El caos como estrategia
Cuando Trump llegó a la presidencia de Estados Unidos en 2016, muchos de sus votantes lo hicieron convencidos de que su éxito en los negocios sería su mayor fortaleza para dirigir el país. Se vendió como un estratega, un hombre de números y de resultados, alguien que supuestamente sabía cómo hacer crecer la economía y “negociar mejor” para su país. Pero gobernar una nación no es lo mismo que manejar una empresa.