La dura carta del Barça contra los árbitros y la Federación: «Hay una campaña antibarcelonista»
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Bendita hemeroteca. O maldita, según se mire. Esta historia surge precisamente por mirar. Por volver la vista hacia el pasado. Por buscar y leer lo acontecido y lo publicado hace justamente medio siglo. El protagonista es uno de los grandes clubes de fútbol de España que, sintiéndose perjudicado y perseguido por los árbitros y la Federación, explotó. Y decidió redactar una dura carta exponiendo sus amargas quejas y exigiendo profundos cambios en el balompié patrio. Además, voceó esos lamentos en varias comparecencias públicas. ¿Les suena? Pues eso es exactamente lo que hizo en febrero de 1975 el Fútbol Club Barcelona . Como suele ocurrir en este deporte, todo lo que vino después germinó en el césped. En este caso, en la hierba del estadio de La Rosaleda el 9 de febrero de 1975, durante el Málaga-Barcelona correspondiente a la 19ª jornada de la Liga 1974-75 . Cerca del descanso, cuando el marcador reflejaba un empate a uno, Castronovo , delantero argentino, anotó el segundo gol malacitano. Y es precisamente a partir de ahí, minuto 36 de aquella tarde de domingo, cuando se desencadena una tormenta que duró varios días. Johan Cruyff , capitán del Barcelona, se dirigió al árbitro, el navarro Orrantia Capelastegui , para pedirle que consultara con uno de sus jueces de línea, el que había levantado el banderín señalando fuera de juego en el ataque que acababa de finalizar en la red de Sadurní . Orrantia no le hizo caso, y el holandés insistió con vehemencia. Llegó a agarrar al citado linier intentando meterle en el campo para conducirle hasta el colegiado con el propósito de que le confirmara su gesto. El árbitro le mostró a Cruyff tarjeta blanca (precursora de la amarilla actual), pero este siguió protestando de forma ostensible así que el trencilla le enseñó la cartulina roja. Ni así. El astro barcelonista continuó en su persistente protesta sin abandonar el terreno de juego. Tuvieron que entrar varios agentes de la Policía Nacional (entonces uniformados de gris) para disolver el tumulto y escoltar al capitán azulgrana camino del vestuario. El Barcelona acabó perdiendo el partido (3-2), lo que le situó tercero en la clasificación de la Liga con 21 puntos, los mismos que Betis y Español , dos menos que el Zaragoza y a ocho del Real Madrid , líder ya muy lejano (las victorias sumaban entonces dos puntos). La expulsión de Cruyff, primera desde su llegada a España (agosto de 1973), y las fotos de la gran estrella del fútbol mundial rodeada de policías llenaron portadas en los diarios de España y de medio mundo. Una de esas imágenes ocupó por completo la primera página de ABC el 11 de febrero de 1975 . Le acompaña el siguiente texto: «El comentario deportivo giró ayer en torno a la expulsión de Johan Cruyff, el genial jugador holandés considerado como el mejor futbolista del mundo… La decisión del árbitro señor Orrantia viene a probar que el Reglamento es igual para todos sin ninguna excepción». También fue portada en el diario 'Pueblo': «La reiterada locuacidad de Cruyff con los árbitros en la Liga ha hecho crisis en La Rosaleda. Cruyff, al parecer, disconforme con la primera advertencia, que obligó al colegiado navarro Orrantia a mostrarle una tarjeta blanca, requirió los oficios de un juez de línea para que anulase el segundo gol malagueño. Orrantia, exasperado por la recalcitrante protesta del as holandés, le expulsó definitivamente, a lo que Cruyff sólo accedió cuando el juez requirió a la fuerza pública. En la foto, el contestatario jugador azulgrana, ante la implacable tarjeta del árbitro, que parece advertirle: «¡Cállese usted!» Apenas habían pasado 48 horas desde el pitido final del partido de Málaga cuando fue oficial la sanción impuesta a Cruyff: «Una hora y media —de las siete a las ocho y media de la tarde de ayer (11 de febrero)— duró la reunión del Comité de Competición de la Real Federación Española de Fútbol . El mayor interés se centraba en el 'holandés de oro', Johannes Cruyff. La decisión, escueta, según la nota oficial facilitada dice que se le suspende un encuentro por acumulación de amonestaciones. También se le amonesta y multa por desatender las instrucciones del árbitro, demorando su salida del terreno de juego tras ser expulsado», publicó ABC . Conocida la decisión, la pregunta era obvia: «¿Y la tarjeta roja?» En aquellos tiempos se le podía preguntar a la fuente más directa y