Se acabó el escaqueo general del sanchismo en las Cortes

Pasado mañana hará un año que el presidente del Gobierno no comparece en el Senado. Esta auténtica anomalía democrática no es de extrañar si nos atenemos a la declaración del propio Sánchez, que llegó a decir el pasado septiembre que piensa acabar la legislatura «con o sin el apoyo del legislativo». Y a fe que esta fue toda una declaración de intenciones, pues el desprecio a las Cortes forma parte del ADN del sanchismo, que durante la pandemia llegó a cerrar inconstitucionalmente (como declaró el TC) el Congreso. Así las cosas, el PP va a reformar el Reglamento del Senado para que el presidente del Gobierno tenga la obligación de comparecer al menos una vez al mes en la Cámara Alta y que tanto él como los ministros tengan que motivar sus ausencias, que en lo que va de legislatura alcanzan el 70 por ciento de la sesiones de control. Este escaqueo continuado del gabinete es absolutamente inaceptable y define la conflictiva relación del sanchismo con la transparencia y el juego democrático.