ciertos umbrales, incluso para deportistas de élite, puede acarrear <strong>problemas de salud de diversa índole</strong>. Se estima que una ingesta superior a los 2,2 gramos por cada kilo de peso corporal resulta innecesaria y potencialmente peligrosa, ya que se ha asociado con un mayor riesgo de desarrollar enfermedades cardíacas.</p>
<p>Por ello, la clave no está en la abundancia, sino en <strong>encontrar el equilibrio adecuado</strong>. Mientras que la ingesta mínima recomendada se fija en 0,8 gramos por kilo de peso, los expertos sugieren que apuntar a una cifra cercana a los 1,8 gramos diarios sería mucho más beneficioso para el organismo en general, tal y como <a href="https://www.womenshealthmag.com/food/a67995359/how-much-protein-is-too-much-protein/" target="_blank" rel="noopener noreferrer">han publicado en Women's Health</a>. Este nutriente es fundamental para el sistema inmunitario y la salud ósea, además de generar una valiosa sensación de saciedad que ayuda a controlar el apetito.</p>
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Las necesidades específicas de cada organismo
</p><p>En este sentido, no todas las personas parten del mismo punto. Existen colectivos con requerimientos más elevados, como los deportistas de alto rendimiento, cuyo desgaste físico exige <strong>un aporte proteico superior</strong> para la correcta recuperación y construcción muscular. Lo mismo ocurre con mujeres durante la lactancia, la perimenopausia o la menopausia, etapas en las que los cambios hormonales y fisiológicos demandan un extra de este macronutriente.</p>
<p>Asimismo, no solo importa la cantidad, sino también el origen del nutriente. La evidencia científica subraya que <strong>la calidad de la proteína</strong> es un factor determinante. Las fuentes vegetales, por ejemplo, suelen ser más densas en otros nutrientes y su consumo regular está vinculado a una menor incidencia de patologías crónicas si se comparan con muchas proteínas de origen animal.</p>
<p>Por otro lado, la aplicación práctica de estas recomendaciones se traduce en pautas dietéticas concretas. Los nutricionistas aconsejan incluir pescado dos o tres veces por semana, <strong>limitar la carne roja</strong> a una o dos ocasiones al mes como máximo, y completar las necesidades con carnes magras como el pollo y una amplia variedad de legumbres, frutos secos y otros vegetales.</p>
<p>En definitiva, la estrategia más eficaz y sencilla para asegurar un consumo correcto sin caer en excesos no requiere de complejas calculadoras. El consejo fundamental reside en incluir una fuente de proteína de calidad <strong>en cada comida principal</strong>, así como en los tentempiés que se tomen a lo largo del día para mantener estables tanto la energía como la saciedad.</p>