conocedora del asunto. «El señor Reguera, presidente del Comité, se prestó amablemente para cuantas aclaraciones se creyeran pertinentes: 'Cuando Cruyff —según refleja en su acta el árbitro— pidió respetuosamente que se consultase al juez de línea y le fue mostrada la tarjeta blanca, a juicio del Comité no había motivo para ello, y, por tanto, no ha sido tenida en cuenta. Sin embargo, al reiterar su petición sí se hace acreedor a la amonestación. De este modo, ésa, a juicio del Comité, fue la primera tarjeta del encuentro y que determina el partido de suspensión por acumulación de cuatro amonestaciones, según está establecido. Resumiendo, la primera tarjeta no cuenta y la roja se considera como blanca '». Es decir, la Federación le perdonó a Cruyff la expulsión, solo le sancionó por acumulación de tarjetas (blancas entonces). Ni así se calmaron las aguas en Barcelona. Y es que, como escribió aquel mismo día Gilera en su columna de opinión de ABC, «las grandes figuras producen los grandes incendios . Es natural. Cruyff ha sido expulsado del terreno de juego en Málaga y ha levantado una polvareda, un humo que ha contaminado a tres ciudades, por lo menos: a Málaga, como escenario del suceso; a Barcelona, porque es la afectada, y a Madrid, porque aquí se cuece todo lo federativo y resuelve el Comité de Competición. En todas las provincias, además, se piensa en la influencia del centralismo en la política deportiva». La que parecía salomónica decisión federativa no contentó al Barça. Al contrario. Al día siguiente, 12 de febrero, «la Junta Directiva del Fútbol Club Barcelona facilitó a los medios informativos una extensa nota , después de una reunión en la que los dirigentes azulgrana examinaron la actual situación del equipo y las consecuencias de la expulsión de su jugador y capitán Johan Cruyff en el encuentro del pasado domingo en La Rosaleda, de Málaga». Ese comunicado del Barça era tan extenso como contundente. Constaba de nueve puntos —diez contando como tal la acotación final—, en los cuales la entidad catalana critica con dureza diversos aspectos del funcionamiento del fútbol español de la época: « Cuando el fútbol no es deporte, quienes creen que debe serlo están obligados a expresar su parecer. Con mayor motivo si han sido elegidos para regir el Club que cuenta con el mayor número de socios del país y con más actividades deportivas… 1.- La Junta ha estudiado todos los hechos y las informaciones relativas al partido jugado con el Málaga Club de Fútbol el pasado día 9 y, ponderando serenamente lo acaecido, ha llegado a la conclusión de la necesidad de ejercitar cuantas acciones y recursos estén a su alcance no sólo en relación con dicho partido, sino respecto a lo que implica como culminación de una vasta campaña desencadenada contra el Fútbol Club Barcelona y lo que representa ». En los puntos 2 y 3, el Barça se centra en la imposibilidad que tuvo durante toda esa temporada de alinear a Hugo 'el Cholo' Sotil , delantero peruano con el que había ganado la anterior Liga. En la plantilla estaba Cruyff y ese verano llegó el también holandés Neeskens . Es decir, eran tres extranjeros en un campeonato cuya normativa era muy clara: sólo podían jugar dos. Ni siquiera estaba permitido alternarlos. El que quedaba fuera, únicamente podía entrenarse y disputar amistosos. El descartado fue Sotil y los lamentos del Barcelona en la nota oficial señalaban las « dificultades absolutamente imprevisibles e insólitas » encontradas en el proceso de nacionalizar como español al jugador suramericano « que contrastan escandalosamente con la tolerancia que en este terreno beneficia a otro clubs ». Tras este preámbulo, los siguientes puntos del comunicado tratan otros asuntos : « 4.- El Fútbol Club Barcelona identifica la postura adoptada respecto a su jugador Hugo Sotil con el comienzo de una campaña de abierta hostilidad contra la entidad y lo que representa, y que se ha materializado en ataques e insinuaciones contra la Junta directiva, el entrenador y determinados jugadores, y muy destacadamente con referencia al jugador Johan Cruyff. 5.- El Fútbol Club Barcelona, aun aceptando que quizá el nivel de juego de su equipo ha descendido con respeto a la temporada anterior, quiere dejar expresa constancia de la repercusión que en la marcha del equipo y en la confianza de sus jugadores ha debido tener la referida campaña y el trato que viene sufriendo en muchas de sus confrontaciones más decisivas. 6.