¿Quiere votar con Trump o sin Trump?, por Mirko Lauer
Donald Trump ya empezó a trabajar América Latina. Barcos de guerra frente a Venezuela. Endeudar a Javier Milei para salvarle el pescuezo. Grosera presión y luego reunión con Lula da Silva en la Asamblea General. Lleva a preguntarse cuándo le tocará el turno a Perú, y cuál será su naturaleza. ¿Va a querer influir en las próximas elecciones?
Por lo pronto el alcalde Rafael López Aliaga fue invitado a la toma de mando en Washington. Aunque no logró reunirse con Trump, sí le ligó hacerlo con un asesor del presidente, se nos escapa el nombre. Le fue mejor que en la visita al Vaticano, y es suficiente para pensar que López Aliaga puede ser la carta de Trump para el 2026.
Por lo pronto, cuando López Aliaga llamó a Milei “mi hermano” en plena cena inaugural, quizás empezó a aparecer en el horizonte un salvataje de la desfinanciada municipalidad de Lima, similar al que acaba de asignarse a la Argentina. Acaso sin saberlo, fraternalmente se había colocado en la misma cola que Milei.
Ese parentesco impostado no asegura que el alcalde sea promovido por Trump en abril próximo. Hay varios que podría preferir. Pero el tema de fondo es cuánto va a pesar un endoso del republicano de aquí a siete meses. Pues su figura imperial se está erosionando, también en esta región. El presidente de los EE. UU. no es el papa, y aun así.
La cerrada, insolente y fracasada defensa del golpista Jair Bolsonaro en Brasil le ha costado mucha popularidad en el país más grande de Sudamérica. La defensa arrodillada de Nicolás Maduro (don Trumpcito, yo no soy un narco sino una víctima; persiga a los colombianos) le está funcionando un poco. Esos barcos no caen del todo bien en el Caribe.
De otro lado, ¿es cierto que Trump y Dina Boluarte tuvieron una reunión casi secreta durante la Asamblea General, como ha dicho Gustavo Adrianzén? No se sabe. Pero en su paso por Nueva York se ha referido a Trump de todas las formas posibles: no le gustó que se hiciera Chancay, hay admiración por los EE. UU. en toda la región.
Más adelante Adrianzén se siguió ganando los frijoles al precisar que en realidad fue “una reunión con jefes de Estado”, con carácter reservado. Con cada precisión la cosa se parece más a la famosa reunión con Joe Biden. En esos casos ella se debería tomar una foto.