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Los nuevos vasallos del imperio de Trump

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'Política para supervivientes' es una carta semanal de Iñigo Sáenz de Ugarte exclusiva para socios y socias de elDiario.es con historias sobre política nacional. Si tú también lo quieres leer y recibir cada domingo en tu buzón, hazte socio, hazte socia de elDiario.es

Santiago Abascal y Javier Milei han acudido corriendo a Washington a rendir pleitesía a estos nuevos Estados Unidos marcados por el desmantelamiento del Gobierno federal, el racismo y la alianza estratégica con la Rusia de Putin. En primer lugar, tuvieron un encuentro con Elon Musk y el premio gordo les llegó el sábado. Milei pudo reunirse con Donald Trump durante poco más de diez minutos. Abascal tuvo que conformarse con que el presidente de EEUU le saludara desde la tribuna. A su manera. Lo llamó “Santiago Obescal”. Con 'Santiago', acertó en la pronunciación. No a la segunda: “Gracias, Sandiego”. Está claro que lo conoce de toda la vida.

Abascal volverá a España como un niño al que los Reyes Magos le han traído el regalo que más anhelaba. Saltó como un resorte de la butaca para agradecer el saludo. Dos veces, llevándose la mano al pecho, porque en la primera ocasión Trump estaba mirando a otro lado. “Estás haciendo un gran trabajo”, le dijo. No es una sorpresa. Trump va a ser en su segundo mandato el gran paladín de la extrema derecha europea. 

La cita era la conferencia de la CPAC, el foro que reúne a los sectores más reaccionarios de la derecha norteamericana. Abascal tuvo la oportunidad de pronunciar un discurso. En español, porque a él tampoco le da la cabeza para aprender idiomas, con lo que el impacto de la intervención habrá sido mínimo. Lo importante para él es que le sirve para rendir pleitesía al rey Donald, incluso ahora que el presidente se prepara para imponer aranceles comerciales a Europa y quiere que Ucrania se rinda a Rusia. 

Abascal es consciente de que si EEUU impone nuevos aranceles, las exportaciones españolas se verán dañadas, lo que será especialmente cierto para la agricultura. Su discurso en defensa del campo se irá por el sumidero. Ya empezó a decir que “el auténtico arancel es el Pacto Verde”, una línea de argumentación que no tiene mucho futuro. De todas formas, la propaganda de Vox en temas económicos está tan fuera de la realidad que no les preocupa mucho. Saben que sus votos vienen por otros conceptos. 

En Washington, Abascal se presentó como el buen vasallo. Elogió hasta la exageración el discurso que el vicepresidente JD Vance dio en Múnich unos días antes, cuando realizó el mayor ataque que han sufrido los gobiernos europeos de su presunto aliado desde hace décadas. Tanto es así que hablar de una alianza entre EEUU y Europa y de “valores comunes”, como sostiene la retórica habitual de los gobernantes europeos, es ya una ficción. Lo dijo literalmente Vance al cuestionar que existan esos valores comunes, porque Europa ha abierto las puertas a una invasión inmigratoria, dijo, y ataca la libertad de expresión al oponerse a la desinformación que surge de la ultraderecha.

El líder de Vox se atrevió incluso a opinar sobre la guerra de Ucrania. No para defender a Zelenski. Nunca se hubiera atrevido a desafiar al emperador de Washington. Empleó el típico argumento demagógico de acusar a los gobiernos europeos de colaborar con Rusia con las importaciones de gas y al mismo tiempo alegar que la culpa de la invasión rusa de Ucrania es de ellos. Lo que viene a ser suscribir por completo la propaganda del Gobierno de Putin de los últimos tres años. 

“Ahora Pedro Sánchez viaja a Kiev”, dijo Abascal. “Pero no les dirá a los ucranianos que las bombas que lanza Rusia las paga él mismo, que le compra a Rusia el doble de gas del que le compraba antes de la guerra. Y con ese dinero que le han dado populares y socialistas europeos han financiado la guerra a Putin”.

Vamos a pararnos en este punto. Las importaciones de gas ruso no están prohibidas por las sanciones de la UE. Algunos países como Hungría y Austria las necesitan. No es un caso único. Hasta mediados de 2024, una cuarta parte de las importaciones de uranio para las centrales nucleares de EEUU procedía de Rusia. No ha descendido mucho desde entonces.

En el caso de España, las importaciones de gas natural licuado que llega por barco aumentaron un 83% con respecto a antes de la guerra, según datos de 2023. Hay que recordar que Rusia no era antes un gran suministrador de gas a España, a diferencia de otros países europeos como Alemania. En el total de la Unión Europea, las compras de gas ruso alcanzaron un récord en 2024 con 16,5 millones de toneladas, después de superar los récords anteriores en 2022 y 2023. Forma parte de las contradicciones de las sanciones impuestas a Moscú. Son una declaración de guerra económica, pero no pueden abarcarlo todo, porque Europa y EEUU dependen de ciertas fuentes de energía que sólo pueden obtener del exterior.

