¿Dónde debe ir la comida que sobra de los supermercados tras la nueva ley aprobada por el Gobierno?
Cada noche, en las puertas traseras de algunos de los supermercados más grandes del país, se repite la misma situación. Todos, quizás, no somos conscientes de la cantidad de contenedores llenos de alimentos que aún podrían consumirse que son depositados junto a la basura. Y, para hacer la escena un poco más penosa, tampoco somos conscientes de la cantidad de personas que, por no morir de hambre, rebuscan entre los restos para algo rescatar.
Para hacer frente a esta realidad, en España aprobó la Ley de Prevención de las Pérdidas y el Desperdicio Alimentario, una ley pionera cuyo objetivo principal es reducir la cantidad de comida que se tira y garantizar que los productos aptos para el consumo lleguen a quienes los necesitan. Esta normativa, que pronto entra en vigor, busca transformar la forma en que las grandes cadenas y otros eslabones de la industria alimentaria gestionan los excedentes.
¿Dónde debe ir la comida que sobra de los supermercados?
El propósito de esta ley es reducir un 50% el desperdicio alimentario en el sector minorista y del consumo, además de disminuir un 20% las pérdidas en toda la cadena de producción y distribución. Para lograrlo, las empresas deberán seguir una jerarquía de prioridades antes de descartar alimentos.
Una de las primeras medidas será priorizar la donación a bancos de alimentos y entidades sociales. Si esto no es viable, se buscarán alternativas como la transformación en productos para la alimentación animal o su reutilización en otras industrias. Solo en última instancia, cuando no haya otra opción, los alimentos podrán convertirse en compost o ser incinerados para generar energía.
Para llegar a concretar con éxito dichas medidas, la nueva normativa estipula que los supermercados de más de 1.300 metros cuadrados deben implementar un plan de prevención de desperdicios. Es decir, una estrategia concreta para evitar que los alimentos se deterioren y facilitar su aprovechamiento mediante la colaboración con organizaciones benéficas.
Además, la ley impulsará la firma de convenios de colaboración entre las empresas y las entidades sociales. Estas colaboraciones ya existen en algunos casos, pero con la nueva regulación se espera que se amplíen y que más supermercados se sumen a la donación de alimentos en buen estado. En este orden de ideas, la Asociación de Fabricantes y Distribuidores (Aecoc), que desde hace años trabaja en proyectos para reducir los excedentes, respalda la iniciativa y asegura que la cantidad de alimentos donados aumentará de manera importante.
Cabe destacar que una de las críticas o desafíos de la ley es que en el caso del sector agrícola, los excedentes han sido categorizados como "residuos", lo que impide que puedan destinarse a la alimentación humana. Además, se ha eliminado la posibilidad de que el Ministerio de Agricultura exija a las empresas que midan y reporten la cantidad de alimentos desperdiciados.
Iniciativas de las grandes cadenas
Algunas empresas ya han implementado medidas para reducir la cantidad de alimentos que terminan en la basura, como rebajas en productos próximos a caducar o la venta de frutas y verduras "feas" a precios reducidos. No obstante, aún queda mucho por hacer.
Según Juan Ángel Martín, director de Comerso, una empresa que gestiona la donación de alimentos entre supermercados y entidades benéficas, la nueva ley servirá para estructurar mejor este proceso. Además, plantea que las empresas que donen alimentos deberían beneficiarse de deducciones fiscales, siguiendo el modelo de Francia, donde las empresas reciben incentivos por donar en lugar de desechar productos en buen estado.