Navarra: cicloturismo entre montañas y castillos
Las hojas de los árboles empiezan a caer, el calor
nos da –por fin– un respiro y el paisaje comienza a tornarse de tonos
dorados. El otoño ya está aquí y eso significa que es el momento de
pensar en pequeñas escapadas capaces de aliviarnos la rutina que
nos marca el mes de septiembre. Porque rutina no tiene por qué ser
sinónimo de aburrimiento si encontramos un alto en el camino en el que parar a
coger aire fresco y renovar energías. ¿Cómo? No hay mejor manera que viajando.
Y no hace falta irse muy lejos para lograrlo... Navarra es un destino
perfecto para cumplir con tal fin.
Centros de cicloturismo
El otoño invita a disfrutar de aventuras al aire libre, de
paseos en plena naturaleza y de actividades deportivas en un entorno
privilegiado. Sin excesivo calor y con un hermoso paisaje alrededor, esta
época del año se convierte en idónea para alojarse en un camping y sacar
el máximo partido a la oportunidad de conectar con el entorno de una
manera integral. Y subirse en una bicicleta es una forma redonda de
conseguirlo, tanto para grandes expertos como para aficionados
que quieren vivir una experiencia diferente.
Si está pensando en una escapada en familia y con diversión
asegurada, la Asociación de Campings de Navarra propone 18
establecimientos a lo largo y ancho de su territorio que no defraudan, ya
que son centros de cicloturismo que ofrecen un amplio catálogo de rutas
descargables (carretera, gravel y MTB) aptas para diferentes niveles, así
como espacios de reparación de bicicletas, lavaderos y zonas
de guarda y custodia de las bicicletas.
Buen ejemplo de ello es Camping Iratxe, ubicado en un
enclave rodeado de naturaleza y arropado por las montañas de Montajurra,
Monjardín y las Sierras de Urbasa, Andía y Lókiz. Si hay algo que
sobresale en Camping Iratxe son sus amplias zonas comunes, así
como sus numerosas áreas deportivas, entre las que destacan las pistas
de frontón, de tenis y su impresionante campo de fútbol
–que hace las delicias de los más pequeños de la casa–. Y esto se complementa
con todo lo necesario para garantizar la comodidad del viajero, tanto
para los que viajan en autocaravana como para los que optan por los
coquetos bungalows o las habitaciones múltiples –ideales para
grandes grupos–.
Tierra Estella
Rodeados de arte y en pleno Camino de Santiago, Camping Iratxe
es el «campamento base» perfecto para recorrer la comarca de Tierra
Estella. La primera parada es precisamente la ciudad de Estella,
donde los peregrinos se mezclan con turistas y vecinos.
Apodada «la Toledo del norte», presume de una judería con gran historia
y esconde en su interior tres joyas románicas que no hay que perderse:
el Palacio de los Reyes de Navarra, el claustro de San Pedro de la
Rúa y la portada de San Miguel, aunque si hay tiempo tampoco hay que
perderse la portada del siglo XIV de la iglesia del Santo Sepulcro,
las puertas de la iglesia de San Juan Bautista, la iglesia de Santa
María Jus del Castillo –transformada hoy en Centro de interpretación del
Románico y del Camino de Santiago– y la Basílica del Nuestra Señora del
Puy, patrona de la ciudad. Además, no hay que dejar de practicar el «pintxo-pote»
en los numerosos bares de sus plazas.
Para dejar boquiabiertos a los niños, merece la pena
calzarse unas buenas zapatillas y adentrarse en la Reserva Natural
del Nacedero del Urederra. A este espacio protegido se llega a
través de un sendero que parte desde Baquedano, una pequeña
localidad del Valle de Améscoa ubicada a media hora de Estella. Esta ruta
tiene 6,2 kilómetros de longitud entre ida y vuelta y unos 90 metros
de desnivel, por lo que resulta asequible para todos los públicos. Y la experiencia
merece la pena, ya que pasito a pasito nos topamos con pozas y pequeñas
cascadas que recogen las cristalinas aguas procedentes del Parque
Natural de Urbasa-Andía. Y no muy lejos, a unos 11 kilómetros, el Mirador
de Ubaba puede ser el broche perfecto a un día completo.
Un castillo de cuento
No muy lejos de Ayegui, a unos 30 minutos en coche, podemos
regalar a los más pequeños un viaje en el tiempo de los que dejan huella
en la memoria, pues el impresionante castillo de Olite nos invita a
vivir la magia del medievo en primera persona. Y es que, una vez en su
interior, resulta imposible no fantasear con el que fue uno de los castillos
más lujosos de Europa, una extravagante construcción de estilo gótico,
a base de torres, estancias, galerías, jardines y patios
construidos con los más nobles materiales y acabados con una rimbombante
decoración. Ahora, el viajero tiene el privilegio de colarse por
sus recovecos y disfrutar de sus impresionantes vistas. Por
cierto, en un día claro resulta sencillo atisbar en el horizonte la silueta de
la villa medieval de Ujué, considerado uno de los pueblos más bonitos
de España. No es para menos, pues sus casas de piedra y el encanto
que desprenden sus callejuelas resulta mágico. Y para recuperar
fuerzas, nada mejor que unas deliciosas migas de pastor, plato típico de
la zona.