Tatiana Fuentes, la cineasta peruana premiada en la Berlinale 2025: "Los cambios dependen de tomar una posición"
A partir de la fotografía de dos indígenas en Europa, durante la explotación de comunidades por la fiebre del caucho, Tatiana Fuentes empezó, hace ocho años, La memoria de las mariposas, un documental premiado en la reciente edición del Festival de Berlín donde tuvo cuatro funciones a sala llena. “Los mismos indígenas tienen mucho que contar desde sus propias voces. Hay cosas que están hechas con buenas intenciones, pero siguen perpetrando esta invisibilidad. Nosotros no queríamos eso”, nos responde desde Alemania.
La investigación acerca de Omarino y Aredomi también pasó por la necesidad de revisar su archivo familiar. Fuentes cuenta que quería investigar sobre la posición que tuvo, por esos años de crímenes en la Amazonía, la familia Morey. “El tatarabuelo de mi hijo fue un comerciante de caucho muy importante de la época. Ellos no eran la Casa Arana, no trabajaban con ellos, pero eran de las cinco familias más importantes de Iquitos y tomaban las decisiones políticas juntos, compartían las mismas cenas. Por más que no hay pruebas, porque buscamos denuncias contra ellos, tampoco hay ninguna toma de posición de nada. Yo creo que sí tenían conocimiento de lo que pasaba”.
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Como en la actualidad, señala, grupos de peruanos prefirieron quedarse como espectadores. “Los cambios dependen de tomar una posición. Es como ahora con este Gobierno, las manifestaciones y los 60 muertos. Si con el terruqueo que ha habido dices ‘la prensa informa eso, pero yo no digo nada, mejor no lo converso’. Si haces eso, es una forma de aceptarlo”.
El jurado en Berlín ha dicho que es un acto de “justicia” como respuesta a años de colonialismo. Pero la película pone el foco en la explotación impuesta por un peruano, ¿no?
Sí, estos dos chicos fueron esclavizados. Entonces, quizás acá en Europa se entiende más como una época de extractivismo del caucho con mentalidad muy colonial, pero, en todo caso, no fue impuesta por España, sino por los peruanos. Me ha parecido increíble que en Perú, estoy casi segura, el Estado no haya reconocido el genocidio. El gobierno colombiano sí pidió perdón. Perú no hizo nada de eso. Y en las escuelas tampoco. Es una historia que tampoco se cuenta.
-¿Qué es lo que pensaste cuando viste la foto de dos indígenas? ¿Tenías esta imagen de que podían haber sido explotados en Europa?
Las preguntas que tengo son las que hablan de su humanidad, de sus emociones, de sus deseos. De eso no hay ningún registro. Lo que se puede rescatar de las cartas de Casement es que viajaron de Iquitos a Barbados y que tomaron clases de inglés, pero (Roger) Casement nunca escribió sobre cómo los veía, si los chicos estaban emocionados o tristes. Ahí me di cuenta de que el archivo no iba a ser suficiente, que era necesario especular. Por eso, era fundamental llegar a sus comunidades porque era mucho más poderoso que sean ellos los que especulen.
En tu discurso, pediste escuchar las demandas de las comunidades.
Es que hay ideas que están en el inconsciente, lamentablemente, de muchas personas, sobre todo en los políticos y los gobiernos. Está la frase infame de Alan García que decía que eran ciudadanos de segunda clase. Los indígenas siguen siendo invisibilizados y hay que preguntarse por qué. Antes era el caucho, ahora es el oro. Hay muchos dirigentes indígenas que están siendo asesinados en Perú y Brasil.
En las propuestas para la nueva ley de cine no se retoma el financiamiento para el cine indígena. Además, afecta, sobre todo, al cine regional. ¿A qué crees que responde?
Es como cuando se ningunea el voto indígena y el de las comunidades. Generalmente, es un voto de oposición, un voto de izquierda también, entonces sí, claro que hay un tema político en la ley de cine. En Perú los que tienen el poder tienen el poder económico y las decisiones políticas se deciden por intereses económicos. Así que, hay este fantasma colonial de que los indígenas son obstáculos y un atraso, que se oponen al progreso. Cuando estábamos en la disputa de Castillo y Keiko, querían eliminar sus votos porque asumen esos fantasmas. Por eso La memoria de las mariposas no habla del pasado, habla del presente.
Llegar a la Berlinale implica pasar una selección de decenas de películas solo para una sección. Regresas con dos reconocimientos, ¿esperaste alguna mención del ministerio?
(Sonríe) Son como 40 para la sección (Forum) y de todos los documentales escogen 16 para la nominación a mejor documental y estuvimos a casi para ganar. Es un gran mérito para el cine nacional. Mi película tiene tres fondos, pero el mayoritario es Perú porque tuvo financiamiento del ministerio de Cultura y es una película peruana. Pero no, no esperaba saludos, para nada (ríe). Claro, esperaba un rebote por lo menos y no ha habido ni siquiera eso.
Me dices que planean hacer proyecciones en espacios alternativos en Perú.
Sí, no espero mucho de las grandes cadenas de cine, es el Estado el que tiene que hacer una regulación de protección porque es dinero invertido y tiene que hacerse una estrategia de difusión porque si las producciones nadie las ve, no tiene sentido. En la mayoría de países el cine es subvencionado. Brasil ha tenido 13 películas en la Berlinale y ganó el Oso de Plata. Deben tener una producción de 100 y 200 al año, de ese nivel.
Mientras tanto, no pueden competir en la cartelera. Algunos de tus colegas dicen que hacer arte es para “románticos”.
Sí, pero también los artistas podemos ser rabiosos, no tenemos jubilación, pero pasamos años investigando y no queremos ser vistos como héroes (sonríe), queremos que se reconozca nuestro trabajo.