Gracias, Edesio, por tanto
«Cuando se cierra una puerta, no esperes que se abran otras. Ábrela tú. O abre un hueco en la pared y sal por ahí. Eso es lo más importante en la vida. A mí se me han cerrado muchas puertas, no todo ha sido fácil. Pese a eso, amo todo lo que ha pasado en mi vida, incluso los momentos difíciles».
Esa fue una de las grandes enseñanzas que me compartió Edesio Alejandro aquella tarde de 2020, mientras conversábamos en el estudio de su casa en Alamar. Fui a visitarlo porque valía la pena hablar sobre el alto reconocimiento merecido y fue una sesión de aprendizaje inigualable, no solo por la charla con quien fue un artista sabio, sino porque trabajaba las escenas de la película Mambo Man, codirigida con el cineasta Mo Fini y con la actuación de Héctor Noas, ¡y conversamos tanto!
Insistió varias veces en que no dejara de verlo como el hijo del barrio de San Leopoldo, porque estaba consciente de que todo lo que había logrado en su vida profesional, se debía en gran medida «a esa savia de pueblo que siempre bebí, a la bendición de haber crecido en sus calles y ser un cubano profundamente orgulloso de su tierra».
El creador de geniales bandas sonoras para películas, puestas en escena teatrales y series televisivas, tenía ese extraordinario don de mezclar emociones y notas musicales en obras que son tesoro vivo.
¿Alguien podría imaginar que este osado artista —miembro votante de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de Estados Unidos y Embajador del Instituto
Latino de la Música— lavó platos en una época de su vida? En un duro momento para el arte en general, «me las vi negras y me fui a Canadá con un amigo, y con el dinero del lavado de platos, compré instrumentos y volví a la música». Ya le había regalado al teatro durante 18 años varias piezas y alguna huella dejaba ya en el panorama musical, pero sus grandes momentos llegaron después.
Por cierto, «a Canadá me llevé un demo grabado que presenté a las disqueras. De una de ellas me llegó una propuesta que cualquier músico, quizá, hubiera aceptado; pero la condición que no pude aceptar fue tener que residir en Estados Unidos. En aquel momento irse de Cuba significaba no regresar, y no la acepté».
Por fortuna, Edesio no se acomodó en su propia fama. Respetaba tanto a los públicos y a la cultura cubana en general que no cesaba de trabajar, de experimentar, de fusionar sonoridades, de proponer novedosas ideas para proyectos singulares, como Soul of Cuba, aquel que hiciera con Adriano Rodríguez.
Preocupado y mucho estaba por la pérdida de valores en las nuevas generaciones, «quienes se dicen artistas porque suben un video a YouTube. Usar un celular no te hace cineasta o fotógrafo. Si bien se puede empezar así, el criterio de selección ha perdido rigor. Hay que estudiar mucho, el respeto a nuestros
antecesores nos hace un mejor futuro…».
Confesó sentirse satisfecho con todo lo que había logrado en su vida, sobre todo porque supo marcar la diferencia en todo cuanto hacía. Y no solo porque su sello al vestir o la manera de llevar la barba o el cabello lo distinguiera donde quiera que llegara, sino porque «el Blen Blen Blen se lleva en el corazón, te hace auténtico y te da la energía que necesitas para seguir creando».
Lamentablemente una fatal enfermedad aquejó su cuerpo, pero sabemos que su cabeza estaba plena de magia. Gracias, Edesio Alejandro, por tanto.
Un familiar muy amado
«¿Cuál es el propósito de la vida? ¡Nacido hoy, muerto mañana! Habiendo conocido y trabajado con Edesio durante los últimos 30 años, es difícil encontrar a otra persona como él. Talentoso y con una visión que nunca antes había visto. Caprichoso sí y quizá ese fue uno de sus méritos y a través de este estado de ánimo lograría lo que buscaba.
«Trabajamos juntos de cerca en algunas grabaciones y, por supuesto, en la película Mambo Man como codirector. Tuvimos nuestras diferencias, disputas y desacuerdos, pero siempre terminamos abrazándonos y olvidando la disputa y avanzando hacia otro proyecto.
«Mis más sinceras condolencias a mi querida Idolka De Erbiti que durante su enfermedad se sentó a su lado y lo cuidó como nadie podría haberlo hecho. A Cristian Alejandro, su hijo que se sentó a su lado durante el año pasado y a Antonio Erbiti, su hermano en el amor que siempre estuvo preocupado por la salud de Edesio.
«Atesoraré el mensaje que me enviaste la semana pasada por el resto de mi vida y cada vez que me sienta mal, lo escucharé y me levantaré de nuevo. Gracias, querido Edesio, que descanses en paz y no sufras más. Con mucho respeto y a la vez tristeza». (Mo Fini, director de cine)
«Hablar con Idolka De Erbiti en la mañana fue doloroso. Mi fe no permitía creer que se nos iba. Mi pésame a ella, Cristian Alejandro y a toda la familia. Estoy en shock. Muchos saben que Edesio Alejandro fue mi padre artístico y que incluso tenemos en producción el documental musical, ya listo para editarse. Otra película estaba en su lista para musicalizar, pero ya no pudo ser. Me da orgullo que haya participado en la serie Titoverse en el personaje de Odín, el dios vikingo, con una actuación que todos amarán.
«Tengo el corazón roto. Ha muerto un familiar muy amado y cercano. Lo que queda es honrar lo pactado y darle hacia adelante, hasta que nos volvamos a encontrar». (Daniel Martín, presidente del Instituto Latino de la Música)
«Esta noticia es de las peores que he recibido en mucho tiempo. Aunque los cercanos conocíamos de su lucha feroz por la vida, no imaginé fuera ya el final. No voy a hablar de su labor profesional. Para eso están sus discos, premios, bandas sonoras para el cine y todo un legado musical excelente que lo atestigua.
«Voy a extrañar, sobre todo, al amigo, al enorme ser humano que habitaba en él. Su sentido de la lealtad, su cariño, su entrega. ¡Vuela alto, hermano Edesio! Mi corazón ahora está con Idolka, su amante esposa y compañera de mil batallas, su hijo Cristian, quien ha tenido una de las relaciones padre-hijo más envidiables y a sus amigos más íntimos. La tristeza, no tiene límites. La música y la cultura cubana, en luto continuado». (Héctor Noas, actor)