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Hace 65 años, Nixon y Kennedy hicieron historia con el primer debate televisado

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El 26 de septiembre de 1960, unos 77 millones de personas en Estados Unidos se sentaron frente a sus televisores para ver a los dos candidatos a presidente

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Los debates electorales son un elemento clásico de la política, tanto en nuestro país como en otros lugares del mundo. Ver a los candidatos a la presidencia debatir en directo sobre cómo actuarían en caso de ser elegidos puede ser determinante para algunos votantes, que acaban decidiendo su voto en función de la impresión que les causó el debate. 

Sin embargo, hace años, esta práctica no era tan común. Antes de la década de 1960, los debates políticos se llevaban a cabo principalmente a través de la radio. Todo cambió el 26 de septiembre de 1960, cuando se produjo el primer debate televisado entre John F. Kennedy y Richard Nixon, candidatos a presidente en Estados Unidos. 

Ese primer debate fue seguido en directo por unos 77 millones de personas, lo que entonces representaba alrededor del 60% de la población adulta estadounidense. Muchos dicen que el programa fue determinante para la victoria de Kennedy, que ganó el 8 de noviembre de ese año en una de las elecciones presidenciales más reñidas del siglo XX.

La importancia de la imagen

El debate entre Nixon y Kennedy dejó una cosa clara: en televisión importa el mensaje, pero también la imagen y la comunicación no verbal. Las personas que vieron el debate por televisión consideraron que Kennedy había ganado por cuestiones principalmente estéticas: los espectadores destacaron su presencia, su seguridad al hablar, su mirada a la cámara como si se dirigiera directamente a los espectadores… 

La preocupación de Kennedy por la imagen estaba presente incluso antes de que la cámara empezara a grabar. El candidato llegaba a los estudios para prepararse con antelación y se paraba a comprobar las condiciones del espacio como la iluminación o la temperatura. Además, optó por maquillarse un poco, algo que en ese momento era bastante inusual para un político, pero que resultó fundamental para proyectar una imagen saludable.

Por el contrario, Nixon optó por no maquillarse y se presentó con un traje gris claro que se mimetizaba con el entorno. Los espectadores señalaron entonces que el candidato tenía una apariencia pálida, que estaba constantemente secándose el sudor de la cara y que parecía exhausto. 

Estas diferencias puramente visuales fueron cruciales para que muchas personas percibieran a Kennedy como más confiable y carismático. Así, el primer debate televisado de la historia no solo influyó en el voto, sino que cambió la estrategia política para siempre, poniendo la televisión y la imagen pública en el centro.