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Los curiosos San Fermines de Alaska que se celebran con renos cada marzo

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Tradición - Cada marzo, Anchorage celebra el 'Running of the Reindeer', un encierro donde cientos de personas corren delante de renos

La lucha de los pastores de renos de Suecia contra la industria maderera y la subida de temperaturas

Hay algo parecido a la calle Estafeta en Alaska, aunque en lugar de toros con mala fama, por sus calles corren renos con caras de pocos amigos y gente disfrazada de burritos gigantes, superhéroes y unicornios de purpurina. No es Pamplona, pero durante el Fur Rendezvous Festival, la fría ciudad de Anchorage se transforma en un peculiar San Fermín del Ártico.

Cada marzo, con la nieve cubriendo las calles y el frío calando hasta los huesos, cientos de personas desafían las bajas temperaturas y corren delante de los renos con disfraces estrafalarios y, en muchos casos, con el valor extra que da alguna que otra cerveza.

Pamplona en versión ártica

Todo comenzó con una idea que parecía más una broma que una propuesta seria. En 2007, mientras Bob Lester, un locutor de radio de Anchorage, hablaba en directo sobre los encierros de Pamplona, se le ocurrió que en Alaska podían hacer algo similar. Pero en vez de toros, ¿por qué no renos? Fue solo un comentario al aire, pero Susan Duck, directora del Fur Rondy Festival, lo escuchó y decidió hacerlo realidad. “Le conté la idea en directo y le encantó. Dijo que se pondría manos a la obra”, recuerda Lester a Smithsonian Magazine.

Desde la primera edición en 2008, el Running of the Reindeer ha ido creciendo hasta convertirse en una de las atracciones principales del festival. Ese primer año, solo nueve renos participaron en la carrera, pero los más de mil humanos que se lanzaron a correr los superaban con creces. El evento se lleva a cabo en la Cuarta Avenida de Anchorage, donde los corredores deben recorrer poco más de tres manzanas antes de ser alcanzados - y, en algunos casos, adelantados - por los renos. Como bien señala Dakotah Fujan, subdirectora del festival, “aquí no hay ganadores, el objetivo es simplemente correr más rápido que los renos”.

Lo que comenzó como una extravagancia local se convirtió en un fenómeno cada vez más grande. En la segunda edición ya eran 1.800 corredores, y el número ha seguido aumentando con cada año. Hoy, más de 100.000 personas asisten al Fur Rondy a lo largo de sus 12 días de duración, muchas de ellas atraídas por este caótico espectáculo invernal. El evento es tan popular que hasta tiene categorías específicas: hay una carrera para mujeres, otra para hombres, una para grupos y otra reservada a turistas.

Entre los visitantes, algunos han viajado miles de kilómetros solo para participar. Por eso, el festival otorga cada año el Far, Far Away Award al corredor que ha recorrido la mayor distancia para llegar a Anchorage. En una ocasión, el premio fue para un australiano que cruzó medio mundo correr con los renos. También ha habido participantes de México, Italia, Noruega y Suiza, lo que demuestra que esta peculiar tradición ha conseguido atraer la atención internacional.

Los renos que corren sin que nadie los empuje y tampoco cornean

La carrera arranca con música en directo y canciones de Hobo Jim, el baladista oficial de Alaska, que incluso compuso un tema dedicado al Running of the Reindeer. Luego, los corredores se agrupan por categorías y se preparan para la salida. Algunos llevan disfraces extravagantes, otros apenas visten ropa pese a las bajas temperaturas, y no falta quien calienta motores con alcohol antes de lanzarse a la carrera sin casi ropa.

Denise Hardy, responsable de la granja de renos en Palmer, se encarga de llevar entre 20 y 24 renos cada año. Se turnan entre las distintas carreras para no agotarlos y, gracias a su instinto de manada, corren hasta la meta sin necesidad de incentivos. Lo sorprendente es que, a pesar de la cantidad de gente, los renos nunca han herido a nadie. “Son los corredores los que se hacen daño entre ellos cuando intentan esquivar a los animales”, explica Lester.

El Fur Rendezvous Festival es una de las celebraciones más importantes de Alaska y este encierro con renos le ha dado un aire fresco. El festival, que lleva 90 años celebrándose, nació en 1935 con la idea de animar a la comunidad durante los duros inviernos. Originalmente era un torneo de deportes de invierno, pero pronto se fusionó con la feria de comerciantes de pieles, de ahí su peculiar nombre. Hoy en día, además del Running of the Reindeer, incluye carreras de trineos, concursos de esculturas de nieve y hasta un torneo de hockey jugado sobre hielo al aire libre.

No solo es una fiesta, sino también un motor económico para la ciudad. Durante los meses más fríos, muchos negocios sufren por la falta de turistas, pero la llegada del Fur Rondy cambia todo. “Nuestro objetivo no es solo organizar un festival, sino también dar un impulso económico a Anchorage”, dice John McCleary, director del evento. Además, parte de lo recaudado con las inscripciones del Running of the Reindeer se dona a la organización benéfica Toys for Tots, acumulando cada año más de 10.000 dólares para ayudar a niños necesitados.

Cada año, el Fur Rondy demuestra que el invierno en Alaska no es solo frío y oscuridad, sino también diversión, locura y tradiciones importadas de España. Y aunque en esta peculiar versión de San Fermín no haya ganadores, todos saben quiénes son los verdaderos campeones. “Los renos siempre ganan”, aseguran.