Esta es la diferencia de precios de un tomate frito de marca blanca entre Lidl, Carrefour y Día
El tomate frito es un básico en las cocinas españolas. Lo usamos para acompañar pastas, guisos o como base de innumerables recetas. Pero, ¿realmente hay diferencia entre los tomates fritos de marca blanca de los principales supermercados? Y, lo más importante, ¿cuál es el más barato? En un mercado donde los céntimos cuentan, la comparación entre Lidl, Carrefour y Día arroja un ganador claro.
Comparativa de precios: céntimos que marcan la diferencia
A simple vista, los tomates fritos de marca blanca parecen similares, pero si miramos con lupa, encontramos pequeñas diferencias que pueden influir en nuestra elección. Así está el panorama de precios:
- Lidl (Freshona): 0,85 € por 550 gramos (1,54 €/kg)
- Día (Vegecampo): 0,88 € por 550 gramos (1,60 €/kg)
- Carrefour: 0,88 € por 550 gramos (1,60 €/kg)
El tomate frito de Lidl es el más barato, con una pequeña diferencia de 3 céntimos respecto a los otros dos. Puede parecer una cifra irrisoria, pero a largo plazo, estos pequeños ahorros suman.
Calidad y sabor: ¿merece la pena ahorrar?
No solo de precio vive el consumidor. La textura, el sabor y la calidad de los ingredientes también importan. Según diversas catas realizadas por expertos en alimentación, el tomate frito de Lidl (Freshona) destaca por su sabor casero y una textura equilibrada, con un color anaranjado que sugiere un mayor porcentaje de tomate natural.
Por su parte, el de Día recibe algunas críticas por su capa de grasa visible al abrir el envase. En cuanto al de Carrefour, aunque no suele decepcionar, tampoco sobresale en las comparativas de sabor.
Lidl se lleva la medalla
Si buscas la opción más económica y con buena aceptación en sabor, el tomate frito Freshona de Lidl es el claro ganador. No solo es el más barato, sino que también cuenta con una buena reputación entre los consumidores. Sin embargo, si prefieres un sabor más intenso o una textura diferente, puede que te convenga probar las opciones de Día o Carrefour.
Al final, la decisión está en tu cuchara (y en tu cartera).