¿Futuro digital? No si depende del Congreso
En Guatemala, conseguir que el Congreso apruebe una ley que realmente beneficie a la población es como intentar construir un edificio con las manos. Mientras los diputados se aprueban aumentos salariales exorbitantes sin pestañear, la Iniciativa 6001, que busca dotar de computadoras y formación en inglés a jóvenes del sistema público, sigue estancada en la tercera lectura desde hace tres años. Sí, en pleno siglo XXI, aún estamos debatiendo si nuestros estudiantes merecen herramientas para competir en un mundo cada vez más digitalizado.
El país gradúa a 150 000 jóvenes de diversificado cada año, pero solo se generan 20 000 empleos formales. Mientras tanto, los sectores con mayor crecimiento (turismo, BPO, contact centers, tecnología) demandan empleados con habilidades digitales e inglés, algo que nuestros egresados simplemente no tienen.
La Iniciativa 6001 propone soluciones concretas: proveer una laptop a cada estudiante de diversificado, capacitación en inglés con certificación B1 y habilidades ofimáticas. No es una idea descabellada, ni una promesa vacía. Es una respuesta real a un problema real. Pero, para los “honorables” legisladores en el Congreso, parece más importante invertir en su propio salario que invertir en el futuro de nuestros jóvenes. El conflicto de interés es aberrante. El incumplimiento de su deber fiduciario es aberrante. Su actitud egoísta y egocentrista es aberrante.
El sector privado, desde los distintos actores que lo aglutinan, lo tiene claro. Agexport, Fundesa, Empresarios por la Educación y Guatemala No Se Detiene están impulsando esta iniciativa porque saben que, sin capital humano preparado, no hay desarrollo.
El Congreso tiene en sus manos una decisión simple: apostar por el desarrollo o develar que buscaron ser electos para lograr sus egoístas fines. ¿Qué van a hacer?
Y mientras ellos trabajan para proponer soluciones, en el Congreso reina la indiferencia. La gran pregunta es: ¿realmente les importa el país?
Seamos claros, este no es un problema de recursos o de apoyo. Se dice que existe la voluntad política. De hecho, recientemente se firmó un proyecto de transformación digital impulsado por la ONU, la UE y el Gobierno. ¿Pero cuántas de estas iniciativas realmente se traducen en acciones concretas?
No podemos eludir la verdad: el mundo ya nos dejó atrás. La velocidad con la que avanzan la inteligencia artificial, la exploración del espacio, la robótica y la ciencia cuántica se acelera con cada día que pasa. Pero nosotros continuamos amarrados a un poste, sostenidos por la nariz con ese cordón que se llama “burrocracia”. Si seguimos postergando iniciativas como la 6001, el mundo seguirá avanzando sin nosotros. Nuestros jóvenes seguirán sin oportunidades y el país continuará rezagado, dependiendo de remesas y viendo a su población migrar porque aquí no hay futuro.
El Congreso tiene en sus manos una decisión simple: apostar por el desarrollo o develar que buscaron ser electos para lograr sus egoístas fines. ¿Qué van a hacer?