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Февраль
2025

Y mientras tanto… fraudes y usurpación de identidad

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Más allá del país de la grilla, donde priman noticias de la lucha de poder al interior de Morena y en contra de la presidenta Sheinbaum, hay otro México, ése en donde la/el mexicano común y corriente vive los horrores de la indefensión por fraudes y usurpación de identidad donde están aliados notarios, autoridades y vivales.

Se llama Francisco, y por el momento reservo la identidad completa, pues su caso no se ha resuelto en los tribunales, así que, a pesar de que desea denunciar el infierno que ha vivido en los últimos años, tiene también que cuidarse de no complicar su legítima demanda.

Francisco está casado con una persona no mexicana y ambos sueñan con pasar su retiro en México. Con sus ahorros de una vida de trabajo, compraron en 2019 un terreno en Puebla, en el que construyeron una casa. Hoy, ese inmueble aparece a otro nombre.

En 2020, en plena pandemia y dado que siguen viviendo en el extranjero, rentaron la casa. Un poco después descubren, con horror imaginable incluso para un país que con orgullo (¡?) se precia de surrealista, que el recibo del predial cambió y está a otro nombre.

Acuden al catastro, que les confirma que no se trata de un error, sino de que alguien “adquirió” su casa; y por ende ésta aparece a nombre de tal “comprador”. Al averiguar más, la pesadilla crece: con el inmueble tramitaron un crédito del Infonavit por 2 millones de pesos.

Nada de lo anterior pudo pasar sin un notario que mostró tiempos récord para tramitar la escrituración de la casa en prácticamente un día.

Ese mismo notario aceptó que el pago se hiciera a una cuenta del banco HSBC que no es de Francisco, a quien le falsificaron una identidad con un pasaporte apócrifo expedido en Veracruz… Por cierto, el singular “comprador” tiene una empresa en San Luis Potosí.

Ya en el juicio, el notario presentó un acta de matrimonio donde Francisco aparece casado en Veracruz por bienes separados con una persona que no conoce: el Registro Civil de ese estado ya dio constancia de que el número del acta de matrimonio asentado en sus libros no corresponde a la presentada en la compraventa.

El notario presentó además una copia de una cédula profesional con la foto del pasaporte falso y una firma falsa de Francisco: la SEP ya certificó que esa cédula profesional es de un año que no corresponde al de los estudios de Francisco.

¿A estas alturas les sorprendería saber que en la fiscalía del estado de Puebla ya una vez en estos tres años que dura el juicio “se perdió” el expediente y hubo que armarlo desde cero, con los documentos que tuvieron a bien proporcionar las víctimas?

Al Infonavit debería interesarle saber quién pidió un crédito por dos millones y qué destino se dio al mismo, dado que la casa ya estaba construida, y que le han de abonar casi 14 mil pesos mensuales para pagarle. ¿Hay alguien metido del Infonavit?

¿Ya les urge ir a ver si su recibo del predial sigue a nombre de ustedes? ¿Saben en cuántas oficinas públicas y privadas tienen nuestro INE, nuestro pasaporte y hasta la licencia? Además, ya no hay INAI que nos ayude.

Francisco no es un caso excepcional: a él se le complica más porque tiene que viajar a México al juicio, pero ustedes, ¿tienen dudas de que la red de Puebla que usurpó su identidad esté maquinando otros fraudes? Hablemos menos de grilla y más de un país sin ley. ¿No?