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‘No puedo perdonarlo’: El caso de Miguel Ángel, el cuarto mexicano sentenciado a la pena de muerte en EU

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Era el verano de 1989. Angela Tyson, considerada reina de belleza y notable alumna de la Universidad Eastern de Nuevo México, trabajaba en una tienda de alquiler de películas, en Borger, Texas, lugar hasta el que llegaría Miguel Ángel Flores, un ciudadano mexicano que terminaría con su vida.

Miguel Ángel Flores nació en Ciudad Juárez, Chihuahua, en 1969, pero cuando tenía 3 años su madre se lo llevó a Texas, estado donde fue ejecutado el 9 de noviembre de 2000, 10 años después de haber sido sentenciado a la pena de muerte por el secuestro, violación y apuñalamiento de Angela.

El sitio prodeathpenalty.com relata que Flores rentó una película y regresó a su casa; sin embargo, se habría obsesionado con la belleza de Tyson, quien tenía 20 años, por lo que regresó al local comercial.

Ahí, el mexicano la acechó hasta que ella comenzó a cerrar la tienda, momento que aprovechó para obligarla, a punta de cuchillo, a subirse a su coche para llevarla a un lugar remoto de Borger, donde la agredió sexualmente.

Luego de violarla, y mientras sus familiares buscaban a Angela, Miguel Ángel Flores llevó a su víctima a otro lugar, donde el padre de ella los vio, pero el agresor, tras intentar atropellar al señor, huyó sin que pudieran darles alcance.

El mexicano condujo de vuelta a Borger, estacionó el auto y habló con la joven universitaria, quien comenzó a gritar. Ante esta situación, Flores la apuñaló seis veces en el pecho y cuatro en la espalda con una navaja de bolsillo. El cuerpo de la estudiante universitaria fue encontrado en la madrugada del 29 de junio de 1989.

¿Cómo se logró la captura de Miguel Ángel Flores?

Luego de cometer el crimen, un día después, el abuelo de Miguel Ángel lo llevó ante la comisaría de policía para que explicara por qué lo estaban buscando, toda vez que el cuerpo de la víctima apareció en el auto del mexicano.

Según agencias informativas, Miguel Ángel Flores confesó el asesinato y acompañó a las autoridades al lugar de la violación para que recabaran pruebas.

Tras ser llevado a juicio, en septiembre de 1990 el ciudadano mexicano fue sentenciado a la pena de muerte. Sin embargo, las autoridades de México supieron de este caso un año después, ya que, como en casos anteriores, Flores no fue informado que podía ponerse en contacto con el consulado de su país de origen.

La larga espera en el corredor de la muerte

El 5 de agosto de 1995, Miguel Ángel Flores estuvo a nada de ser ejecutado, pero el juez de distrito, William Wayne Justice, emitió una suspensión de 180 días para que la defensa preparara una impugnación de la condena.

Pero el Tribunal de Apelaciones Penales de Texas confirmó la sentencia a la pena capital que el mexicano recibió en diciembre de 1993.

La espera de Flores se extendió hasta la llegada del nuevo milenio, esto permitió que Vicente Fox, siendo ya presidente electo, buscara intervenir para las peticiones de clemencia que el gobierno de Ernesto Zedillo había solicitado en diversas ocasiones.

Del lado estadounidense, también en plena campaña electoral, George W. Bush evadió a toda costa pronunciarse sobre el caso de Miguel Ángel Flores.

Durante meses, organizaciones como Amnistía Internacional, el gobierno federal de México, la Comisión Nacional de Derechos Humanos, además del Departamento de Estado de EU, la Unión Europea, Argentina, Polonia, Suiza y España se sumaron a las solicitudes de conmutar la pena de muerte por cadena perpetua.

‘Mi hija no mereció su clemencia, no puedo perdonarlo’

Los intentos por evitar la ejecución de Flores llegaron hasta el mismo día de su ejecución, el 9 de noviembre de 2000, pero cinco horas antes de la cita con la inyección letal fue denegado el último recurso.

De acuerdo con la BBC, Gerald Tyson, padre de la víctima, dijo a la prensa local que “Angela no mereció la clemencia de nadie, no tuvo derecho a ningún recurso legal; no puedo perdonarlo, nos quitó demasiado”.

En tanto, Flores expresó su arrepentimiento segundos antes de ser conectado a los químicos mortales.

“Quiero decir que lo siento y que digo una oración por ustedes, para que puedan estar en paz y espero me perdonen”.

Miguel Ángel Flores murió luego de haber comido enchiladas, arroz, papas, chiles jalapeños, hamburguesa con queso, cuatro quesadillas, una banana split y tres latas de refresco.

Esta es la cuarta entrega de los mexicanos ejecutados por Estados Unidos. En las anteriores conocimos las historias de:

En la siguiente entrega presentaremos el caso de Javier Suárez Medina.