Seis vidas perdidas: las historias detrás de la tragedia en Real Plaza Trujillo
Los gritos de auxilio se mezclaban con el polvo y el caos, cuando el techo del centro comercial Real Plaza Trujillo colapsó el 21 de febrero y sepultó a decenas de personas que se encontraban en el patio de comida. Entre los escombros quedaron silenciadas seis historias: un policía que dedicó su vida al servicio, su esposa y su pequeña hija de dos años, un niño con un futuro prometedor, un adulto mayor y un deportista que aún tenía metas por alcanzar. Hoy, sus nombres no son solo parte de una lista, sino de una tragedia que enluta a Trujillo.
Jhon Percy Chávez Valeriano era un policía de vocación, así lo describía su hermana. Tenía 36 años y trabajaba en la comisaría de Miramar, donde sus compañeros lo recordaban como un hombre dedicado. Pero más allá del uniforme, también era esposo y padre.
Policía falleció junto a su esposa e hija
La noche del viernes, había salido con su esposa, Daniela de la Cruz Ramos, de 26 años, y su pequeña hija de dos años, a disfrutar un momento en familia.
A las 8 p. m., minutos antes del colapso del techo en el Real Plaza Trujillo, Jhon tuvo su última conversación con su hermana Rosa. La llamada fue breve, ya que solo quería recordar el nombre del helado que iba a comprarle a su bebé. Poco después, el accidente ocurrió.
El derrumbe los atrapó a los tres. No hubo despedidas ni oportunidades para huir. La tragedia dejó un profundo vacío en quienes los amaban. “Recién estabas empezando a formar tu familia, sé que ibas a ser un excelente padre. No se merecen esta clase de muerte”, lamenta Rosa, con la voz entrecortada.
Hoy, en el velatorio, los compañeros de Jhon lo despidieron con honores junto a los ataúdes de su esposa e hija en su hogar.
Su pareja, Daniela de la Cruz, tenía 26 años y estaba a punto de titularse como docente de Educación Inicial en la Universidad Católica de Trujillo. Su madre, Julia Ramos Jacobo, la recuerda como una joven luchadora y agradecida, que valoraba cada sacrificio de sus padres para darle una buena vida.
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Ahora, en medio del dolor, Julia no solo llora la pérdida de su hija, sino también la de su pequeña nieta y su yerno. “Ya había aprendido las vocales y ahora iba por el abecedario”, mencionó.
La indignación se mezcla con el luto. “La empresa de Real Plaza no nos apoya en nada. Que esto no quede impune, que demuelan ese sitio. Compadézcanse de mi dolor”, exige Julia y solicita justicia para su hija y su familia.
Otra de las víctimas mortales es Harumi Carbajal Velásquez, trabajadora de la tienda Ripley. En la tarde, acudió al centro comercial junto a su enamorado y también se encontraron en el patio de comidas cuando el techo colapsó.
Trabajadora de Ripley murió en la tragedia
Harumi quedó atrapada entre los fierros, mientras que su pareja, aunque sobrevivió, sufrió heridas graves que lo tuvieron que amputarle una pierna para rescatarlo. Su familia la buscó con desesperación por casi tres horas hasta que hallaron su cuerpo en la morgue.
De acuerdo a sus seres queridos, ella falleció desangrada por una herida en el brazo derecho, lo que, sostienen, pudo evitarse. “Nos informaron que murió debido a negligencia”, expresó un familiar.
El dolor y la indignación marcan ahora el duelo de su familia, que clama justicia para Harumi, una joven con sueños y proyectos que fueron interrumpidos de la peor manera.
Entre la lista de los fallecidos también se encuentra Yekyll Iparraguirre Palomino, un joven deportista cajabambino. Él también quedó atrapado bajo el techo del centro comercial. Los rescatistas trabajaron para encontrarlo, pero la magnitud del desastre retrasó la recuperación de su cuerpo por varias horas.
Su muerte conmocionó a su pueblo, donde era muy querido por su dedicación al deporte y su participación en diversos clubes locales. En redes sociales, familiares, amigos y ciudadanos expresaron su dolor, recordándolo como un joven comprometido, lleno de sueños y con una vida aún por escribir.