- Que las aludidas circunstancias parecen obedecer a un plan preconcebido, sobre todo si se comparan con las actuaciones arbitrales respecto a otros equipos, siendo particularmente evidente al respecto lo sucedido hace pocas jornadas en el propio campo de La Rosaleda, donde un equipo ganó con escándalo y la consecución de algún gol fundamental absolutamente inexistente, acompañado de la expulsión de un jugador del Málaga (alude al triunfo del Real Madrid, 1-3, el 12 de enero de 1975): es decir, una situación diametralmente opuesta a la del pasado día 9. 7.- Interesa subrayar, sin embargo, que el Fútbol Club Barcelona nunca ha puesto ni pondrá en duda la honorabilidad de los árbitros españoles. Antes al contrario, considera urgente reforzar al máximo su autoridad, tan menoscabada actualmente por las presiones subterráneas y coacciones ambientales de todo tipo a que se ven sometidos. No puede haber jueces justos si no hay jueces independientes. 8.- El Fútbol Club Barcelona es consciente de no ser el único perjudicado por la anómala estructuración del fútbol en este país, que adolece de todos los inconvenientes y deficiencias derivados del centralismo más acusado, tanto en su gestión como en su organización. Por ello aboga por una democratización de las estructuras federativas, con las participaciones razonablemente adecuadas de clubs de todas las categorías y de las distintas Federaciones regionales, para devolver así al concepto de 'Federación' su auténtico sentido. 9.- El Consejo directivo del Fútbol Club Barcelona quiere hacer pública su felicitación a los jugadores de su primer equipo por la entrega que en defensa de sus colores demostraron en el partido del pasado domingo en Málaga, y especialmente al capitán, Johan Cruyff, por su ejemplar comportamiento y sentido de responsabilidad. Finalmente expresa su confianza en que la campaña antibarcelonista haya tocado a su fin, así como su convicción de que ha desembocado en fines opuestos a los que inicialmente perseguía: esto es, reforzando, más aún si cabe, la unidad de la compacta masa de socios y simpatizantes del Fútbol Club Barcelona en toda Cataluña y España». El Barcelona fue un paso más allá en sus denuncias. De hecho, el presidente, Agustín Montal , convocó una rueda de prensa el mismo día de la emisión del comunicado. Y dejó varias perlas dialécticas para la historia del fútbol español : «Nosotros, ahora, pensamos esencialmente en la Copa de Europa , a pesar de que no hemos lanzado la esponja en la Liga. Deseamos la crítica. Pero lo que no aceptamos son las mentiras y los bulos, que han llegado a límites inadmisibles… Lo indispensable es que los árbitros sean independientes . Que el árbitro pueda mantenerse siempre ajeno al ambiente que ahora se ha creado contra el Barcelona y que mañana puede, asimismo, levantarse contra otro club… La palabra Federación quiere decir Asociación, cuyos miembros eligen libremente a los dirigentes que les rigen. Es menester modificar el centralismo que impera en esa Federación Española. Para que la Federación Española de Fútbol sea representativa de ese espíritu que ya se ha logrado en las Federaciones Regionales a través de la elección de sus directivos, es menester que los miembros de la Nacional sean elegidos por los clubs». El escándalo se prologó durante varios días. Sin ir más lejos, en el número de 'Blanco y Negro' —suplemento de fin de semana de ABC— del 22 de febrero, Montal y el Barça fueron portada . Y en páginas interiores, Raimon Carrasco, vicepresidente, insistió en la línea oficial expresada por el club: «Tenemos la impresión —sería difícil hablar objetivamente de certezas— de que el Barcelona no recibe el mismo trato que otros clubs. Son ya muchos ejemplos... ¿Y los árbitros? ¿Fue razonable la actuación del colegiado en Málaga? No. Cruyff protestaba con toda la razón. Sin embargo, se llegó al extremo de esa imagen difícil —difundida por toda la Prensa del mundo—que es el jugador número uno del mundo sacado por la fuerza pública... Nosotros no nos sentimos cercados, aunque sí irritados . En cuanto a lo oficial, yo sólo le diría que sería más racional que el presidente de la Federación Española fuese elegido democráticamente por los representantes de los clubs. En cuanto a que la orquestación venga de un club, tampoco lo creo. Aunque el problema existe». Tres meses después del revuelo, el Real Madrid (50 puntos) se proclamó campeón de Liga con enorme ventaja sobre el Zaragoza (38) y el Barcelona (37). Desde entonces, aunque no lo parezca, en el fútbol español —y en la vida— han pasado 50 años. Medio siglo.