El London Eye cumple 25 años
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El London Eye , la gran noria de 135 metros de altura instalada desde el año 2000 a orillas del Támesis, en el sur de Londres, celebra este domingo su 25º aniversario, para sorpresa de la arquitecta que la diseñó. «Nunca hubiera imaginado que todavía estaría aquí 25 años después», afirma a la agencia AFP la arquitecta británica Julia Barfield , quien, junto con su difunto esposo y socio, David Marks , impulsó la creación del London Eye. Desde una de las cápsulas de cristal de la noria , con el Parlamento británico al fondo, Julia Barfield explica que el objetivo inicial era encontrar una forma impresionante de ver la ciudad . Pero expresa su sorpresa al comprobar que la gente sigue subiendo para disfrutar de la vista, «lo cual era fundamentalmente el objetivo del proyecto». Con un precio básico de 30 libras (unos 36 euros) , el London Eye sigue siendo una de las atracciones de pago más visitadas del país. Cada año, alrededor de 3,5 millones de turistas se suben a ella para disfrutar de una vistas panorámicas durante media hora y contemplar a vista de pájaro el Big Ben, la catedral de San Pablo o el palacio de Buckingham. «Es impresionante», afirma Leonardo Manuel, un turista peruano de 13 años que viaja con su familia por primera vez a Europa. «Venir a Londres era uno de mis sueños. Pudimos ver toda la ciudad, despacio, tomándonos el tiempo para admirarla», añade. Subida en su creación más famosa, Julia Barfield nunca imaginó que el London Eye se convertiría en un icono del diseño pues fue concebida originalmente como una construcción temporal de cinco años para conmemorar la llegada del nuevo milenio. Hoy su silueta está estampada en objetos de recuerdo de Londres, dibujada por artistas callejeros y fotografiada por doquier en selfies. Pero su futuro no siempre estuvo asegurado. Rechazada su idea durante una convocatoria de proyectos de un nuevo monumento en la ciudad para celebrar el inicio del año 2000, Julia Barfield y David Marks no se dieron por vencidos y trabajaron duro durante años con el objetivo de obtener la financiación necesaria para esta ambiciosa idea, explica la arquitecta. Los creadores querían concebir una sensación de emoción en los visitantes al ver la estructura «y que se preguntaran cómo lo habíamos diseñado», explica Julia Barfield. Con 135 metros de alto, 120 de ancho y 32 cabinas, cada una de las cuales representa uno de los distritos de la ciudad de Londres y con capacidad para albergar hasta 25 personas , el London Eye es un gigante de acero cuya forma simboliza el ciclo de la vida. En un día despejado, los turistas que montan en la noria pueden divisar el castillo de Windsor, la residencia de la familia real, de 900 años de antigüedad, a 40 kilómetros de distancia. Mientras, para los británicos se ha convertido en sinónimo de los fuegos artificiales de la ciudad en Nochevieja. Esta inusual estructura requirió una serie de innovaciones tanto técnicas como materiales. Para las góndolas hubo que importar desde Venecia vidrios curvados especiales. Las distintas piezas fueron transportadas por vía fluvial a lo largo del Támesis. Los obreros tuvieron que trabajar sobre el agua para montar la noria. Finalmente, inspirándose en las técnicas utilizadas para instalar plataformas petroleras en el Mar del Norte , fue izada lentamente. Y se tuvo que levantar dos veces, porque los cables cedieron durante el primer intento. La estructura era demasiado pesada. A este inconveniente, se le sumaron otros problemas técnicos por lo que el público tuvo que esperar varios meses antes de poder subir a la Noria del Milenio. Pero el London Eye se ha unido a una serie de nuevos edificios en la capital británica para saludar la llegada de una nueva era, como el Millennium Dome, el Millennium Bridge y la Tate Modern Gallery .