Europa acuerda diseñar un plan de paz para Ucrania al que se pueda sumar EEUU
El «premier» Keir Starmer recalcó este domingo que Europa está «en una encrucijada de la historia» y debe actuar para apoyar a Ucrania a fin de garantizar una paz duradera para acabar con el conflicto más largo que se está viviendo en el Viejo Continente desde el fin de la II Guerra Mundial en 1945. «Es hora de dar un paso adelante y liderar y unirnos en torno a un nuevo plan», añadió.
El inquilino de Downing Street se convirtió en el anfitrión de una cumbre que agrupó a los líderes europeos con el claro objetivo de dar su respaldo a Kiev en uno de los momentos más convulsos desde que comenzó la invasión del Kremlin.
La línea del frente en el campo de batalla prácticamente no se ha movido desde que comenzara hace ya tres años el conflicto. Pero las defensas de Ucrania se desmoronaron en apenas unos minutos el pasado viernes tras la tensa reunión mantenida entre Volodimir Zelenski y Donald Trump en la Casa Blanca, donde el presidente estadounidense llegó a acusar al líder ucraniano de estar «jugando con la tercera guerra mundial».
En la cumbre de ayer en Lancaster House no faltó Zelenski, quien se entrevistó también luego con Carlos III. Asimismo, estuvieron los líderes de Francia, Alemania, Dinamarca, Italia, Países Bajos, Noruega, Polonia, España, Turquía, Canadá, Finlandia, Suecia, República Checa y Rumania. El ministro de Asuntos Exteriores turco, el secretario general de la OTAN y los presidentes de la Comisión Europea y del Consejo Europeo también asistieron.
Europa parece estar respondiendo a las demandas del presidente estadounidense de aumentar el gasto en defensa, lo que marca un cambio de tono, aunque no integral, hacia la idea de que el Viejo Continente va a tener que valerse por sí mismo. Tras una reunión, que se alargó durante dos horas, los mandatarios dejaron claro que hay que seguir manteniendo el flujo de ayuda militar a Ucrania, incluso después de cualquier acuerdo de alto el fuego, para que esté en una posición fuerte para disuadir cualquier otro ataque de Rusia.
De ahí que se vaya a permitir a Kiev utilizar 1.600 millones de libras de financiación de exportaciones para comprar más de 5.000 misiles de defensa aérea. Londres firmará además un acuerdo de préstamo de 2.300 millones de libras para permitir a Kiev comprar más armas, que se reembolsarán utilizando los beneficios generados por los activos soberanos rusos que están sujetos a sanciones.
Los líderes del Viejo Continente consideran que las posibilidades de que Vladimir Putin cumpla con cualquier compromiso son escasas o nulas. De ahí que Starmer, que se postula ahora como puente entre Europa y Washington para sanar la gran grieta transatlántica, esté dispuesto a poner «botas británicas sobre el terreno y aviones en el aire» para ayudar a proporcionar una disuasión eficaz ante Rusia.
Reino Unido y Francia quieren mandar una fuerza de paz a Ucrania para evitar que Putin vuelva a actuar y tras la cumbre clave de ayer más países europeos han prometido sumarse al plan. «No todos los países se sentirán capaces de contribuir, pero eso no quiere decir que esperemos sentados. En vez de eso, aquellos dispuestos intensificarán la planificación ahora con urgencia real. Europa debe asumir la parte más pesada», recalcó. Eso sí, el «premier» rechazó ayer citar los países que se suman a la misión, argumentando que corresponde a cada gobierno anunciarlo.
Polonia podría sumarse a la coalición después de que su primer ministro Donald Tusk señalara la necesidad de valerse por sí mismos, “dado que 500 millones de europeos estaban pidiendo a 300 millones de estadounidenses que los defendieran de 150 millones de rusos”. Por su parte, la primera ministra italiana y aliada de Trump, Giorgia Meloni, que almorzó antes de la cumbre con Starmer, no desveló sus cartas, pero dejó entrever que podría ser una posibilidad, al decir que «el Reino Unido e Italia pueden desempeñar un papel importante en la construcción de puentes» entre Estados Unidos y Europa.
Con todo, habrá que lidiar con voces disonantes como las del primer ministro húngaro, Viktor Orbán, quien ha amenazado con bloquear la renovación de las sanciones de la UE a individuos y entidades rusas y agradeció a Trump por defender «valientemente la paz» tras su tensa reunión con Zelenski.
Para Starmer la única forma de asegurar una paz «estable y duradera» en Ucrania es siendo capaces de proteger cualquier acuerdo al que se pueda llegar, ya que «la historia dice que si hay un conflicto en Europa acaba llegando a nuestras orillas». En este sentido, señaló tres componentes necesarios para conseguir garantizar el alto el fuego. Primero, garantizar una «Ucrania fuerte» para luchar si es necesario y estar en una posición fuerte para negociar. Segundo, un elemento europeo con garantías de seguridad. Y tercero, un mecanismo de salvaguarda estadounidense.
Pese a que son muchos los que consideran que las relaciones trasatlánticas están rotas y el futuro de la OTAN es cada vez más incierto, Starmer sigue considerando a Trump un «aliado en el que confiar». Sin el apoyo aéreo, logístico y de inteligencia de Washington el despliegue de la fuerza de paz con tropas europeas tiene pocas posibilidades de prosperar. Y Londres insiste en que cualquier acuerdo debe estar consensuado con la Casa Blanca para que se lo pueda presentar al Kremlin.
Los aliados están planeando aumentar sus propios presupuestos de defensa, después de que el Reino Unido anunciara la semana pasada que aumentaría el gasto militar al 2,5% del PIB para 2027, con la ambición de llegar al 3% poco después.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, dijo que presentará este jueves un «plan integral» para «rearmarse urgentemente en Europa». Considera que los estados miembros de la UE necesitan «más espacio fiscal para aumentar el gasto en defensa».