Esas compras no las hacen los gobiernos, por ejemplo el español, sino las empresas del sector. Los responsables de la Comisión Europea hubieran querido un descenso de su volumen, pero no pudieron obtener el apoyo de los gobiernos para vetar las importaciones de Rusia si eso suponía un descenso del suministro de gas. 

La ofensiva de Trump contra Ucrania ha dejado en una posición incómoda al Partido Popular. Su única reacción ante los acontecimientos de Washington había sido criticar a Sánchez por distinguirse en la denuncia de las políticas del nuevo Gobierno norteamericano. Es difícil saber la posición del PP sobre relaciones internacionales, más allá de generalidades, que no sea ver el mundo a través de lo que hace Sánchez. Después de que Trump acusara a Zelenski poco menos que de haber provocado la invasión rusa, Feijóo se vio obligado a reaccionar: “La guerra en Ucrania la inició Rusia. Es una agresión contraria al Derecho Internacional. La paz es bienvenida, pero no puede beneficiar al agresor”.

Desde luego, no se atrevió a mencionar a Trump. Llámalo miedo o sencillamente que no hará nada, ni siquiera lo que hacen otros gobiernos conservadores europeos, que crea que pueda beneficiar a Sánchez. Ahora el PP se dedica a contar a los medios a través de fuentes anónimas que lo de Vox es un delirio y que continúa apoyando a Ucrania. Feijóo ha pedido la comparecencia de Sánchez en el Congreso para informar de esta crisis internacional. Seguro que se ocupa de afirmar que la culpa de todo es del presidente.

Sánchez viaja a Kiev el lunes para solidarizarse con Zelenski, lo que ya es en sí mismo una forma de responder a Trump. Su problema más inmediato no es la guerra de Ucrania, sino la exigencia de aumentar el gasto militar hasta niveles inalcanzables para España. En ese debate, el secretario general de la OTAN ha optado directamente por la vía de las amenazas. Mark Rutte exige a los países miembros que aumenten a más tardar este verano su gasto en defensa hasta el 2% del PIB pactado hace diez años (España está en el 1,28%, según cifras de la OTAN). Pero ese es un mínimo que habrá que volver a subir hasta el 3% o 5%, porque lo exige Trump. “Todos tendrán que hacerlo para el próximo verano”, avisó Rutte. “Y yo les digo, si no me respondéis a mis llamadas, quizá recibáis una de un tipo muy simpático de Washington que quizá sea menos..., bueno, digamos que siente que no está limitado por el tiempo a la hora de conseguir lo que quiere”. 

Aquí llueve para todos. Es lo propio de los tiempos que vivimos en que las amenazas y chantajes caracterizan a las relaciones internacionales. Valores comunes, ja, ja. Todo lo que se respira estos días parece sacado de una película de la mafia. 

El cómplice de la estafa

15.000 afectados con pérdidas superiores a 250 millones de dólares. 2.101 carteras con beneficios de 180 millones. Son las cifras de la estafa $LIBRA ocurrida en Argentina gracias a un mensaje de apoyo difundido por Javier Milei, según un primer estudio de sus consecuencias económicas, que muestra “sospechas de que pudo haber personas con información privilegiada que se beneficiaron”. Es el escándalo del que no se deja de hablar en Argentina, aunque los partidos que apoyan al presidente ya se han ocupado de enterrarlo. En la votación para elegir una comisión de investigación en el Senado, se necesitaban dos tercios de los votos (48) y sólo se llegó a 47. 

La estafa no se habría producido, o no habría alcanzado las dimensiones que tuvo, sin la intervención de Milei. Él la promocionó (él dice que sólo la difundió) desde su cuenta de Twitter. La complicidad del presidente ha quedado probada. Lo explica Hugo Alconada, periodista de investigación del diario conservador La Nación, en una entrevista en El Mundo:

“El lanzamiento de la moneda fue a las 19:01 horas del viernes 14 de febrero, y el posteo de Milei fue a las 19:01 horas. Fue simultáneo, es mentira que Milei colgó su post a las 19:03 horas, tal como dice el presidente. Y algo más: en ese posteo de Milei aparece el código alfanumérico de 44 números, letras mayúsculas y minúsculas, un link al contrato para suscribir. Ese código alfanumérico no estaba en ningún lado. Lo que hay que preguntarle a Milei es cómo lo consiguió”.

Como casi todo lo que tiene que ver con Milei, sobre todo si hay dinero de por medio, la conexión es su hermana Karina, a la que él llama “el jefe” y que ocupa el cargo de secretaria general de la Presidencia. Ahora se recuerda que una de las fuentes de su financiación antes de presentarse a las elecciones era cobrar a los empresarios por el privilegio de reunirse con Milei y de todo eso se encargaba Karina.

No es extraño que Milei quiera acabar con el Estado. Eso incluye toda una serie de regulaciones que hacen más difícil la corrupción económica. Hay que dejar la pista libre para que se pueda apoyar a ciertos empresarios para que hagan negocio y este tipo de cosas no se hacen gratis.